Expertos admitían hasta el sábado entrada la noche que la respuesta de Rusia contra Ucrania lanzando misiles supersónicos, constituía el escenario ideal para una respuesta ideal de parte de los aliados del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Curiosamente el misil Oreshnik (Nuez, en traducción libre) acaba de cambiar el juego. Los líderes de la OTAN están demasiado “woke” y retrasados como para darse cuenta del calado de la intervención rusa.
Estas las pistas
Rusia sin duda ha puesto sus sistemas de armas cinéticas Oreshnik en misiles intercontinentales no nucleares. Esto significa que Rusia puede destruir la Casa Blanca, por ejemplo, sin utilizar un arma nuclear en absoluto, y no hay defensa alguna contra este nuevo sistema de armas. Con Oreshnik, Rusia puede esencialmente hacer llover armas cinéticas de alta velocidad con impunidad, en cualquier parte del planeta, aprovechando el pozo gravitatorio de la Tierra. Nadie en los medios corporativos occidentales se ha dado cuenta de esto todavía. Rusia ha superado en ingeniería a todos los ejércitos de Occidente, con una fracción del presupuesto de los países occidentales. Este es un punto de inflexión histórico significativo en la tecnología militar, pero casi nadie lo ve todavía. Se asimilará muy pronto, especialmente cuando más masas de hipervelocidad comiencen a llover desde los cielos sobre objetivos occidentales.
Por ahora, algunos conspiracionistas llaman a esta arma “la ira de Dios” porque es exactamente la manera en que Dios destruyó a Sodoma y Gomorra. Armas cinéticas de alta energía arrojadas desde el espacio. Mientras Rusia lograba avances armamentísticos históricos y significativos, Estados Unidos anunció una tripulación de pilotos de helicóptero compuesta exclusivamente por homosexuales y presentó a un travesti con peluca como oficial de la Fuerza Espacial.