Luego de 22 años sin ejército, Haití está creando uno nuevo

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Foto: Getty Images

Era 1991 y Haití acababa de elegir democráticamente a su primer presidente, Jean-Bertrand Aristide. Sin embargo, pese a su histórica victoria, no duró en el poder ni 7 meses.

Como había sucedido en el pasado, el Ejército derrocó a Aristide e instauró un gobierno militar.

Por eso, cuando en 1994 recuperó el poder gracias a una fuerte presión internacional y a la ayuda militar sobre todo de Estados Unidos, Aristide tomó una decisión radical: eliminar a las Fuerzas Armadas.

Luego de 22 años, esta semana el gobierno de Haití abrió el registro a hombres y mujeres de 18 a 25 años que deseen formar parte del nuevo ejército del país.

Según informó el Ministerio de Defensa en su página oficial, el llamado busca “recuperar” la “soberanía nacional”.

La función de las nuevas Fuerzas Armadas será patrullar los mares y la frontera con República Dominicana -país con el cual comparte la isla La Española- para evitar el contrabando, además de ayudar a lidiar con los desastres naturales, dijo el ministro de Defensa de Haití, Herve Denis, a la agencia Reuters.

BBC Mundo solicitó declaraciones oficiales a la cartera, pero no recibió respuesta.

¿Por qué Haití decidió abandonar la lista de países sin Ejército, integrada por una escasa veintena de naciones?

La partida de los cascos azules

Las nuevas Fuerzas Armadas contarán con 500 reclutas, un número muy reducido si se tiene en cuenta que el país tiene casi 11 millones de habitantes y cuenta solo con 15.000 agentes de policía.

Desde hace 13 años en Haití hay una misión de Naciones Unidas (ONU), con más de 2.300 Cascos Azules.

Sin embargo, ese número se encuentra en descenso. En abril el Consejo de Seguridad de la ONU acordó el retiro gradual de sus fuerzas de seguridad, dejando sólo una pequeña presencia a partir de octubre.

La partida de los Cascos Azules hizo resurgir el debate de si Haití debería o no volver a tener un ejército.

Más seguridad y trabajo

“No lo veo como un ejército. Para mí es más una defensa que una fuerza de seguridad“, dijo Herve Denis en una reciente visita a Estados Unidos, según informó el diario estadounidense The Miami Herald.

Tanto Denis como el presidente de Haití, Jovenel Moïse, han destacado en sucesivas oportunidades que el restablecimiento de las Fuerzas Armadas es un derecho constitucional de Haití, ya que ni Aristide ni los sucesivos gobiernos incluyeron su desmantelamiento en la Carta Magna del país.

“Tenemos fronteras que no están controladas. Tenemos inseguridad y desempleo en el país”, afirmó Whitman Francisque, un potencial recluta de 25 años, a Reuters. “Quiero traer orden al país”, agregó.

El proceso de registro debía concluir este viernes, pero debido a que centenares de jóvenes continuaban en fila para intentar inscribirse, el Ministerio de Defensa decidió extenderlo hasta el 25 de julio.

“El ejército que construimos hoy va a ser un ejército profesional que protegerá nuestro futuro, si el Estado se lo toma en serio”, dijo el aspirante a militar John Felix, de 25 años, a Reuters.

Pero no todos comparten su visión.

El más pobre de América

Brian Concannon, director ejecutivo del Instituto por la Justicia y Democracia en Haití, una organización sin fines de lucro con sede en EE.UU., dijo a BBC Mundo que la histórica medida presenta “tres problemas”.

“El primero es que el Ejército de Haití nunca defendió al país de una amenaza exterior”, afirmó el abogado. “En cambio, tiene una larga historia interfiriendo en la política y reprimiendo brutalmente a civiles”.

El segundo problema, agregó, es el gasto que implica en un país que “no puede brindar servicios básicos a su gente, como educación”.

Haití, el país más pobre de América, todavía se recupera del devastador terremoto de 2010 y del paso del huracán Matthew en 2016.

Mantener un ejército, aseguró Concannon, puede requerir hasta un tercio del presupuesto gubernamental. En su opinión, es mejor seguir invirtiendo en las fuerzas policiales antes que crear toda una nueva institución.

Según The Miami Herald, Herve Denis aseguró que el financiamiento derivará de la lucha contra el contrabando, una actividad ilegal que llega desde la frontera con República Dominicana y genera pérdidas de entre US$200 y US$500 millones anuales al país.

Para Concannon, el tercer problema es que en tiempos en que el gobierno “está atacando a la sociedad civil en una amplia gama de áreas y reduciendo la transparencia gubernamental”, es “muy preocupante revivir al ejército”.

Moïse, quien asumió la presidencia en febrero sin experiencia política previa, es el sucesor del exmandatario Michel Martelly.

Sucesivos escándalos salpicaron a miembros de su círculo de confianza, personas acusadas de narcotráfico, secuestro y delitos contra los derechos humanos consiguieron evadir la cárcel.

Historia violenta

El ejército de Haití está acusado de algunos de los peores crímenes en la historia del país.

En los años 50, François “Papa Doc” Duvalier fundó una dinastía que duró 29 años gracias a los Tonton Macoutes, una temida milicia privada conocida por su brutalidad.

Grupos de derechos humanos estiman que durante su gobierno y el de su hijo, Jean Claude “Baby Doc” Duvalier, murieron entre 20.000 y 30.000 personas a consecuencia de la represión.

Y cuando “Baby Doc” se vio forzado a abandonar el país en 1986, el alto mando del ejército, famoso por sus tácticas represivas, se mantuvo en el cargo.

Luego de que Aristide fue derrocado en 1991 por el ejército, fuerzas militares y paramilitares cometieron incontables atrocidades y mataron a unas 4.000 personas.

Fue en ese contexto que, tres años después, Aristide regresó al poder y eliminó las Fuerzas Armadas.

 

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