Siete de doce corintianos logran su anhelada libertad

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Oruro y Sao Paolo I Mientras unos sufren otros festejan. Es lo que sucedió con las escenas que se vivieron en el aeropuerto de Sao Paolo cuando siete de los doce hinchas del Club Corinthians que fueron detenidos como supuestos autores de la muerte de Kevin Beltrán se encontraron con sus amigos y familiares mientras miles de personas los aclamaban como héroes, luego de haber permanecido tres meses y dos semanas detenidos en la cárcel pública de Oruro. Según ellos mismos relataron esa cárcel se parecía al de la película “El Expreso de Media Noche”, llevada al cine por el director Alan Parker, para mostrar el salvajismo de las prisiones dominadas por la corrupción; y que fue descrita como una de las peores del mundo. Pero en algún rincón de la populosa urbe paulista las familias de los 5 hinchas que permanecen bajo arresto esperando el resultado del proceso que los condene o absuelva, lloraban desconsoladamente al no poder juntarse con los liberados.

En una nota oficial hecha pública por la directiva del equipo brasileño se destaca los esfuerzos que realizaron los encargados diplomáticos del país en Bolivia. Esas gestiones curiosamente le costaron el cargo al embajador brasileño acreditado en La Paz Marcel Biato. Se dice que el diplomático tuvo varios roses con las autoridades bolivianos primero por el caso del senador Roger Pinto asilado en la embajada de Brasil en La Paz y por las “sucias” maniobras de la justicia en el caso de la detención de los hinchas del equipo brasileño. Los directivos del club destacaron en un comunicado las gestiones del Gobierno Federal que recordó como consuelo que seguirá trabajando hasta conseguir la libertad de los que aún permanecen presos en Oruro y que “para que todos sus derechos sean respetados”.

De acuerdo a uno de los abogados de la defensa, las huellas digitales del que podría ser el autor de la bengala asesina y las fotos con la posición en la que esa noche se encontraban los “torcedores” del equipo de fútbol brasileño y el lugar donde fue alcanzada la víctima fueron determinantes para la libertad de los siete “torcedores”.

Como se sabe, días después del incidente un menor de edad que no es imputable en la justicia brasileña se declaró culpable de haber activado la bengala que provocó la muerte instantánea del menor Kevin Beltrán (14) hincha de San José  de Oruro que esa noche jugaba en el estadio Jesús Bermúdez por el grupo 5 de la Copa Libertadores.

Sorpresa

Las mismas escenas que se vivieron en Brasil a la hora de recibir a unos pero no a todos los detenidos se reprodujeron aunque en menor tamaño en Cochabamba donde residen los padres de Kevin. Limbert Beltrán, dijo que estaba sorprendido por la liberación de los hinchas del Club Corinthians. En una entrevista que fue divulgada horas después de conocer la información, pidió que los responsables por la muerte de su hijo sean encontrados. “No esperaba que ninguno de los detenidos sea liberado o peor que se libere a unos y se mantenga detenidos a otros. Esto es muy raro”, reclamó el padre de la víctima. Cuando se le consultó si creía que los otros cinco serán liberados solo atino a decir que si se procede de esa manera significa que la investigación estuvo equivocada. Lo único que pido es que se encuentre al verdadero autor de Kevin. “No puede ser que un joven de 14 años muera en un estadio y que el crimen quede  impune”.  Lejos de la discusión los dirigentes de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) se lavaron las manos con la jugosa recaudación del partido Brasil – Bolivia que se disputó en Santa Cruz con el objetivo de recaudar fondos que fueran a paliar el dolor de la familia de Kevin. Nadie quiere rendir las cuentas de los US $250 que esa tarde se embolsilló la dirigencia del fútbol boliviano.

 

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