Rechazado el primer recurso de Lula para evitar la prisión

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El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva sufrió este martes una nueva derrota en su batalla para evitar el ingreso en prisión. El Tribunal Supremo de Justicia (STJ, en sus siglas en portugués), penúltima instancia judicial del país, rechazó el recurso de habeas corpus de Lula que pretendía paralizar la ejecución inmediata de la sentencia que le condenó a 12 años de cárcel por corrupción pasiva y blanqueo de dinero. Al líder del Partido de los Trabajadores (PT) le queda aún el Tribunal Supremo como última posibilidad de esquivar la prisión en las próximas semanas.

La decisión del STJ, tomada por unanimidad de sus cinco miembros, no tenía como objeto examinar el fondo del asunto, la condena a Lula bajo de la acusación de haber recibido un apartamento en la playa como soborno de una constructora. Esa condena fue emitida el año pasado en primera instancia por el juez Sérgio Moro, impulsor de las mayores investigadores contra la corrupción en Brasil, y confirmada por un Tribunal de Apelación de Porto Alegre, el pasado 24 de enero. En esa última sentencia, el tribunal acordó además ordenar su ejecución inmediata.

De momento, la aplicación de la condena está paralizada porque la defensa de Lula presentó un recurso ante el propio tribunal que la dictó. Pero esa acción es apenas una maniobra para ganar tiempo, ya que se trata de un tipo de recurso que no permite cuestionar el fondo de la sentencia sino solamente pedir aclaraciones sobre los argumentos que llevaron a la condena. Todo indica que el Tribunal de Porto Alegre lo rechazará y a continuación podrá ordenar en cualquier momento la entrada del expresidente en prisión.

Para adelantarse a esa posible decisión, los abogados de Lula acudieron al STJ en solicitud de un habeas corpus que paralizase la ejecución de la condena. Pero ninguno de los cinco magistrados atendió la solicitud de la defensa. Pese a esta derrota, Lula aún tiene la posibilidad de ir al Supremo y allí todo indica que se encontrará con un panorama bastante más favorable a sus intereses. El máximo tribunal de Brasil decidió en octubre de 2016 que los condenados en segunda instancia -como es el caso del expresidente- pueden ser  encarcelados de forma provisional. Pero la decisión se tomó por un estrecho margen, seis votos contra cinco. Y al menos uno de los magistrados que entonces apoyó la medida ha venido declarando en las últimas semanas que podría cambiar de opinión. Curiosamente, ese magistrado, Gilmar Mendes, mantiene una fuerte afinidad política con la derecha, aunque desde hace tiempo se ha erigido también en uno de los principales críticos de la Operación Lava Jato, la gran investigación contra la corrupción en Brasil, por entender que los jueces están vulnerando derechos de los acusados.

Aunque Lula evitase, al menos por ahora, su ingreso en prisión, mucho más difícil le sería impedir la inhabiltación política que también conlleva su condena. Pese a todo, el líder del PT continúa desarrollando una intensa actividad pública e insiste en que intentará hasta el último momento ser candidato en las elecciones del próximo octubre, para las que encabeza todas las encuestas.