Trump visita Puerto Rico y dice: Hemos gastado mucho dinero
Pasados 13 días del impacto catastrófico del huracán María, Donald Trump ha aterrizado este martes a mediodía en Puerto Rico. El presidente de EE UU -que tardó dos días en visitar Texas después del huracán Harvey y tres en acudir a Florida tras Irma- no ha anunciado en sus primeras declaraciones medidas concretas de apoyo y se ha centrado en ensalzar los esfuerzos de su administración en la asistencia a los damnificados y en los primeros pasos de reconstrucción de las arrasadas infraestructuras del país caribeño. Metiendo el dedo en la llaga, Trump incluso le ha reprochado al Gobierno local la enorme deuda financiera que arrastra y ha dicho: “Odio decirles esto, pero hemos gastado mucho dinero en Puerto Rico”.
La isla tiene una deuda de 73.000 millones de dólares y este año se declaró en quiebra. Esa era la situación de Puerto Rico antes de la temporada de huracanes. Y la llegada de María con sus vientos de 250 kilómetros por hora y sus lluvias torrenciales -el mayor huracán que golpea la isla desde 1929- ha empeorado todo hasta niveles insostenibles, destruyendo el 100% de la red eléctrica, dejando a la intemperie a más de 50.000 familias que vivían en casas precarias que han quedado destruidas, dañando la red de carreteras, convirtiendo el agua potable casi en un producto de lujo y paralizando la actividad económica e industrial por completo; como si en vez de haber pasado un ciclón, Puerto Rico hubiera sido bombardeado.
El gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, ha comparado la tragedia con la provocada por el huracán Katrina en Nueva Orleans en 2005 y en cada declaración hace ver que Puerto Rico (3.400.000 habitantes) no podrá levantarse sin el auxilio de EE UU. La coalición Agenda Nacional de Liderazgo Hispano, con base en Washington, estima que la isla necesitará unos 70.000 millones de dólares para rehacerse de la catástrofe y pide “un Plan Marshall para Puerto Rico” -aludiendo a la reconstrucción de Europa tras la II Guerra Mundial-. Se prevé que este mes el Congreso de EE UU apruebe un fondo de emergencia para la isla, pero por las referencias machaconas del presidente a la deuda de la administración puertorriqueña, que ya había mencionado en Twitter días atrás, cabe asumir que los vientos no soplan a favor de un rescate histórico sino de un auxilio limitado.
Trump ha reconocido en sus declaraciones que Puerto Rico está sufriendo “una verdadera catástrofe” pero al mismo tiempo ha destacado como si fuera un aspecto positivo que la cifra oficial de muertos no es hasta el momento tan alta para la magnitud del huracán y de los destrozos. “¿Cuál es su cuenta de muertos?”, ha preguntado a Rosselló. “Dieciséis”, ha dicho el gobernador. “Debes estar orgulloso”, ha concluido el jefe de la Casa Blanca, que ha aterrizado en una base militar de la capital, San Juan, con su esposa Melania Trump. Allí se ha visto también con Carmen Yulín, la alcaldesa de San Juan, con la que mantuvo una polémica el pasado fin de semana. Yulín había criticado lo que considera una lenta reacción de Washington a la catástrofe de Puerto Rico y Trump le respondió en Twitter lamentando su “pobre liderazgo” y opinando que hay líderes en la isla que quieren que les den “todo hecho”.
El mandatario republicano es el primer presidente de EE UU que hace una visita oficial a Puerto Rico en medio de una emergencia. Después de sus declaraciones en la base militar se ha dirigido a un hangar para realizar un recorrido en helicóptero para contemplar la devastación de la isla, y tiene previsto también reunirse unos minutos con víctimas del huracán y con personal de rescate antes de marcharse de Puerto Rico sobre las cinco de la tarde, poco más de cinco horas después de llegar.