OCDE recomienda a los países latinoamericanos mejorar la eficiencia del gasto público y elevar el nivel educativo

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Para sanar las heridas económicas que la pandemia sigue infligiendo, los Gobiernos en Latinoamérica tendrán que gastar mejor y mejorar la educación, de acuerdo con recomendaciones emitidas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su reporte anual Going for Growth 2021 publicado el miércoles. Si bien cada país tiene sus debilidades y dificultades particulares, estos son dos comunes denominadores. “La recesión corre el riesgo de dejar considerables cicatrices económicas y sociales”, agregan los especialistas de la institución, con sede en París.

Argentina, México, Colombia, Brasil, Chile y Costa Rica deberán asegurarse que el gasto esté bien focalizado para proveer una verdadera red de seguridad social y mejorar el desempeño de sus instituciones. También levantar el nivel educativo y de oportunidades laborales de sus poblaciones. Estados Unidos deberá hacer lo mismo para su población latina y otras minorías.

“La recuperación pospandemia crea nuevas oportunidades para sentar las bases de una recuperación vibrante,” dice el reporte de 244 páginas. “Con un apoyo macroeconómico continuo, los responsables de la formulación de políticas pueden dar forma a la recuperación para impulsar el crecimiento, mejorar la resiliencia y la inclusión y mejorar la sostenibilidad ambiental”. El informe ofrece recomendaciones específicas para 46 países, seis de ellos en América Latina.

Los programas de apoyo social por la pandemia, como el de Brasil y Chile, han sido buenos, reconoce el reporte, lo que sigue es asegurarse de que este gasto sea eficiente, de manera que las transferencias monetarias vayan solamente a quienes lo necesitan a manera de seguridad social. Esto pudiera hacerse en la forma de programas de seguros de desempleo permanentes y de ayudas a las mujeres, sobre todo en Argentina y México, países en donde la pandemia agravó las desigualdades de género y en donde existe un potencial grande para incorporar a las mujeres al mercado laboral.

En Argentina, la OCDE recomienda que “mejorar las condiciones para que las empresas prosperen, compitan y creen empleos de calidad, mientras se invierte en habilidades y oportunidades para las personas, debe ocupar un lugar destacado en la agenda política”. Las dificultades económicas detonadas por la crisis macroeconómica en el paso se han agravado por la pandemia por lo que ahora queda clara la necesidad de una protección social más eficaz, incluso para los hogares vulnerables cuyos medios de vida están fuera del mercado laboral formal.

El clima de negocios también debe mejorar en México, apuntó la institución, ya que el sector privado es fuente de recursos muy necesarios. “La pandemia puso de relieve cómo los recientes aumentos de la pobreza, las desigualdades y las brechas de género exacerban un desafío de larga data para aumentar la inclusión. Elevar el nivel de vida requerirá impulsar el crecimiento de la productividad mediante la mejora del clima empresarial, incluso mediante la lucha contra la corrupción y la mejora de las habilidades de la población”, resumió la OCDE.

En todos los países latinoamericanos incluidos en el reporte se toca el punto de las habilidades de la población económicamente activa, la cual es deficiente. Para tener acceso a mejores oportunidades de trabajo, los Gobiernos deberán invertir en programas de entrenamiento y educación que levanten el nivel de habilidades de sus poblaciones. La OCDE recomendó a Chile, por ejemplo, “reforzar las políticas activas del mercado laboral y emprender una revisión completa de las políticas de formación ayudaría a afrontar los retos de la transformación digital y garantizaría que todos los trabajadores, en particular los más vulnerables, tengan las oportunidades adecuadas para volver a capacitarse y encontrar empleos de buena calidad”.

En los seis países de la región, así como en EE UU, la calidad de la educación varía mucho de acuerdo a la geografía, grupos étnicos y niveles de ingreso. La organización recomendó a los Gobiernos, por lo tanto, invertir en sus sistemas de manera que nivelen la calidad de la educación. “La pandemia corre el riesgo de exacerbar las desigualdades existentes entre los grupos sociales, étnicos y raciales”, escriben los técnicos de la OCDE sobre el gigante norteamericano, citando entre los afectados a los latinos en ese país.

“El Ejecutivo [estadounidense] amortiguó el impacto en los hogares vulnerables, especialmente proporcionando transferencias de efectivo y ampliando las prestaciones por desempleo”, dice el reporte sobre el histórico paquete de estímulo económico que incluyó cheques para toda la población. “No obstante, una prioridad política clave debería ser seguir mejorando las oportunidades para los más vulnerables. Ir más allá del apoyo inmediato, mejorar la educación, la formación y la inversión en infraestructura verde contribuiría a un crecimiento más sostenible, resistente y equitativo”.

El gasto en sí mismo no es garantía de inversión eficiente. Como ejemplo, la OCDE habla de Costa Rica, un país que en comparación con sus pares gasta más en educación pero que sigue teniendo resultados relativamente bajos en la prueba de habilidades PISA. “Para lograr una recuperación sólida e inclusiva, la máxima prioridad de las políticas debe ser impulsar la creación de empleos formales, con reformas que van desde la eliminación de obstáculos a la entrada de empresas y la competencia, hasta la mejora de la calidad de la educación y la formación”, se lee en el reporte.

De las transferencias directas a una “verdadera red de seguridad social”

Colombia enfrenta una situación similar. Es probable que la pandemia conduzca a una mayor informalidad, desigualdad y pobreza, revirtiendo años de mejora, dice el reporte. “La educación básica y profesional de baja calidad a menudo desconectada de las necesidades del mercado laboral, las grandes brechas de conectividad y las grandes desigualdades regionales deben abordarse para abordar la informalidad e impulsar el crecimiento y el empleo a mediano plazo”.

Brasil y Chile reaccionaron a la caída de sus economías implementando programas de transferencias directas a familias y personas que perdieron sus empleos por los confinamientos. Ahora, el reto para estos Gobiernos será focalizar bien este gasto. “Las transferencias monetarias condicionadas bien focalizadas podrían expandirse y convertirse en una verdadera red de seguridad social acelerando la provisión de beneficios en caso de despido y un retiro más gradual para fortalecer los incentivos a la búsqueda de empleo”, apuntan los economistas de la OCDE sobre Brasil. “Esto debería basarse en las experiencias adquiridas con las prestaciones temporales de emergencia relacionadas con una pandemia para los trabajadores informales, que representan un tercio del empleo y no están cubiertos por los planes de seguro de desempleo”.