El Ejército de Liberación Nacional (ELN), con el que el gobierno de Colombia acaba de iniciar negociaciones formales de paz, no es simplemente la segunda guerrilla más grande del país, detrás de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Ciertamente es más pequeña en escala. Fuentes del gobierno estiman en torno a 1.300 el número de guerrilleros armados del ELN, al tiempo que se calculan en más unos 6.500 a los de las FARC.
Pero mientras este último grupo tiene fuerte base rural y un histórico gran despliegue militar, el ELN se mueve en una escala menor desde el punto de vista armado, pero tiene un profundo alcance a nivel político, trabajando sus bases sociales en las zonas del país en las que opera.
Nació, al igual que las FARC, en 1964, pero en otra zona del país.
Intelectuales
Las FARC surgieron en Marquetalia, departamento de Tolima, como respuesta a una avanzada del Ejército sobre un grupo de campesinos que había establecido una suerte de república independiente.
El ELN nació más al norte, en el departamento de Santander, en San Vicente de Chucurí, a menos de 100 kilómetros del corazón petrolero y sindical del país, Barrancabermeja.
Sus fundadores no fueron campesinos en armas, como los de las FARC, sino intelectuales inspirados por la ideología marxista y la Revolución Cubana; de hecho, fueron a entrenarse a la isla y Fidel Castro los ayudó materialmente.
“Puesto que carecía de las raíces que tenían las FARC en un genuino movimiento campesino”, dice el historiador David Bushnell en su libro “Colombia: una nación a pesar de sí misma”. Y agrega: “el ELN se construyó en un modelo de guerrilla terrorista de izquierda, generalizado en América Latina, que tenía la peculiaridad de reclutar a sus combatientes entre jóvenes descontentos de clase media”.
Desde el inicio el ELN declaró su objetivo de tomar el poder, algo que las FARC recién explicitaron en la década del 80.
Camilo Torres
En diciembre de 1965 se dio un hecho que marcaría para siempre al ELN. El ingreso en el grupo del carismático cura Camilo Torres Restrepo, quien pocas semanas después sería muerto en un enfrentamiento con el Ejército.
El breve paso de Torres le dio a la guerrilla su elemento religioso desde lo ideológico y en cuanto a la composición de sus filas: otros curas y monjas decidieron seguir el camino de Torres; su influencia alcanzó incluso a religiosos desde Chile hasta Centroamérica.
Uno de los hombres que decidió unirse al ELN fue el sacerdote español Manuel Pérez Martínez, quien llegó a ser comandante de esa guerrilla hacia 1983 y mantuvo el rol hasta su muerte por enfermedad en 1998.
Así, el ELN terminó construyendo un pensamiento que combina las ideas revolucionarias con las de la teología de la liberación.
“Es una mezcla de Jesús, Marx y Che Guevara“, le dijo a BBC Mundo Víctor de Currea Lugo, académico de la Universidad Nacional de Colombia, quien conoce profundamente al grupo guerrillero y tiene acceso a sus comandantes.
Su simpatía hacia la Iglesia es palpable: uno de sus interlocutores habituales es, por ejemplo, el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve.
Estructura
Muchos especialistas sostienen que la gran diferencia entre las FARC y el ELN es que mientras la primera es esencialmente una guerrilla armada que además hace política, el ELN es un grupo político con armas.
Se cree también que el secretariado de las FARC, que comanda a la organización, tiene una capacidad de mando más vertical sobre los bloques en los que está organizada esa guerrilla que el Comando Central (COCE) del ELN sobre sus frentes.
FARC y ELN se enfrentaron en ocasiones por disputas territoriales, hasta alcanzar un acuerdo en 2010.
Aunque ha negado cualquier vínculo con el narcotráfico -como si lo han estado las FARC- las autoridades colombianas dicen que en la actualidad el ELN participa de la cadena del negocio de las drogas.
Es uno de sus mecanismos de financiación, junto con la extorsión y el secuestro.
Petróleo y secuestro
El ELN fue casi fue eliminado a comienzos de los 70, por una ofensiva de las fuerzas de seguridad, pero logró sobrevivir y fortalecerse.
Su período de más actividad fue en la década del 90, cuando llevó a cabo cientos de secuestros y acciones contra la infraestructura del país, especialmente la petrolera.
De hecho, nunca dejó de secuestrar ni dejó de atacar a la fuerza pública y la infraestructura energética, fundamentalmente la petrolera.
Cobró millonarias extorsiones por no impedir la construcción de un oleoducto, que salía desde el departamento de Arauca, tras el descubrimiento de pozos en los 80, relata Bushnell.
Y después empezaron a volar tramos periódicamente.
“A manera de protesta contra la extremada ‘generosidad’ de los contratos suscritos entre el gobierno colombiano y las multinacionales que compartían la explotación de los pozos de Ecopetrol”, explica el historiador.
Con esa táctica, además del impacto económico, han contaminado ríos y tierras.
Como las FARC, el ELN es considerado una organización terrorista por EE.UU.
Como con las FARC, esta no es la primera vez que se lleva adelante un intento de alcanzar la paz con este grupo; incluso hubo diálogos preliminares durante el gobierno de Álvaro Uribe, predecesor del actual presidente Juan Manuel Santos.
Los más recientes acercamientos, que ahora ya entraron en fase pública, comenzaron a principio de 2014.