The Guardian cede en el caso Snowden

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BBC Mundo

Primero, afirma el diario The Guardian, fue una serie de reuniones donde altos representantes del gobierno británico pidieron con firmeza que se deshicieran de los documentos en los que trabajaban. Luego hubo una llamada: “Ya tuvieron su momento de diversión. Ahora queremos el material de vuelta”. Lo que siguió fue la destrucción física de computadoras y discos duros.

Tal es la denuncia del periódico británico, que asegura que agentes de seguridad del gobierno británico eliminaron archivos en su poder que contenían información filtrada por Edward Snowden, el exanalista de inteligencia estadounidense que permanece fugitivo de la justicia de su país

La publicación reveló los detalles en una columna del editor Alan Rusbridger, que aseguró que “uno de los momentos más bizarros en la historia de The Guardian” tuvo lugar cuando dos expertos del Government Communications Headquarters (Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno o GCHQ, por sus siglas en inglés), una de las tres agencias de inteligencia británicas, acudieron a la sede del periódico en Londres para supervisar la destrucción de discos duros y la pulverización de computadoras portátiles.

Rusbridger indicó que la insólita medida fue el corolario de varias semanas de presiones, mediante llamados y reuniones con “figuras oscuras de Whitehall” (como se llama al sector de oficinas de gobierno) que tenían una misma premisa: obligarlos a “entregar el material de Snowden o destruirlo”.

“El tono se endureció hace poco más de un mes, cuando recibí un llamado de un centro del gobierno diciéndome: ‘Ya tuvieron su momento de diversión’… Les expliqué que no podríamos investigar y reportear sobre el tema si cumplíamos con el pedido. El hombre de Whitehall parecía perplejo: ‘Ya han tenido su debate. No hay necesidad de seguir escribiendo'”, relató el editor del diario.

Sin respuesta

The Guardian ha tenido un papel clave en la difusión de las filtraciones del excontratista Snowden, empleado en el pasado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, cuyas revelaciones han dejado al descubierto detalles de programas secretos de espionaje.

Según la publicación, el gobierno británico amenazó con presentar acciones legales si no se deshacían de los documentos clasificados o los entregaban a las autoridades.

El gobierno británico, en tanto, ha declinado comentar el caso, ante la consulta de la BBC.

Sin embargo, una fuente rechazaró extraoficialmente que las acciones sobre The Guardian hayan sido desmedidas.

“Esto es lo opuesto a una mano dura”, indicó una fuente a la BBC, que destacó que no se habían producido arrestos ni presentado órdenes judiciales o demandas de ningún tipo.

Publicado el lunes, el artículo editorial que alimenta la polémica en la saga de Snowden sigue a la detención de David Miranda, pareja del periodista de The Guardian Glenn Greenwald, uno de los principales reporteros del medio en el tema de seguridad y vigilancia de comunicaciones.

El brasileño Miranda fue interceptado el domingo por las autoridades británicas en el aeropuerto de Heathrow, en Londres, en una escala de su viaje desde Alemania a Río de Janeiro, donde vive.

Fue interrogado por seis agentes durante nueve horas, el máximo que permiten las leyes antiterroristas británicas, y lo dejaron partir sin cargos, aunque sin su laptop computadora portátil, su celular y sus dispositivos portátiles de memoria.

“Nunca le hicieron una sola pregunta sobre terrorismo, nada que tenga que ver con una organización terrorista… Se pasaron todo el día preguntándole acerca de los reportajes que yo estaba haciendo”, dijo Greenwald al programa de radio Newsday del Servicio Mundial de la BBC.

El estadounidense Greenwald, que se reunió cara a cara con Snowden en Hong Kong en el pasado, reside en Brasil junto a Miranda. Desde allí señaló que seguirá publicando los documentos recibidos y que el Reino Unido “lamentará” la detención de su pareja.

“Voy a ser mucho más agresivo en mis reportajes desde ahora”, declaró en Rio el periodista a los medios.

Para Rusbridger, la posibilidad de establecer colaboraciones internacionales entre periodistas hará que el medio siga trabajando el material filtrado por Snowden u otros similares en el futuro, sólo que “sin hacer el trabajo desde Londres” sino en países con normas “más permisivas”.

Detención polémica

En tanto, la detención de Miranda ha generado reacciones encontradas en Reino Unido y ha llevado a Brasil a pedir explicaciones.

El Ministerio del Interior, conocido como Home Office, defendió las acciones de las autoridades en el aeropuerto y señaló que estas tenían la obligación de proteger al público.

En un comunicado difundido este martes, el organismo señaló que la policía debe actuar si considera que un individuo tiene en su poder “información robada de carácter sensible que podría ayudar al terrorismo”.

Por su parte, Scotland Yard -como se conoce a la policía metropolitana- indicó que la detención estuvo dentro del marco legal que establecen las normas contra el terrorismo vigentes en Reino Unido.

La “Sección Siete”, en particular, permite detener e interrogar a individuos en aeropuertos, puertos y zonas fronterizas y fue la figura que se usó para demorar a Miranda, que permaneció incomunicado durante las nueve horas que duró el interrogatorio.

Sin embargo, la cancillería brasileña señaló que la acción contra la pareja de Greenwald fue “una medida injustificable por involucrar a un individuo contra el que no pesa ninguna acusación que pueda legitimar el uso de la referida legislación”.

El viaje de Miranda, que The Guardian reconoció haber pagado, tuvo por misión contactar a la documentalista independiente Laura Poitras, la primera periodista con la que Snowden interactuó desde que se hizo fugitivo de la justicia estadounidense (actualmente tiene un permiso de asilo temporario en Rusia).

Según el periódico, la finalidad del viaje era intercambiar material entre Poitras y Greenwald sobre Snowden, dado que el carácter sensible de la información dificulta su envío por medios electrónicos.

Antecedentes

El 29 de junio, el periodista de The Guardian Glenn Greenwald, se refirió en rueda de prensa a la publicación de muchas más revelaciones sobre el espionaje de EE.UU.

Como muestra mencionó que la NSA recoge y almacena mil millones de llamadas de teléfonos móviles al día. Recalcó que no las estaban escuchando todas pero, como están almacenadas, tienen la capacidad de escuchar cada una de ellas a cualquier hora.

 

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