Los 3 países en donde no ondea la bandera de EE.UU.
Desde este viernes, la bandera de Estados Unidos ondea por primera vez en 54 años en la isla de Cuba.
La reapertura de las embajadas de los dos países -que ya era oficial desde el pasado 20 de julio-, deja una lista cada vez más reducida de países con los que Washington no tiene relaciones diplomáticas.
BBC Mundo le cuenta en qué países y por qué no ondea oficialmente la bandera estadounidense.
Bután
De los tres países de la lista, puede que este sea el caso más inesperado ya que Estados Unidos y Bután nunca han tenido conflictos ni se han agredido.
De hecho sólo dos países, Bangladesh e India, tienen embajadas en la capital de Bután, Thimphu.
Bután es un pequeño, remoto y empobrecido reino enclavado en el Himalaya, entre dos poderosos vecinos: India y China.
Sin salida al mar y casi completamente aislado durante siglos, ha tratado de dejar entrar algunos aspectos del mundo exterior al mismo tiempo que protege ferozmente sus tradiciones.
La “Tierra del dragón del trueno”, como se traduce al español Druk Yul, su nombre en butanés, sólo comenzó a abrirse a los extraños en la década de los 70. En 1971, se convirtió en miembro de Naciones Unidas.
Aunque Bután y Estados Unidos nunca han establecido relaciones diplomáticas formales, los dos países mantienen relaciones cordiales e informales a través de la embajada estadounidense en Nueva Delhi, India, que cumple funciones consulares para el primero, y la Misión de Bután ante la ONU en Nueva York.
De acuerdo a información del Departamento de Estado de EE.UU., el gobierno estadounidense invita anualmente participantes butaneses al país a través de programas académicos.
En enero de este año, John Kerry se reunió con Tshering Tobgay, primer ministro de Bután, en una cumbre regional en Ahmedabad, India.
Ese encuentro fue la primera reunión entre el jefe de la diplomacia de Estados Unidos y un líder de Bután.
Las conversaciones fueron fluidas pero el establecimiento de relaciones diplomáticas no fue un tema en la agenda.
Irán
La imagen de banderas de EE.UU. ardiendo o siendo pisoteadas en las calles de Irán se volvió común después de la Revolución Islámica de 1979.
Ese año, la monarquía fue derrocada y el país se convirtió en una república islámica en la que los clérigos asumieron el control político bajo el líder supremo Ayatola Jomeini.
El ayatola llegó a referirse a Estados Unidos como “el gran satán” y con ese sobre nombre pasó a ser conocida la potencia norteamericana.
Washington estableció relaciones diplomáticas con Persia en 1883, pero las rompieron en 1980 después de que un grupo de estudiantes iraníes tomaran control de la embajada de EE.UU. en Teherán y mantuviera a 52 personas como rehenes por varios meses.
Los estudiantes protestaban porque EE.UU. acogió en su territorio al sha derrotado en unos meses antes.
En 2002, el entonces presidente de EE.UU., George W. Bush, declaró a Irán como parte de un “eje del mal”.
Y aunque Barack Obama adoptó un tono menos agresivo, Washington continuó por años acusando a Irán de tratar de desarrollar armas nucleares.
Irán siempre insistió en que sus ambiciones nucleares eran pacíficas.
Tras un largo camino de diálogos, en julio pasado, un grupo de seis potencias mundiales -entre las que se encuentra EE.UU.- firmó un acuerdo con Irán sobre su programa nuclear.
El acuerdo, que está en espera ser ratificado en los respectivos países, podría aliviar a Irán de un fuerte embargo económico que lo ha mantenido en una especie de ostracismo global.
Según dice en el página web del Departamento de Estado de EE.UU., el hecho de que Irán no reconozca el derecho de Israel a existir como país “ha obstaculizado las posibilidades de paz en Medio Oriente por haber armado a militantes, incluyendo a Hamás, Hezbolá y la Yihad Islámica Palestina”.
Corea del Norte
Durante décadas, Corea del Norte ha sido una de las sociedades más cerradas del mundo.
Es una nación relativamente joven, que se formó 1948, con un régimen de gobierno nominalmente comunista.
Su historia está dominada por su gran líder, Kim Il-sung, que aunque murió en 1994, fue nombrado presidente “eternamente”.
EE.UU. nunca ha tenido relaciones diplomáticas con Corea del Norte. Pero sí las estableció con la dinastía Joseon en 1882, cinco décadas antes de la división de la península de Corea.
Desde 1910, y por 35 años, Japón ejerció poder colonial sobre Corea, lo que sumado a los efectos de la Segunda Guerra Mundial, terminó dejando el territorio dividido en dos zonas de ocupación: la Unión Soviética en el norte y EE.UU. en el sur.
Los dos territorios no lograron unificarse y en 1948 fueron establecidas oficialmente las dos naciones: la República de Corea en el Sur y la República Popular Democrática de Corea en el Norte.
Desde entonces, EE.UU. ha respaldado los intereses de Corea del Sur, liderando incluso su defensa del ataque norcoreano durante la Guerra de Corea desatada en 1950.
Hoy, la embajada de Suecia en Corea del Norte ofrece servicios consulares limitados para los ciudadanos estadounidenses.
Corea del Norte por su parte, no tiene embajada en Washington pero tiene presencia a través de su misión ante la ONU.
A pesar de no tener relaciones entre los gobiernos, EE.UU. tiene una potestad única para asistir a Corea del Norte en programas humanitarios.
El país asiático ha experimentado períodos de hambruna y en varias ocasiones EE.UU. le ha proporcionado ayuda alimentaria, médica y suministros de electricidad.
El programa nuclear norcoreano es otro punto de conflicto constantemente entre las dos naciones.
Aunque se han emprendido múltiples esfuerzos diplomáticos para frenar las ambiciones atómicas de los norcoreanos y se han logrado acuerdos parciales e intermitentes, muchas veces han sido saboteados por pruebas nucleares espontáneas de los norcoreanos.