Terrorismo, insurgencia y narcotráfico: así aumentó el comercio de armas en el mundo

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Foto: ONU / ALBERT GONZALEZ.

A pesar de que en la actualidad no existe un conflicto mundial que pudiera generar una necesidad de fabricar y vender armas a gran escala, el comercio de armamento en el mundo llegó en los últimos cuatro años a niveles que no se veían desde la Guerra Fría, así lo afirma un informe del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés).

El reporte afirma que entre los periodos 2007-2011 y 2012-2016 la transferencia internacional de armas creció 8,4 por ciento. Los cinco mayores exportadores son Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Alemania, mientras que los dos países que más importaron armas en los últimos cuatro años fueron India y Arabia Saudí.

Estados Unidos concentró un tercio del total de todas las exportaciones de armas alrededor del mundo entre 2012 y 2016. En este periodo su venta de armamento aumentó 21 por ciento comparado con el periodo anterior. La mitad de sus exportaciones se destinaron a Oriente Medio.

“En los últimos cinco años, la mayoría de estados de Oriente Medio se han dirigido en primer lugar a los Estados Unidos y después Europa en su búsqueda de capacidades militares avanzadas”, asegura Pieter Wezeman, investigador senior del Programa de Armas y Gasto Militar del SIPRI.

El investigador afirma que “a pesar del bajo precio del petróleo, los países de la región continuaron encargando más armas durante 2016, al considerarlas herramientas cruciales para dirimir los conflictos y las tensiones regionales”.

Jorge Luis Sierra, especialista en fuerzas armadas e investigador del Centro Internacional para Periodistas, explica a VICE News que el fin de la Guerra Fría no significó el fin de los conflictos en el mundo. “Aunque no haya una guerra a gran escala, en todo el globo se desarrollan conflictos que alimentan el comercio legal e ilegal de armas”.

Explica que los Estados que tienen conflictos violentos en su territorio destinan buena parte de su presupuesto para combatir a los grupos que amenazan a su población y dependiendo del país y la región, pueden ser grupos terroristas, insurgentes o del crimen organizado.

“Lamentablemente se sigue apostando por la proliferación de armas en lugar de resolver los conflictos por la vía política y destinar el gasto gubernamental a resolver los problemas de pobreza extrema, salud o educación, y aumentar el acceso a servicios básicos, lo cual fortalece la democracia en los países; sin embargo, los gobiernos siguen apostando por la violencia”, señala Sierra.

El especialista también menciona que buena parte de las armas que poseen las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico son compras gubernamentales que llegaron a manos equivocadas debido a la corrupción de las fuerzas armadas. “Las armas que compran los gobiernos llegan a grupos fuera de la ley como en el caso de México, pero no hay estadísticas oficiales para conocer la magnitud del problema porque es una actividad ilegal”.

La India fue el mayor importador de grandes armas del periodo 2012-2016, con un 13 por ciento del total. En ese periodo incrementó sus importaciones un 43 por ciento respecto al cuatrienio anterior.

En algunos países del continente asiático, al igual que de Oceanía, la importación incrementó en un 7,7 por ciento entre esos dos periodos. Esto representa el 43 por ciento de las exportaciones que se hicieron a nivel mundial en los últimos cuatro años.

En América creció la importación de armas 18 por ciento entre ambos periodos. Aún cuando en Colombia disminuyó 19 por ciento, en México creció 184 por ciento en el periodo 2012-16 en comparación con 2007-11.

Por su parte Rusia realizó el 23 por ciento de las exportaciones mundiales entre 2012-16, exportando el 70 por ciento de su armamento a India, China, Vietnam y Argelia. Este último fue el principal importador de armas de África, ya que compró 46 por ciento de las armas que entraron al continente.

Finalmente, las importaciones realizadas por los países europeos disminuyeron 36 por ciento entre los dos periodos estudiados.

 

Con información de Pedro Hiriart.