Trump se propone cortar la ayuda de EEUU a Centroamérica

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Foto: Todd Heisler/The New York Times

El plan de Donald Trump para eliminar la ayuda a tres países centroamericanos por su fracaso en detener el flujo de migrantes hacia Estados Unidos rompe con años de opinión generalizada en Washington de que la mejor manera de frenar la migración es atacar las causas que la generan.

La decisión también va en contra del enfoque que ha defendido el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, entre otros. López Obrador ha cabildeado para que Washington se una a su gobierno en la inversión de miles de millones de dólares en Centroamérica y el sur de México, al argumentar que el desarrollo económico y la reducción de la violencia son las formas más efectivas de alentar a los centroamericanos a permanecer en su país.

Eliminar la ayuda es “darte un balazo en el pie”, dijo Adriana Beltrán, directora para seguridad ciudadana en la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), un grupo de investigación de derechos humanos que monitorea de cerca la ayuda.

No obstante, el presidente se ha enfurecido por los números crecientes de familias que llegan a la frontera sur para solicitar asilo. Su gobierno notificó al Congreso la tarde del 29 de marzo que tiene la intención de reprogramar 450 millones de ayuda para Guatemala, Honduras y El Salvador y que ya ha instruido a las embajadas en la región.

“Ya no enviamos dinero allá”, dijo Trump a los reporteros el viernes. “Les estamos dando una tremenda ayuda. Dejamos de pagarles”.

Aunque los legisladores tienen herramientas para oponerse a esta decisión, es muy posible que algo de la ayuda, si no es que toda, pueda ser suspendida por ahora.

La decisión pone de cabeza a la política estadounidense en la región. No solo eliminará asistencia humanitaria y para desarrollo, sino que también detendrá esfuerzos conjuntos de las fuerzas de seguridad, así como unidades antipandillas evaluadas por Estados Unidos, que contaban con el respaldo de los republicanos y del gobierno de Trump hasta ahora, dijo Juan S. Gonzalez, exsubsecretario adjunto de Estado durante el gobierno de Barack Obama.

De hecho, apenas un día antes de que Trump hiciera estas declaraciones, Estados Unidos firmó un acuerdo de seguridad fronteriza con los tres gobiernos centroamericanos con el objetivo de fortalecer la cooperación contra el tráfico de personas y el crimen organizado.

El retiro de la ayuda, dijo Gonzalez, “socava nuestro interés”. Y agregó: “Realmente hemos tenido éxito contra las pandillas en Estados Unidos al cooperar con las fuerzas de seguridad regionales. Nos ayudó a prevenir el flujo aumentado de pandillas”.

La decisión también tomó desprevenido a México. El gobierno mexicano ya estaba desconcertado el viernes por la amenaza de Trump de cerrar partes o por completo la frontera tan pronto como esta semana en respuesta al incremento de inmigrantes, y este fue un golpe adicional.

Activistas argumentan que cancelar la ayuda solo agravará las causas de raíz que impulsan a los migrantes a abandonar los tres países, en donde una larga historia de gobiernos corruptos y graves desigualdades perpetúan una profunda pobreza.

La violencia de las pandillas, el tráfico de drogas y los abusos por parte de las fuerzas de seguridad -que en parte son resultado de las políticas estadounidenses en la región enfocadas en combatir el comunismo en los años ochenta y el narcotráfico desde los noventa- han llevado a las tasas de homicidios más altas en el mundo en zonas que no están en guerra.

El gobierno de Obama incrementó la ayuda después de un aumento repentino de niños centroamericanos que llegaron a la frontera de Texas en 2014. La asistencia a la región se duplicó en 2016 hasta unos 750 millones, de acuerdo con WOLA.

Beltrán, una de las directoras, dijo que esa ayuda después de 2016 no solo se enfocó en la violencia y la inseguridad, sino que reflejó un entendimiento de que es necesario “abordar los asuntos de gobernabilidad y corrupción” y también “crear oportunidades económicas y construir instituciones”.

Con la ayuda significativa que llegó a la región solo en 2017, no ha habido mucho tiempo para que tenga un fuerte impacto.

“Hay desafíos a largo plazo que van a necesitar una solución sostenible a largo plazo”, dijo Beltrán. “Puedes tener una discusión sobre cómo asegurarte de que la ayuda sea efectiva, esa asistencia no está destinada a apoyar a gobiernos corruptos”.

Gran parte de la ayuda humanitaria es distribuida a través de gobiernos locales y organizaciones no gubernamentales. Eliminar esa ayuda es “ilógico y vengativo”, dijo Tim Rieser, un asesor sénior de política exterior del senador Patrick Leahy, el vicepresidente del Comité de Apropiaciones del Senado.

No obstante, eliminar ayuda directa a los gobiernos nacionales de los países del Triángulo Norte tal vez se debió haber hecho hace tiempo, agregó, porque ellos son parte del problema.

“El senador Leahy no cree que debamos respaldar a gobiernos que se preocupan más de enriquecerse a sí mismos y permanecer en el poder que por abordar las necesidades de su propia gente”, agregó, al señalar los esfuerzos de los gobiernos de Honduras y Guatemala para controlar a las cortes y entorpecer el combate a la corrupción”.

El gobierno de Trump ha disminuido un poco de la presión a medida que los gobiernos de Guatemala y Honduras cultivaron aliados conservadores en Washington y se presentaron a sí mismos como aliados en el combate a las drogas.

Para ganar el favor de Washington, Guatemala siguió los pasos del gobierno de Trump y movió su embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén el año pasado. El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, dijo la semana antepasada que su gobierno abriría una oficina de comercio en Jerusalén, lo que él llamó “un primer paso” en el proceso de mover la embajada de su país.

No hubo una respuesta oficial de parte de los gobiernos centroamericanos el sábado. Ebal Díaz, secretario de la Presidencia de Honduras, dijo a la emisora honudreña Radio América que la ayuda estadounidense era dirigida en su mayor parte a grupos no gubernamentales humanitarios y de ayuda.