Una secuencia de hechos ha puesto los pelos en punta de los intelectuales alemanes ante el avance imparable de la ultra derecha.
Después de la reciente revelación de que políticos de extrema derecha de Alemania, Alternative für Deutschland, se reunieron con extremistas de derecha para discutir un complot de “remigración”, el apoyo a la prohibición del partido ha aumentado significativamente. Pero un intento de disolver la AfD podría resultar espectacularmente contraproducente.
La reunión clandestina, celebrada en un hotel junto a un lago cerca de Potsdam, supuestamente se centró en la posibilidad de deportaciones masivas de alemanes no étnicos si la extrema derecha llegara al poder. Alarmados por esta horrible visión, líderes de todo el espectro político, intelectuales públicos y comentaristas influyentes de los medios sostienen ahora que cerrar el AfD es necesario para salvaguardar la democracia alemana.
El creciente apoyo popular a AfD no ha hecho más que aumentar la sensación de urgencia, especialmente con las elecciones regionales previstas en tres de los estados del este de Alemania –los bastiones del partido– a finales de este año. Más recientemente, el AfD ha ofrecido un apoyo total a las protestas de los agricultores contra los recortes de subsidios propuestos, generando preocupaciones de que el partido pueda explotar la explosiva situación para obtener beneficios políticos.