Ante la Asamblea General de la ONU, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, sostuvo que América latina atraviesa una “nueva década perdida” y que la desesperanza no debe llevar a la región a “recurrir a falsos patriotas” o “ultraliberales”. Lula subrayó que el crecimiento medio en la región durante los últimos 10 años fue “apenas del 0,9 por ciento” y dijo que eso supone “la mitad de lo que se verificó en la década perdida de 1980”, lo cual sostuvo que tiene “efectos nefastos en el paisaje político”.
El mandatario brasileño advirtió que “el planeta está lleno de acuerdos climáticos que no son cumplidos” y denunció que es “inaceptable” que América latina y África no tengan un asiento permanente en el Consejo de Seguridad. Lula subrayó que la “exclusión” de estas dos regiones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas “es un eco” de prácticas que remiten al “pasado colonial”, palabras que recibieron un caluroso aplauso de los mandatarios presentes en Nueva York.
Contra los “falsos patriotas”
Aunque no lo dijo explícitamente, Lula pareció aludir a líderes de extrema derecha como el presidente Javier Milei. En su razonamiento, con el crecimiento de estas figuras en la región “la vocación de cooperación y entendimiento se debilita”. En opinión de Lula, “en un mundo globalizado no se debe recurrir a falsos patriotas”, pero “tampoco a la esperanza” que ofrecen “unos ultraliberales que agravan las dificultades” de la región.
Lula renovó su condena al bloqueo contra Cuba y demandó una salida para Haití, un país en el cual aseguró que es “impostergable restaurar el orden”. Además subrayó que “el futuro de América latina pasa por construir estados sustentables, inclusivos, que enfrenten todas las formas de discriminación” y “no se intimiden frente a corporaciones, plataformas digitales o individuos que se creen por encima de la ley”.
Prácticas del “pasado colonial”
Desde Nueva York Lula denunció que “la exclusión de América latina y África de puestos permanentes en el Consejo de Seguridad es un eco inaceptable de las prácticas de dominación del pasado colonial”. Para el mandatario brasileño es hora de “restituir a la organización las prerrogativas inherentes a su condición de foro universal”, y dotarla con los medios necesarios para “enfrentar los cambios vertiginosos del panorama internacional”.
Lula defendió la ampliación del Consejo de Seguridad y un cambio en la política de vetos, que solo pueden presentar los cinco miembros permanentes, para que el organismo sea “más eficaz y representativo”. A su vez planteó la necesidad de encarar una “reforma amplia” en todos los organismos de la ONU, una institución que en su visión está “cada vez más vaciada y paralizada”.
El presidente de Brasil criticó el “desequilibrio de género” en la ONU y señaló que jamás hubo una mujer al frente de la Secretaría General en las casi ocho décadas de historia de la institución. La reforma de los organismos internacionales y, en particular, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, es un reclamo permanente en la agenda exterior de Brasil desde hace décadas.
“Acuerdos climáticos incumplidos”
El presidente brasileño también arremetió contra los acuerdos climáticos que no se cumplen. En ese sentido puso el énfasis en la necesidad de los pactos que promueven compensar financieramente a los países más pobres que mantienen en pie sus selvas, que han sido reiteradamente ignorados por las naciones más desarrolladas. “El planeta está cansado de metas de reducción de carbono y de auxilios a los países más pobres que nunca llegan”, mientras que 2024 “va camino de ser el año más caliente de la historia moderna”, con “huracanes en el Caribe, tifones en Asia, sequía e inundaciones en África y lluvias torrenciales en Europa”.
Lula aludió también al impacto en Brasil, que sufrió este año unas gravísimas inundaciones en el sur y ahora padece los efectos de la sequía y las altas temperaturas en la Amazonía y otros biomas. Aún así renovó su compromiso de reducir la deforestación ilegal, que cayó un 50 por ciento en el último año y medio, y llevarla a “cero” para el año 2030, en diálogo permanente con los pueblos indígenas. “Ya no es más admisible pensar en las selvas sin escuchar a los pueblos indígenas”, enfatizó.
El gobierno de Lula, pese a su firme compromiso con la defensa del medio ambiente, poco pudo hacer para controlar los incendios de este año, atribuidos en parte a la crisis climática pero también a la acción del ser humano, ya que se comprobó que muchos de los fuegos fueron provocados. El combate a la crisis climática, junto con la promoción de la transición energética, fueron incluidos en la agenda que actualmente discute el G20, que reúne a las mayores economías del mundo y que este año está presidido por Brasil.
En otro tramo de su discurso Lula condenó el “castigo colectivo” del pueblo palestino en Gaza por Israel tras el acto “terrorista de fanáticos” contra “civiles israelíes inocentes” del 7 de octubre y que ha llevado a una de las “mayores crisis humanitarias de la historia reciente” que se “propaga peligrosamente” al Líbano. Lula dio la bienvenida al inicio de su alocución a la delegación palestina, que por primera vez participa en la sesión de la Asamblea General como estado miembro observador, y al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.