¿Por qué EEUU saca a Cuba de su lista negra?

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Una de las trabas más grandes para que Estados Unidos y Cuba normalicen sus relaciones tras más de cinco décadas de enemistad se resolvió este martes después de que la Casa Blanca decidiera retirar a La Habana de su lista de estados patrocinadores del terrorismo.

Desde 1982, Cuba ha formado parte de esa “lista negra” que elabora anualmente el Departamento de Estado y que también incluye a Irán, Sudán y Siria.

Washington había argumentado que la isla supuestamente ofreció refugio a miembros del grupo separatista vasco ETA y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), además de albergar a reconocidos fugitivos estadounidenses.

Pero en medio de las negociaciones que anunciaron los dos países en diciembre, la inclusión de Cuba resultaba un problema inminente, rechazado abiertamente por La Habana, y también una gran paradoja, pues Washington estaba acercándose a un país al que consideraba patrocinador del terrorismo.

Así, este martes el presidente Barack Obama le envió al Congreso un informe en el que certifica que el gobierno de Cuba no ha apoyado el terrorismo internacional en los últimos seis meses y no lo hará en el futuro.

El anuncio es la decisión concreta más importante del gobierno estadounidense, dentro de sus potestades, sobre su intención de desmontar las estructuras que durante tanto tiempo impidieron un vínculo entre las dos naciones, según explica el corresponsal de BBC Mundo en Washington, Thomas Sparrow.

Todavía, claro está, queda el embargo económico, pero como se trata de una ley, su retiro no está en manos del ejecutivo sino del Congreso, donde hay una serie de opositores de peso como los senadores Marco Rubio y Robert Menéndez.

Cómo EE.UU. ve a Cuba

A los cuatro países que considera patrocinadores del terrorismo, Washington les ha prohibido exportar o vender armamento, controla ciertas exportaciones que mejorarían sus capacidades militares y restringe su asistencia económica.

En el caso particular de Cuba, estas sanciones ahondaban las que ya habían sido impuestas de manera más extensa por el embargo económico, que sigue vigente y continúa definiendo la relación entre los dos países.

Así, Cuba seguirá afectado por restricciones históricas, aunque el anuncio servirá para que baje “la prioridad en la implementación de sanciones”, según le dice a BBC Mundo Arturo López Levy, investigador de temas cubanos en la facultad de Estudios Internacionales en la universidad de Denver, Colorado.

Pero quizás el efecto más importante de la decisión radica en que cambia la mirada con la que el gobierno de Estados Unidos ve oficialmente a la isla.

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Los cuatro países “patrocinadores del terrorismo” según EE.UU.

§  Cuba (desde marzo 1 de 1982)

§  Irán (desde enero 19 de 1984)

§  Sudán (desde agosto 12 de 1993)

§  Siria (desde diciembre 29 de 1979)

El último país en ser retirado de la lista fue Corea del Norte, en 2008

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“De un país que ha sido por rutina gubernamental considerado una amenaza, va a ganar espacio el diagnóstico de Cuba como un país en transición”, explica López Levy.

“Esto representa un diagnóstico que requiere un tipo de política distinto y, en ese sentido, gana en tracción la idea de una política de intercambio y comercio con Cuba como la manera más apropiada de lidiar con la nueva situación”, agrega.

Además, “facilita los negocios de otros países con Cuba, porque elimina el dramatismo asociado a una relación con un estado clasificado como terrorista por Estados Unidos”.

“Injusta” e “infundada”

Por otro lado, la decisión de Washington también responde a las demandas de Cuba, presentadas una y otra vez en los últimos meses, de que sea retirado de esa lista de que considera “injusta” e “infundada”.

Así, Washington confirma que, a su juicio, el gobierno de Raúl Castro no ha apoyado el terrorismo internacional en el pasado inmediato y ofrece garantías de que no lo hará de nuevo.

Esos fueron los dos elementos clave que el Departamento de Estado debió revisar antes de presentarle su recomendación a la Casa Blanca.

Sobre el primer punto, el mismo Departamento de Estado ya había reconocido que Cuba se ha distanciado de ETA, está albergando las conversaciones de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC y no tiene indicaciones de que haya ofrecido “armamento o entrenamiento paramilitar a grupos terroristas”.

Pero La Habana muy probablemente había permanecido en la lista por cuestiones políticas y por trabas como la detención hasta diciembre pasado del excontratista Alan Gross.

Era el segundo punto -las garantías de no repetición- el que quizás resultaba más difícil de comprobar, por lo que el anuncio de Washington también puede entenderse como un gesto de credibilidad hacia el nuevo proceso entre los dos países.

Ahora, el Congreso tendrá 45 días para revisar y dar su opinión sobre el asunto, aunque la decisión final seguirá recayendo sobre el ejecutivo.

 

 

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