Jorge Ramos: La gran tragedia es que la mitad de los latinos en EE UU no va a votar

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Jorge Ramos (Ciudad de México, 1958) define a Florida como el hogar de todos los exiliados de América Latina. Hace 37 años que el periodista dejó México huyendo de la censura gubernamental a la prensa y se refugió en Miami. “Es donde llegan los que no tienen casa y están buscando un nuevo hogar”, dice. Se encontró con un hervidero latinoamericano que no ha parado de crecer desde entonces y que ya suma el 20% de la población de la península: los latinos. Un grupo multicultural que él entiende a la perfección y que a los partidos políticos les ha costado décadas descifrar. Todavía en la campaña presidencial de 2020, ni Joe Biden, ni Donald Trump han conseguido del todo conectar con este grupo demográfico, a pesar de que líderes de opinión como Ramos han vivido años explicándolo.

Emblema de la cadena de televisión Univisión, el periodista asegura que, como los latinos en EE UU, la industria periodística está en constante cambio. “A los estudiantes les digo ‘véanme bien porque soy un dinosaurio'”, bromea. Ramos le plantó cara a Donald Trump en 2015, en una conferencia de prensa, y cuestionó al entonces candidato republicano sobre sus dichos de que los mexicanos que llegaban a Estados Unidos eran “criminales” y “violadores”. El episodio resultó en su expulsión del evento y el veto de la Casa Blanca en los siguientes cuatro años. El periodista mexicano está convencido de que el ganador de las elecciones del próximo martes necesitará el respaldo de la comunidad hispana para proclamar una victoria contundente.

Pregunta. Estados Unidos se encuentra en un momento muy polarizado, ¿cuál es su visión respecto a este 3 de noviembre?

Respuesta. Creo que el día de las elecciones va a ser un terrible choque en Estados Unidos. Desde que llegué en 1983, nunca había visto al país tan dividido como ahora. Más allá de pensar que se trata de un choque entre Donald Trump y Joe Biden, lo que se está enfrentando son dos visiones totalmente distintas de este país. No podemos olvidar que no es Donald Trump solo, sino que hubo más de 62 millones de personas que votaron por él. De esos, más de tres millones y medio son latinos, y eso para muchos es un misterio. ¿Cómo es posible que alguien que ha hecho comentarios racistas y sexistas, que se niega a condenar a grupos de supremacistas blancos, consiga el voto de un latino? Primero, los latinos no somos monolíticos y, segundo, para muchos latinos hay otros temas más importantes que el racismo y el sexismo. Por ejemplo, están la economía o el tema de Cuba y Venezuela.

P. ¿Cree que en este momento ninguna de las dos opciones están tomando de una forma seria al voto latino?

R. Lo llamo el síndrome de Cristóbal Colón. Cada cuatro años el Partido Republicano y el Partido Demócrata nos redescubren, nos tratan de enamorar, y después se olvidan de nosotros los siguientes tres años. El problema para los latinos es el siguiente: por una parte tienes a un presidente racista y por otra parte tienes a un partido que ha hecho muchas promesas que no ha cumplido. ¿Por qué votar por el Partido Demócrata cuando no cumplió la reforma migratoria que nos había prometido y cuando Barack Obama deportó a más de tres millones de personas durante su Gobierno? ¿Por qué creerles ahora? Ese es el dilema. Casi siempre los demócratas tienen alrededor de dos terceras partes del voto latino y los republicanos una tercera parte, más o menos. Lo interesante es que cuando el candidato republicano se acerca a esa tercera parte, gana la presidencia. Ocurrió con Ronald Reagan, George Bush padre, George W. Bush, y con Donald Trump. Por eso el voto latino es tan importante. En estas elecciones hay 32 millones de votantes latinos. La gran tragedia es que casi la mitad no va a ir a las urnas, pero aún los pocos que vayan pueden definir la elección en estados como Florida y Arizona, y si Biden gana Florida y Arizona, gana la presidencia.

P. Los datos muestran cómo ha cambiado la población latina en los últimos años. Algunos no hablan español, o al ser latinos no son necesariamente demócratas. ¿Cuál es la dirección que está tomando el crecimiento de la población latina?

R. Hay muchos cambios. Cuando llegué a principios de los años 80, había 15 millones de latinos y ahora somos más de 60 millones. La mejor forma de entenderlo es pensar en los latinos como si fueran un país aparte, con todas sus diferencias y todas sus desigualdades. Cuando llegué, los latinos se dividían en tres grupos: mexicanos, cubanos y puertorriqueños, eso era todo. Ahora somos muchas mezclas y creo que el término que mejor se aplica es latinx, más que latinos, más que hispanos, más que latinoamericanos en Estados Unidos y este término, latinx, incluye a muchos grupos que antes estaban siendo discriminados o que no eran incluidos en el término latino o hispano. Me refiero a grupos LGBT, indígenas, indocumentados, a gente que no se sentía parte de esta gran familia latina. Las encuestas, sin embargo, indican que a pesar de esta diversidad latina, los temas que más le preocupan a los hispanos o a los latinxs son exactamente los mismos que a los estadounidenses. Los tres grandes temas: economía, salud y educación, y migración es cuarto o quinto.

P. ¿Ya no les interesa tanto la migración como hace unos años?

R. Cada vez hay más latinos que se han hecho ciudadanos estadounidenses. La mayor parte del crecimiento de los latinos en Estados Unidos ya no viene de inmigrantes, sino de latinos nacidos en Estados Unidos y para muchos el tema migratorio no es su problema, ya son ciudadanos estadounidenses. Aún hay 11 millones de latinos que son indocumentados y ese es un grave problema que hay que resolver.

P. ¿Por qué cree que los partidos no acaban de conectar con los latinos si ya es una población tan grande, y si ya es tan decisiva para las elecciones?

R. El tema siempre es la falta de representación. Nuestras caras no se ven en las grandes compañías, ni en Hollywood, ni en los grandes parques industriales de California, ni en el Senado de los Estados Unidos, ni en el Congreso. No hay una representación latina suficiente. Somos el 20% de la población, pero solo hay cuatro senadores, ¡cuatro!. Deberíamos tener veinte senadores, pero solo tenemos cuatro. Hay cambios, pero son muy lentos. Un problema es que no somos parte de la toma de decisiones. Los latinos estamos yendo de grandes números a un pedacito de poder.

P. ¿Cómo explica el fenómeno de los latinos que están con Trump?

R. En las pasadas elecciones presidenciales, Trump obtuvo el 28% del voto latino. Lo primero que hay que decir es que para esos votantes el tema del racismo no era tan importante y el tema migratorio tampoco. Para ellos, había otros temas que eran más importantes, particularmente el económico, la creación de empleos, y luego el tema del socialismo y que ellos perciben a Donald Trump como una persona que podía lograr cambios en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Sería un error pensar que porque Trump ofendió a los inmigrantes latinos en el 2015 al decir que eran criminales y violadores, ya todos los latinos en Estados Unidos iban a reaccionar negativamente a eso. Los latinoamericanos venimos de países donde hay mucha violencia, donde la idea de la ley y el orden no prevalece, donde hay mucha corrupción y cuando ven a un candidato que les promete lo opuesto lo aceptan. Lo interesante también ha sido lo que el Centro Pew llama: “trumpistas tímidos u ocultos”. Estos no se atreven a decirle a los encuestadores que van a votar por Trump o que votaron por Trump, porque es mal visto. En las encuestas del 2016, y no sabemos en las del 2020, había muchísimos trumpistas tímidos u ocultos que no les dijeron la verdad a los encuestadores o que fingieron u ocultaron sus preferencias.

P. ¿Qué opina de las acusaciones de Trump en las que señala a Biden y a los demócratas como socialistas?

R. Hay que decir que todo eso es propaganda. Joe Biden no es socialista y el socialismo de Bernie Sanders o de Alexandria Ocasio-Cortez es muchísimo más parecido al de los socialismos democráticos de los países escandinavos que al socialismo de Nicaragua, Cuba y Venezuela. Para alguien que ha sido exiliado de estos países, es un tema muy personal. Por eso su cercanía a Trump. Hay venezolanos que creen que solo él puede iniciar una intervención militar en Venezuela, a pesar de que es clarísimo que Estados Unidos no tiene la menor intención de hacerlo.

P. ¿Cómo cree que Trump ha cambiado a Estados Unidos en estos casi cuatro años?

R. Se ha convertido en un país más racista que discrimina en contra de los inmigrantes, un país donde se acabó la posibilidad de consenso. Es increíble, por ejemplo, que temas que solo me tocaba cubrir en América Latina como periodista, de líderes o dictadores que se negaban a entregar el poder, de pronto ahora me toquen cubrirlos en Estados Unidos. América Latina nos ha entrenado a los periodistas latinoamericanos para cubrir a Donald Trump. Ahora tenemos a un Trump que en varias ocasiones se ha negado a decir que va a reconocer los resultados de las elecciones, si no le son favorables. Ese tipo de cosas donde se rompe el orden democrático institucional solo me había tocado cubrirlo en Venezuela, en Nicaragua, en México hasta el año 2000, pero no en Estados Unidos y ahora nos estamos enfrentando precisamente a esa situación.

P. En estos años con Trump, la gente pone en cuestión el trabajo de la prensa. ¿Cómo ha afectado eso su trabajo en estos cuatro años?

R. Nos encontramos contra un presidente que ha designado a los periodistas como enemigos del pueblo, que hace ataques directos a la prensa, que pone en peligro nuestro trabajo en Estados Unidos. Como periodistas nos obliga al siguiente análisis: ¿Cuál es nuestro papel frente a Donald Trump? ¿Debemos ser objetivos y neutrales o estamos obligados a tomar una postura? Creo que Donald Trump nos ha obligado a los periodistas a tomar postura en casos de racismo, de discriminación, de corrupción, de violación a los derechos humanos, de dictaduras. Los periodistas estamos obligados a tomar una posición. En el caso de Trump, por su racismo y discriminación, no podemos ser neutrales frente a él. No se vale ser neutrales frente a él porque no estaríamos haciendo bien nuestro trabajo. Cuando tienes a un presidente tan mentiroso, estás obligado a cuestionarlo y criticarlo constantemente.

P. ¿Qué tarea tendrá Biden si gana la presidencia?

R. El principal reto de Biden sería volver a unir a Estados Unidos. La campaña de Biden, ha sido una campaña silenciosa, casi ausente, basándose en el principio político de que si tu contrincante se está autodestruyendo, no debes intervenir. Trump en los últimos días se ha estado autodestruyendo, no únicamente por sus constantes declaraciones políticas, sino por el terrible manejo que ha hecho con la pandemia. El virus puede ser el elemento que termine con la presidencia de Donald Trump y esa es la gran diferencia entre el 2016 y el 2020.

P. La pandemia está desnudando también otros problemas…

R. Sin la menor duda, la covid-19 ha afectado de una forma desproporcionada a las minorías en los Estados Unidos. Entonces, ha hecho aún más pobres a los más pobres y vulnerables a los más vulnerables. Lo que ocurre en las grandes ciudades es que los latinos y los afroamericanos son los más afectados, mucho más que otros grupos, por el virus. Esto puede costarle la presidencia a Donald Trump. Antes de la pandemia los niveles de desempleo habían bajado muchísimo y debido a esto, a que la mayoría de los estadounidenses tenía un buen trabajo y salario, muchas personas hacían al lado el sexismo y el racismo, y todas las confrontaciones sociales.

P. Florida es uno de los estados más afectados por la pandemia, ¿eso podría ser decisivo para los votantes?

R. Florida y Arizona fueron dos estados que votaron por Trump y yo soy de la teoría de que las pasadas elecciones no fueron decididas en Pensilvania, Wisconsin y Michigan como muchos creen, sino que fueron decididas en Florida y Arizona. Si los 29 votos electorales de Florida y los 11 votos electorales de Arizona se hubieran ido al partido demócrata, hoy Trump no sería presidente. Fueron estados que se definieron por menos de 100.000 votos cada uno. El terrible manejo de la pandemia en estados como Arizona y Florida, de nuevo me parece que pueden definir quién será el próximo presidente. Las encuestas sugieren que Arizona y Florida esta vez se van a ir con Joe Biden. Es en el Estado de Florida donde se puede elegir al próximo presidente, quizás sea de una forma tan parecida como ocurrió en el año 2000 cuando por la intervención de la Corte Suprema de Justicia se le asignaron los votos electorales de Florida a George W. Bush y le ganó a Al Gore.