Raúl Castro, guiño, giro

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La apertura de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana fue uno de los acontecimientos más destacados de 2015. Tras 54 años de ruptura, el acuerdo comenzó a gestarse en diciembre de 2014 y tuvo un punto culminante de atención en la Cumbre de las Américas celebrada en abril de 2015 en Panamá. Allí el presidente cubano Raúl Castro sorprendió a los presentes, sobre todo a los mandatarios afines a la revolución socialista del Siglo XXI, al señalar el nuevo rumbo en su relación con la potencia norteamericana.

El presidente cubano Raúl Castro comparó el acercamiento con EEUU en 1963 con el presidente JF Kennedy, de quien dijo se recibió un mensaje casi simultáneo a su muerte. Castro llamó “hombre honesto” al presidente norteamericano Barack Obama y el posterior apretón de manos selló el 19 de julio de 2015 el restablecimiento de las relaciones entre Washington y La Habana.

Hay que recordar que pese al hielo que caracterizó las relaciones entre Cuba y EEUU durante los últimos 50 años, a la Isla de los hermanos Castro siempre le interesó el deshiele por razones económicas como políticas y de asuntos de interés bilateral; especialmente consulares, migratorios y comerciales; prisioneros y narcotráfico. Prueba de esto son las oficinas  de la “Sección de Intereses” que funcionaron desde 1977; aunque Cuba las acusó permanentemente por fomentar y subvencionar acciones contrarrevolucionarias.

Tras los acuerdos firmados en julio, no sólo el Gobierno norteamericano amplió por la vía ejecutiva un mayor flujo financiero y comercial con la isla -aunque sin llegar al levantamiento total del embargo- sino que los presidentes Raúl Castro y Barack Obama iniciaron una relación muy cercana incluso poniéndose al teléfono para hablar en forma directa de temas de interés económico y sobre el restablecimiento pleno de los derechos a la apertura.

Impensable hasta hace pocos años, el diálogo entre los dos líderes sigue la línea de la conversación personal que mantuvieron Castro y Obama en la Cumbre de las Américas. El Gobierno de Castro citó una vez más la necesidad de eliminar el embargo financiero, económico y comercial sobre la isla, algo que depende del Congreso y no de la Casa Blanca. Como el levantamiento total del embargo, no está en sus manos, Obama prefirió centrarse en los beneficios fronteras adentro de beneficiar las oportunidades de empresas norteamericanas. El nuevo paquete contempla la posibilidad de que un mayor número de norteamericanos viajen a la isla, abran cuentas bancarias e instalen negocios y empresas, aunque, para todo ello, deberán cuadrar con una decena de categorías de actividades calificadas administrativamente.

También se levantaron las restricciones específicas para empresas de telecomunicaciones y se eliminó todo cupo para el envío de remesas familiares hacia la isla, siempre que los destinatarios no sean integrantes del Gobierno castrista o del Partido Comunista Cubano.