Parece evidente que detrás del pulso entre Estados Unidos y China por Huawei hay algo más en juego que la suerte de esa empresa de tecnología. Pero, ¿de qué se trata exactamente?
Martin Hilbert, un alemán considerado como el gurú del Big Data, cree que hay motivos económicos y políticos para esta disputa que puede dejar una “cortina de hierro digital” en el mundo.
“Cualquier cortina de hierro digital solo puede ser perjudicial para el desarrollo de América Latina”, advierte Hilbert en entrevista con BBC Mundo.
Pero este profesor de la Universidad de California-Davis también observa una oportunidad para la región, la que conoce bien por haber trabajado una década para la Cepal (Comisión Económica para América Latina).
Lo que sigue es una síntesis del diálogo con Hilbert, doctor en comunicación, economía y ciencias sociales dedicado a entender el impacto de la digitalización en el mundo actual.
¿Cómo observa la decisión del gobierno de Donald Trump de restringir el acceso de la empresa china Huawei a tecnología estadounidense?
Hay dos razones: una es económica y la otra es política. La económica es la misma lógica que ha estado en cada tecnología importante previa. Tiene que ver con estándares. Cuando tienes un estándar de tecnología, lo usas también como barrera de entrada a tu mercado.
Huawei ha avanzado mucho con diferentes tecnologías, entre otras el famoso 5G, la quinta generación de celulares. Entonces tratan de separar los mercados y crear otros estándares que ayuden a las compañías de EE.UU. y del mundo occidental a avanzar con su tecnología en el terreno.
Es una estrategia muy vieja. Cuando se introdujeron los trenes en la segunda revolución industrial, con las máquinas de vapor, se usaron diferentes anchos de vías para asegurar que en Rusia se pudieran producir diferentes trenes que en EE.UU. o en Europa. Como resultado, en América Latina tenemos cinco diferentes trochas que, como consumidor, es ineficiente, porque los trenes no pueden moverse fácilmente de un país a otro.
Lo mismo con la electricidad: los enchufes y tomas corrientes son diseñados diferentes, por diferentes productores, y por lo tanto hay diferentes estándares: en América Central hay enchufes de EE.UU. y en América del Sur enchufes de Europa, básicamente.
Ahora viene otra tecnología muy potente, que tiene que ver con datos. La pregunta es si la política puede o quiere ayudar a proteger las compañías locales para desarrollar su propia tecnología y hacerlo más difícil para otras. Una manera de hacerlo para los países hoy en día es crear estándares con sus reglamentos de ciber seguridad. En China son tan complejos que se hace difícil para algunos productores occidentales hacer negocios.
¿Es comparable esto a la aparición de una “cortina de hierro digital”, como han señalado algunos analistas?
Lo que ocurre hoy podría resultar en una cortina de hierro digital, porque no solamente hay razones económicas sino políticas.
La tecnología como el 5G es muy poderosa porque maneja muchos datos. Entonces lo que fluye son todos los datos de la sociedad. Desde los automóviles autónomos hasta lo que hacemos con el celular o la industria 4.0 usan este 5G.
También hay mucho software implementado ahí que necesita actualizaciones, y eso provee muchos puntos de entrada potenciales para tener acceso a esos datos, independientemente de si algún gobierno va a poner explícitamente alguna “puerta trasera” para espiarnos. Hay muchas oportunidades para observar parte de esos datos, que son lo que mueve la sociedad.
¿Por qué se convierte esto en un argumento político?
Históricamente, si un país tiene una guerra con otro trata de “apagar” su infraestructura. Normalmente lo hace con aviones o bombas: destruir el transporte, los aeropuertos, las plantas de electricidad…
Ahora, si tienes acceso a la tecnología que mueve el país, no necesitas aviones ni bombas. Simplemente pones el interruptor y el país se apaga. Ese es el miedo que tienen con una empresa como Huawei, que es una empresa privada que no cotiza en bolsa. ¿El gobierno de China podría tener acceso a esos datos? ¿Y hay algo en esa tecnología que podría apagar algún aspecto de algún país en caso de conflicto?
Las nuevas guerras no van a ser sobre petróleo. Ocho de las 10 compañías más valoradas en el mundo son de tecnología digital. Hoy ya son más valiosos que las petroleras. Entonces los datos son el nuevo petróleo. Y el que tiene el control sobre los datos, controla el país.
Esto es algo muy serio que cada país tiene que considerar. Pero también hay que tener claro que no hay ninguna evidencia hasta el momento de que el gobierno de China tenga algún vector en esta tecnología. Y hay que separar cuando se trata de este argumento de autonomía nacional o cuando se usa esta razón política como excusa para la competitividad económica de algunos países.
El secretario de Estado de EE.UU. ha dicho que los países deberán elegir entre un internet con “valores occidentales” y otro basado en los principios de un gobierno comunista “autoritario”. ¿Es posible ver esa división?
Al final es una cosa de regulación. Y la verdad es que muchos gobiernos de países en desarrollo dicen que no saben bien entre quién elegir y cuáles son los valores de quién. En China, sí, el gobierno te está espiando y tiene el sistema de crédito social. Pero aquí en EE.UU. las compañías tienen por lo menos el mismo detalle de información sobre ti que el gobierno en China, y el gobierno federal de EE.UU. probablemente también, como nos enseñó Edward Snowden. Entonces, ¿quién es mejor que me espíe, uno u otro?
No es que en EE.UU. todo este tema de espionaje esté muy bien resuelto. El mismo Mark Zukerberg, CEO de Facebook, dijo hace algunas semanas en un artículo en el Washington Post que “internet necesita nuevas reglas”, pero que la “privacidad y protección de datos efectivas necesitan un marco global armonizado”. Traducido dice: por favor regúlenme, pero lo tienen que hacer a nivel mundial. Si no, dejas la puerta completamente abierta para las empresas grandes de China.
Encontrándose nuevamente entre fronteras de una batalla tecnológica, lo más razonable también para América Latina sería llamar a un discurso global. Esto refiere a internet en general, incluidos los medios sociales, pero también la inteligencia artificial necesita una regulación global.
Europa ha dado un primer paso al introducir alguna regulación de protección de datos. No conozco a nadie que diga que esa es una regulación muy buena, ni siquiera en la Comisión Europea. Pero es una regulación; algo para discutir y mejorar. Y el problema es que si quieres avanzar con esto de manera sustentable necesitas una regulación global, porque el ecosistema digital es global.
¿América Latina está capacitada para tomar una opción en este asunto?
Si miras atrás, qué ridículo es tener diferentes anchos de vías para los ferrocarriles, o diferentes enchufes que son molestos hasta hoy en día, o diferentes estándares para video.
Ahora sabemos que proteger un mercado va a ser molesto y nos va a frenar el progreso. Entonces la solución más eficiente y efectiva es avanzar con una regulación global. Con eso América Latina sacaría mejor provecho para su desarrollo.
Además, en este momento América Latina se encuentra en una posición única para llamar a una regulación global. Europa ya ha propuesto una. África en este asunto ya ha tomado su decisión: Huawei ha construido al menos 50 redes 3G en 36 países africanos y ha implementado el 70 por ciento de las redes 4G del continente.
De China dicen que el gobierno regula mucho y de EE.UU. que no regula suficiente. Además, los gobiernos actuales de EE.UU. y Rusia no tienen el prestigio y la confianza internacional para llamar a un diálogo global sobre estos temas.
Así, ¿quién más queda para llamar a un diálogo global sobre regulación, intermediando entre los europeos, asiáticos y EE.UU., si no es América Latina? Tal vez es la única región que todavía tiene esa libertad. Y se necesita un diálogo global, si no vamos de nuevo por unos 100 años a tener estándares tecnológicos diferentes. Y al final, qué ridículo va a ser para los hijos de nuestros hijos. Tal como para nosotros el asunto de los enchufes.
¿Qué debería regularse en concreto?
Hay que empezar con asuntos de ciberseguridad. Al igual que hay estándares de seguridad para electricidad o ferrocarriles, debe haberlos para la tecnología digital. El asunto de las “puertas traseras” es serio. Allí se necesitan regulaciones claras y ejecutadas en los hardwares y los softwares también. El enfoque principal tiene que ser la regulación de los datos.
Y hay que ver hasta dónde se crea un marco que tenga flexibilidad según la legislación nacional. Por ejemplo, ¿cuáles son los llamados “valores occidentales”? No todos los países de Occidente están de acuerdo sobre la libertad de expresión. En Alemania no puedes decir que Auschwitz nunca existió: vas a prisión si lo dices en público; en EE.UU. sí lo puedes decir.
Todo esto al final es sobre la gestión, gerencia y protección de los datos, quién colecciona datos sobre quién, y quién tiene permiso para hacer qué. Por eso la red 5G es tan importante: porque va a manejar la mayoría de nuestros datos.
Para empezar, una pregunta que América Latina se podría hacer es: ¿qué se puede mejorar de la legislación europea en protección de datos y cómo se podría expandir esto a un nivel global?
Al final, cualquier cortina de hierro digital solo puede ser perjudicial para el desarrollo de América Latina, mientras que una regulación clara y global podría ahorrarnos décadas perdidas de juegos económicos de gatos y ratones, e intentos políticos de prueba y error de control. Tomando una perspectiva amplia, ya hemos visto el resultado improductivo de estos idas y vueltas en la historia muchas veces.