El líder sudafricano se convirtió en el referente mundial de la justicia y libertad tras permanecer 27 años en la cárcel. Cuando asumió el Gobierno propugnó la reconciliación nacional.
Nelson Mandela es considerado un símbolo de la defensa de los derechos humanos, un trabajador por la paz y un político que luchó por ver una Sudáfrica libre. Su gobierno se dedicó a desmontar la estructura social y política heredada del apartheid a través del combate del racismo institucionalizado, la pobreza, la desigualdad social y la promoción de la reconciliación social. El apartheid fue un sistema de segregación racial, que consistía en la creación de lugares que separaban a los diferentes grupos raciales.
Este sistema otorgaba privilegios a las personas blancas y discriminaba a la población negra en muchos aspectos. Los negros no podían votar, debían vivir en zonas alejadas de los blancos (llamadas bantustanes), se les pagaba menos por el mismo trabajo que realizaban y, si iban al colegio, debían ir a centros separados con el peor nivel educativo, esta separación fue tan extrema que ni el mismo baño público podían utilizar juntos o ir en el mismo autobús.
¿Cómo se forjó la vida de este líder?
El clan Madiba en el pueblo de Mvezo fue el lugar donde nació el líder Rolihlahla Mandela, el 18 de julio de 1918. Su madre era Nonqaphi Nosekeni y su padre era Nkosi Mphakanyiswa Gadla Mandela, consejero principal del rey interino del pueblo Thembu, Jongintaba. Su padre le otorgó el nombre Rolihlahla que significa “revoltoso” y cuando ingresó a la escuela primaria en Qunu, su maestra, la señorita Mdingane, le dio el nombre de Nelson, de acuerdo con la costumbre de dar a todos los niños nombres “cristianos”.
Dos años después, a causa del fallecimiento de su padre, el pequeño Nelson quedó al cuidado de su primo, el gran jefe Jongintaba y fue así que pasó más tiempo rodeado de los jefes tribales de su pueblo y las personas ancianas que le contaban historias de guerra, con el paso de los años estás historias ayudarían a Mandela a tomar el camino de la lucha por la libertad de su pueblo. Cumplidos los dieciséis años, pasó a formar parte del consejo tribal y tres años después, en 1937, ingresó en el internado para negros de Ford Hare para cursar estudios superiores.
Con el paso del tiempo se hacía más fuerte y evidente el líder que llevaba dentro, por lo que 1944, Mandela conformó un grupo para fundar la Liga de la Juventud del Congreso, que llegaría a constituir el grupo dominante del Congreso Nacional Africano; su ideología era un socialismo africano: nacionalista, antirracista y antiimperialista.
Cada 18 de julio se conmemora el Día Internacional de Nelson Mandela. Su tema “Movilízate, suscita el cambio” tiene como fin, impulsar a las personas a movilizarse para construir un mundo pacífico, sostenible y equitativo.
Este consejo tenía la finalidad por muchos años de organizar campañas de desobediencia civil contra las leyes segregacionistas, sobre todo por la desigualdad económica que se vivía en ese tiempo. Tras años de movilizaciones para crear un cambio la gota que rebasó el vaso fue en 1956, tras imponer la creación de siete reservas marginales, con la finalidad de confinar a la población negra, que representaba más del setenta por ciento de la población en un territorio cada vez más pequeño y escaso de recursos.
En respuesta a este hecho, el Congreso Nacional Africano respondió con manifestaciones y boicots que condujeron a la detención de la mayor parte de sus dirigentes; Mandela fue acusado de alta traición, juzgado y liberado por falta de pruebas en 1961. Durante el largo juicio tuvo lugar la matanza de Sharpeville, en la que la policía abrió fuego contra una multitud desarmada que protestaba contra las leyes racistas, matando a 69 manifestantes (1960). Este suceso llevó al gobierno a declarar el estado de emergencia, en dónde se dispuso a arrestar a los líderes de la oposición negra: Mandela permaneció detenido varios meses sin juicio.
Aquellos hechos terminaron de convencer a los líderes del Congreso Nacional Africano de la imposibilidad de seguir luchando por métodos no violentos, que no debilitaban al régimen y que provocan una represión igualmente sangrienta. Para 1961 Mandela fue elegido secretario honorario del Congreso de Acción Nacional de Toda África, un nuevo movimiento clandestino que adoptó el sabotaje como medio de lucha contra el régimen de la recién proclamada República Sudafricana.
En 1962 viajó por diversos países africanos recaudando fondos, recibiendo instrucción militar y haciendo propaganda de la causa sudafricana; a su regreso, Mandela fue detenido y condenado a cinco años de cárcel. Mientras aún estaba en prisión, fue uno de los ocho dirigentes de la Lanza de la Nación declarados culpables de sabotaje, traición y conspiración violenta para derrocar al gobierno en el juicio de Rivonia (1963-1964), a cuyo término dirigió a los jueces un célebre alegato final, lleno de firmeza y dramatismo, que no impidió que fuese condenado a cadena perpetua. Pese a hallarse en cautiverio, ese mismo año fue nombrado presidente del Congreso Nacional Africano.
¿Cómo pasó de la cárcel a la presidencia?
La vida revolucionaria que llevó, le quitó 27 años de libertad (1963-1990) y aunque hubo muchas movilizaciones para su liberación, el gobierno de Sudáfrica de ese entonces rechazó todas las peticiones por su libertad. Este suceso hizo que Nelson Mandela pasara de ser un líder revolucionario a una figura que representaba con exactitud el sufrimiento de la falta de derechos que vivía la población negra de Sudáfrica.
Esto generó aún más revueltas, por lo que en 1984 el gobierno de ese entonces le ofreció la libertad si aceptaba establecerse en una de las siete reservas marginales instauradas. Mandela rechazó rotundamente esa propuesta y decidió seguir en la cárcel y mantener sus ideales de lucha en el encierro. Hasta que finalmente, Frederik De Klerk, presidente de la República por el Partido Nacional, tuvo que ceder ante la evidencia y abrir el camino para desmontar la segregación racial. En febrero de 1990 legalizó el Congreso Nacional Africano y liberó a Mandela, que se convirtió en su principal interlocutor para negociar el desmantelamiento del apartheid y la transición a una democracia multirracial.
Las elecciones de 1994 convirtieron a Mandela en el primer presidente negro de Sudáfrica (1994-1999); desde ese cargo puso en marcha una política de reconciliación nacional, manteniendo a De Klerk como vicepresidente y tratando de atraer la participación democrática.
“Mientras la pobreza, la injusticia y la evidente desigualdad persistan en nuestro mundo, nadie podrá realmente descansar. Nunca olvidaremos como millones de personas en todo el mundo se han unido a nosotros en solidaridad para luchar contra la injusticia de nuestra opresión mientras estuvimos en la cárcel. Esos esfuerzos no fueron en vano, ahora podemos estar aquí y sumarnos a millones de personas en todo el mundo que luchan por la libertad y contra la pobreza. La pobreza masiva y la repugnante desigualdad son terribles flagelos de nuestros tiempos, tiempos en que el mundo alardea de adelantos impresionantes en ciencia y tecnología, en la industria y la acumulación de riquezas. Vivimos en un mundo en el que los conocimientos y la información han avanzado a pasos agigantados mientras millones de niños no van a la escuela. Vivimos en un mundo en el que la pandemia del SIDA pone en peligro el entramado mismo de nuestras vidas. Sin embargo, gastamos más dinero en armas que en garantizar el tratamiento y el apoyo para millones de personas infectadas con VIH. Es un mundo de grandes promesas y esperanzas, pero también es un mundo de desesperanza, enfermedad y hambre. La erradicación de la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de justicia”. Nelson Mandela, durante su discurso en el gobierno.
Este artículo se publicó originalmente en julio de 2022.
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