
Brabucón, como es, el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, amenazó que no descarta un nuevo bombardeo a Irán. En qué momento lo dice y por qué. El analista internacional Andrés Malamud en un reportaje concedido a Modo Fonteveccia considera que el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu le sirvió en bandeja de oro el ataque del pasado sábado de madrugada a su aliado estadounidense.
De acuerdo al análisis el Ejército de Israel después de minar la resistencia de los sistemas de defensa iranís y asesinar a los cerebros que tenían a su cargo la arquitectura del armado nuclear, dejaron la mesa limpia de obstáculos para que su aliado ejecute los bombardeos con armamento que Israel no posee. Netanyahu ofreció la oportunidad al mandatario de los EEUU a atacar las instalaciones donde se cree se cumplen actividades para el desarrollo de la bomba nuclear.
Ese armado voluntarioso del líder israelí le permitió al jefe de la potencia romper el cerco por mentir sus propuestas de campaña. El candidato republicano señaló que una vez en el gobierno acabaría en 24 horas las guerras en el Medio Oriente y Ucrania. Ninguna de sus promesas se cumplió. Netanyahu entonces le dijo que tenía en sus manos terminar (una guerra) con un ataque fulminante y un nuevo conflicto mundial para que la opinión publica volviera a creer en sus ofertas de apaciguar el mundo.
El analista asegura que esto ha podido dar resultados, pero hace varias observaciones de la forma como se organizan las capacidades nucleares y la configuración mundial a propósito de las potencias (nueve) que poseen armas de destrucción masiva. La idea, en este caso, a los no creyentes de que Irán ya ha desarrollado al menos 90% de su arsenal nuclear, es ejecutar un plan de contención; evitar sus afanes belicistas para sumarse a esas nueve potencias porque su principal objetivo es Israel.
En ese escenario las declaraciones (bravuconadas) de Trump pueden caer en igual tono a los mandatarios de los países en conflicto. Y es lo que precisamente ha hecho. Crítico al líder supremo de Irán, Ali Khamanei, que ha dicho que “abofeteó a Estados Unidos” tras atacar bases estadounidenses en Irak y Catar. Mientras el bravucón hace el fardo. “Tienen que decir la verdad. Los golpeamos hasta la muerte y a Israel también. Ambos fueron golpeados, y era un gran momento para ponerle fin”.
Una declaración que desconoce la rehabilitación de credibilidad que le ofreció Netanyahu. Es lo que en tiempos de guerra se llama comer con el enemigo en la misma mesa.