Mauricio Macri promete un ajuste gradual para evitar la recesión

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El próximo presidente de Argentina, Mauricio Macri, quiere evitar que le suceda lo mismo que a su homóloga de Brasil, Dilma Rousseff, que inició su segundo gobierno con un ajuste fiscal y una devaluación que derivaron en una extensa y profunda recesión económica. Ahora está hundida en las encuestas. Macri dijo este lunes en entrevistas con la prensa argentina que irá reduciendo poco a poco las subvenciones que mantienen baratas las tarifas de electricidad y gas y los billetes de trenes y autobuses en Buenos Aires: “Las corregiré gradualmente. Mi tarea es cuidar a la gente. Voy a cuidar los subsidios para aquellos que los necesitan. Me comprometí a un sistema de tarifas justo”, asegura. El plan de Macri, según personas de su entorno, es quitar los subsidios para la clase media y alta y dejarlos para los más pobres. En la actualidad, el 93% de los usuarios de Buenos Aires recibe la subvención a la electricidad, ricos y pobres. La luz en la capital cuesta cinco veces menos que en Córdoba, la segunda ciudad más poblada de Argentina, un país en el que el 21% es pobre.

Macri explicó las razones del ajuste paulatino, en lugar del drástico que esperan algunos inversores como condición para apostar por la tercera economía latinoamericana: “Necesito tener un gradualismo intentando acompañar el proceso y no trayendo una recesión. Lo que queremos evitar es que otra vez caigamos. Acá el desafío es que arranque Argentina y lo antes posible volvamos a crecer”. En una entrevista con EL PAÍS, el portavoz económico de Macri y seguro miembro de su Gobierno, Rogelio Frigerio, señaló: “Si ustedes me convencen de que el camino de Brasil y Grecia es el correcto, lo analizo. Creo que no”.

Macri se muestra ambiguo cuando se le pregunta por su promesa del liberar el cepo (control) cambiario al día siguiente de comenzar su gobierno, con la consecuente devaluación del peso que ello traería. “¿Levantará el cepo el 11 de diciembre o de manera gradual?”, preguntó el periódico ‘Clarín’. “El 11 de diciembre”, respondió Macri, pero después en el Canal 13 aclaró que las restricciones a la compra de divisas se eliminarán “cuando Argentina se ordene y genere las condiciones para que vuelva a crecer y vuelva la inversión”.

El problema, según el presidente electo, es que no sabe realmente cómo están los números porque Argentina no tiene datos fiables. Argentina tiene un problema serio con los dólares y Macri insiste en que le van a dejar el banco central “pelado”. Pero como suele suceder en este país, parece haber una solución imaginativa. Los cultivadores de soja, el oro verde que ha sacado a Argentina de su última crisis, tienen 10.800 millones de dólares en granos que están guardados a la espera de una devaluación, según datos oficiales. Si Macri les diera una moratoria de tres meses, por ejemplo, en los que pueden vender esa soja sin las retenciones del 35%, lograría obtener rápidamente al menos 8.000 millones de dólares, una solución de emergencia. Como se ve, Argentina siempre encuentra una salida original a sus problemas.

El futuro presidente prometió que terminará el conflicto con los ‘fondos buitre’ y otros acreedores que rechazaron la reestructuración de la deuda argentina de 2005 y 2010. Los ‘buitres’ le ganaron en 2014 un juicio a Argentina en EE UU y bloquearon desde entonces el pago del pasivo refinanciado. “Argentina tiene que ser un país reconocido unánimemente como cumplidor, previsible y confiable. Y este es un tema pendiente, que lamentablemente el Gobierno trabajó muy mal y ahora hay que terminarlo”, dijo Macri al periódico ‘La Nación’.

El líder liberal, que llegó al poder con un partido nuevo, Propuesta Republicana (PRO), y aliado a la histórica Unión Cívica Radical (UCR, centro), anunció que planteará que el Congreso, donde la mayoría es peronista, apruebe una reforma electoral para evitar que los gobernadores de provincias y los alcaldes puedan reelegirse en forma indefinida y para instaurar el voto electrónico, con lo que pretende asegurar mayor transparencia en los comicios. Macri, que está en minoría, no planea recurrir en el inicio de su mandato al Poder Legislativo sino que gobernará con decretos de necesidad y urgencia: “Sí, claro. Hay una transición hacia lo que todos queremos. En el corto plazo (el decreto) es un instrumento”.

El futuro jefe de Estado prometió acabar con los piquetes que montan trabajadores, parados y otros manifestantes para protestar por conflictos sociales desde antes incluso de la crisis argentina de 2001: “Creo en el diálogo. Aquellos que crean que van a usar el piquete como extorsión, van a estar en problemas, porque vamos a actuar con la ley”. También abordó otra cuestión de gran inquietud ciudadana, la inseguridad, en este país que es el de más robos de Latinoamérica pero uno de los que menos homicidios registra: “Hay que empezar a tomar el control sobre los barrios más peligrosos para emitir una señal que esto empieza”. Macri tiene muchos cambios en la cabeza. El 10 de diciembre empezará a aplicarlos.