Este año, algunas de las organizaciones criminales más notorias de América Latina y el Caribe experimentaron cambios significativos, lo que evidencia tanto su capacidad de adaptación como sus vulnerabilidades.
Las principales organizaciones criminales de la región continúan representando una amenaza para la seguridad civil. Algunos de estos grupos han enfrentado disputas internas que han desatado olas de violencia, mientras que otros han sido objeto de represión por parte de las autoridades. Sin embargo, se adaptan y evolucionan año tras año, exacerbando la inestabilidad y perpetuando ciclos de violencia.
1. El Cartel de Sinaloa: La ruptura entre los Chapitos y El Mayo
El Cartel de Sinaloa atravesó uno de los años más críticos de su historia debido al estallido de las tensiones entre la facción de Ismael Zambada, alias «El Mayo» y los Chapitos. Tras la captura de El Mayo en un presunto secuestro por parte de un integrante de los Chapitos, los enfrentamientos entre este grupo y la “Mayiza” se agudizaron en Sinaloa, posiblemente impulsados por venganzas o ajustes de cuentas. Esta división interna expone una coyuntura clave para el grupo y plantea interrogantes sobre el futuro de una de las redes de narcotráfico y crimen organizado más influyentes de la región.
2. Tren de Aragua: Una amenaza que se expande en medio de una fractura de liderazgo
El Tren de Aragua, una de las bandas criminales más notorias de Venezuela, ganó mayor visibilidad en la región, en parte por las frecuentes menciones de Donald Trump durante su campaña presidencial. Sin embargo, muchos de los supuestos miembros arrestados en países como México y Estados Unidos han sido identificados únicamente por su nacionalidad venezolana, sin evidencia que los vincule a la organización. Además, es posible que algunos hayan sido impostores, lo que complica la identificación de los verdaderos integrantes de la banda
De manera paralela, una serie de golpes, incluidos arrestos de líderes de alto perfil, han puesto en evidencia las vulnerabilidades dentro del grupo. A medida que las autoridades de varios países en la región intensifican sus esfuerzos para contener el crecimiento de la organización, persiste la interrogante de si el Tren de Aragua podrá mantener su influencia transnacional.
3. ELN: Rupturas durante las conversaciones de paz
El Ejército de Liberación Nacional (ELN), el principal grupo guerrillero de Colombia, enfrentó tensiones internas este año tras la interrupción de las conversaciones de paz con el gobierno. Una división interna debilitó la unidad del grupo, incluso cuando buscaba proyectarse como una fuerza cohesionada. Esto podría complicar las negociaciones futuras y alimentar la violencia localizada en los territorios. Con el cese al fuego entre el ELN y el gobierno expirado, es posible que en 2025 se produzca un repunte de los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y el grupo guerrillero, lo que aumentará el riesgo de que civiles queden atrapados en el fuego cruzado.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos en las conversaciones de paz, ambas partes han acordado volver a reunirse en 2025 para evaluar el futuro de las negociaciones.
4. MS13: Un gigante en decadencia bajo la mano dura de Bukele
La MS13 de El Salvador recibió varios golpes durante el “estado de excepción” del presidente Nayib Bukele. Las detenciones masivas y las medidas represivas sin precedentes redujeron la visibilidad y la capacidad operativa de la pandilla. Aunque los críticos advierten sobre los abusos a los derechos humanos y los riesgos a largo plazo de las tácticas de mano dura, la reducción de la presencia de la MS13 es innegable. Esto la convierte en uno de los perfiles más relevantes del año, especialmente a luz de nuestro análisis sobre el supuesto milagro de la seguridad.
5. CJNG: Aumenta la presión de EE.UU. sobre el grupo más violento de México
El Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) enfrentó una creciente presión por parte de las autoridades estadounidenses este año, consolidando su estatus como objetivo prioritario en la guerra contra las drogas. Washington aumentó las sanciones, anunció nuevas extradiciones y aumentó la recompensa por información que conduzca a la captura del líder Nemesio Oseguera Cervantes, alias «El Mencho» a US$15 millones. Estas medidas subrayan el papel del CJNG como uno de los grupos más violentos e influyentes en México, a pesar de que su liderazgo sigue siendo esquivo.