20 años de historia. Nace un nuevo pacto de gobernabilidad
El último acuerdo de gobernabilidad política funcionó en 2002 tras las elecciones de ese año con la conformación de una alianza impensada entonces entre el MNR de Gonzalo Sánchez de Lozada ganador de ese proceso con el 22,5% y el MIR de Jaime Paz Zamora que arrancó el 16,3% de la votación. El acuerdo se denominó de “Responsabilidad Nacional”.
En 1982, marcó el inicio del retorno a la democracia, desde entonces el país fue gobernado consecutivamente entre pactos y acuerdos políticos al no alcanzar ninguno de los candidatos la mayoría para hacer Gobierno por sí solo. En 1985, luego de haberse recortado el periodo de Hernan Siles Zuazo que precidió el Gobierno de la (UDP), sin la mayoría requerida en el Congreso Nacional, se suscribió el “Pacto por la Democracia” luego de las elecciones en las que resultó ganador ADN con el 32.8% de votación y el segundo el MNR que obtuvo el respaldo del 30.3% del electorado. En esa ocasión fue elegido presidente Víctor Paz Estenssoro MNR con los votos de ADN que postulaba a Hugo Banzer Suárez. En las elecciones de 1989, Jaime Paz Zamora MIR tercer colocado en esa elección con el 21.8%, alcanzó la presidencia en acuerdo con ADN que obtuvo 25.2%. Ambas fuerzas políticas, irreconciliables hasta ese momento, por sus divergencias ideológicas, cerraron en el Congreso el pasó al MNR que a pesar de haber logrado el triunfo electoral con el 25.6%, fue relegado de la alianza. Ese acuerdo se conoció con el nombre de “Acuerdo Patriótico”.
En las elecciones de 1993, Gonzalo Sánchez de Lozada MNR alcanzó la presidencia con el 33.8% de los votos en acuerdo con UCS de Max Fernández que logró el 13.1% y el MBL que postulaba a Antonio Aranibar que obtuvo el 5%. Ese Gobierno reformuló la Constitución aprobando el voto a partir de los 18 años y modificó el periodo presidencial de 4 a 5 años.
En la edición de agosto de 2002, dat0s publicó en tapa la foto de Goni MNR y Jaime MIR que tras una dramática negociación lograron suscribir un acuerdo de gobernabilidad que fue el más cortó y el último en la vida de los acuerdos pactados. Concluyó un año y dos meses después con el derrocamiento de Sánchez de Lozada, la conformación de un Gobierno transitorio a la cabeza de Carlos Mesa y la convocatoria a elecciones generales en 2005. En ese proceso, el MAS-IPSP alcanzó el 54% de los votos convirtiéndose en la primera fuerza política en democracia que no necesitó pactos de gobernabilidad para asumir el Gobierno que duraría de enero de 2006 a octubre de 2019.
NACE UN NUEVO PACTO DE GOBERNABILIDAD
El primer acuerdo político en democracia lo alcanzaron en 1985 el MNR de Víctor Paz Estenssoro y ADN de Hugo Banzer Suárez. El acuerdo se denominó “Pacto por la Democracia”. A pesar de haber ganado Banzer cedió la cabeza del Ejecutivo al MNR. Una de las primeras medidas de la coalición fue aplicar la Nueva Política Económica (NPE) de libre mercado que culminó 20 años después.
Gonzalo Sánchez de Lozada con sus 72 años de edad, resultó ser un gran director del escenario político nacional y sus artes escénicas aprendidas en su juventud, cuando producía filmes nacionales, le sirvieron para proyectarse hacia la toma del poder el 6 de agosto del 2002. Desde que el 30 de junio los ciudadanos le confiaron una votación del 22.46% y lo hicieron ganador de la primera mayoría relativa. Así el expresidente se convirtió en el director político bajo cuyas iniciativas tuvieron que desplazarse los dirigentes de la Nueva Fuerza Republicana (NFR) que obtuvo 20.91%, tercero en la general; y del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) con respaldo del 16.32% del electorado. La sorpresa -a quien había que cerrarle el paso- resultó el MAS del candidato Evo Morales que logró el segundo lugar en el proceso con el respaldo del 20.95% de los votos.
Aunque muchos califican el periodo poselectoral como excesivamente dramático; una “crisis política insalvable”, Sánchez de Lozada tomó el mes de julio como el campo para desarrollar iniciativas y ofrecer papeles estelares a Manfred Reyes Villa y a Jaime Paz Zamora. Reyes Villa aceptó de inicio ingresar al elenco que está preparando el MNR. Pero luego, resolvió no participar de la alianza que tendrá duración de cinco años por las diferencias programáticas entre su partido y el de Goni.
Sánchez de Lozada, resolvió entonces darle papel de primer orden al MIR, demostrando al país que no existen en política rencores eternos ni vacíos de poder insalvables.
Aun así, en el supuesto de que tampoco se conforme un Gobierno con el MIR, siendo él el director de escena, sabe que está en sus manos la distribución del guion que puede ser volcado a otros actores después del 6 de agosto. Sánchez de Lozada, ha demostrado que la política no solo es una ciencia, sino también un arte para desplazarse en el escenario nacional y desde luego, internacional.
LA OBRA EMPIEZA, ¡ARRIBA EL TELÓN!
Parece que nadie es neutral cuando se trata de Gonzalo Sánchez de Lozada. Elogiado por quienes lo consideran como el hombre ideal para enfrentar el deterioro de la economía y resistido por los que ven en él la figura antipatria. Para sus partidarios y para el electorado conservador que le confió su voto, el nuevo presidente viene con un indiscutible caudal de experiencia. “Es la persona ideal para Bolivia”, repiten quienes conocen de cerca a Sánchez de Lozada. Lo definen como un hombre capaz de resolver los problemas más delicados y confían en que su experiencia tanto a nivel empresarial como político le permitirán conformar un Gobierno estable que no dejará de ser dífícil reto.
Se necesitará mucho trabajo para sacar a Bolivia adelante y sus seguidores están seguros que el nuevo mandatario alcanzará los consensos necesarios, y que hará un buen acuerdo en el tema del gas, que, desde ya, para muchos analistas, representa de inicio la piedra angular de su gestión. Los críticos de Sánchez de Lozada en cambio lo ven de otra manera: insensible e indolente con la causa de los desposeídos que provocará más enfrentamientos en Bolivia. “El señor Sánchez de Lozada ha gobernado a su manera. No escucha, no tiene sensibilidad apropiada para resolver con diálogo potenciales conflictos ni capacidad para salvar las diferencias partidarias en el Congreso”, dicen los que se ubican al lado de esa tendencia.
Para bien o para mal, Sánchez de Lozada, ha sido elegido por segunda vez presidente de Bolivia y tiene un trabajo difícil en sus manos. Casi inmediatamente instalado en el Palacio deberá tomar medidas trascendentales que perfilarán el país productivo y con empleo; al otro extremo, hay quienes aseguran que podría nuevamente poner a andar la continuidad de la Capitalización de su primer Gobierno que no ha sido la solución para el despegue económico de las empresas bolivianas. Entre esas dos corrientes, el jefe del MNR puede entorpecer la relación con los sectores populares que se niegan a aceptar medidas que incentiven el endeudamiento externo o la penetración de transnacionales; que postergue las aspiraciones de los estamentos sociales que conforman la base dura del MAS de Evo Morales que ha crecido electoralmente por el desgaste de la “vieja política”.
En este cuadro solo para poner un ejemplo, habría que citar las manifestaciones que se han visto desfilar por las calles de la sede de Gobierno en los últimos días contrarias a la venta de gas por Chile. “Son marchas absolutamente espontaneas”, dicen sus promotores. Pero lo cierto es que son los primeros cabildeos de la oposición radical que ejercerá el MAS de Evo Morales.
LOS ESCENARIOS DE LOS ACUERDOS
ESCENA 1
Hasta la tarde del 14 de julio el MIR estudiaba una tentadora oferta del MNR para conformar una alianza de gobernabilidad. Al terminar la jornada ese mismo día Jaime Paz Zamora había difundido un mensaje haciendo conocer las resoluciones de un encuentro político de su partido celebrado en Tarija. El jefe mirista dijo que su partido “gobernará desde el Parlamento”. Esa declaración no convenció a cierta dirigencia mirista y generó una marcada incertidumbre en los bolivianos que seguían la transmisión por la televisión estatal sin entender en concreto lo que decía Paz Zamora. “Los miristas tienen la habilidad de decir cosas sin decir en específico cuales”, se comentó en el MNR.
Ni NFR de Reyes Villa ni el MIR, en ese orden, se resignaban a ceder espacios parlamentarios; con un reparto fulgurante de estrellas muchas de las que, probablemente, se convertirán desde el 6 de agosto en los actores principales de una película similar a las anteriores, quizá esta vez con menor margen de apoyo.
La gobernabilidad estaba deteriorada por corrientes regresivas de apoyo a las fuerzas pactadas. La discusión que enfrentaban por estos días los dirigentes del MNR era sobre la necesidad de generar una agenda amplia de convergencia en base a la cual se genere opinión favorable y no dejar que el MAS robe protagonismo al estrecho triunfo electoral de Goni en las urnas.
ESCENA 2
El jueves 17 de julio, Gonzalo Sánchez de Lozada se reunió con el jefe del MIR en su residencia de campo del Picacho en Tarija. En esa reunión, los expresidentes discutieron amigablemente y establecieron un primer acercamiento de gobernabilidad, según comentaron los dirigentes del MNR que acompañaron a Sánchez de Lozada al encuentro del Picacho. Como ya no era suficiente el drama en torno a los resultados de ese encuentro, Goni pasó al frente para darle un toque de humor a su reunión con el jefe mirista: “La novia no ha querido entrar a la iglesia, pero la vamos a rogar hasta que acepte”.
El principal argumento que reforzaba en chiste la necesidad de que se debían agotar los esfuerzos para conformar un Gobierno estable, recurriendo a la figura de la novia despechada.
Sin embargo, en la reunión del Picacho pesaban factores adversos. EL MNR se encargó desde que asumió el poder en 1993 de atacar al MIR para despojarlo de cualquier posibilidad de retornar al poder con denuncias por supuestos vínculos de su cúpula con el narcotráfico. Varios de ellos acabaron presos durante largos años, incluido el fiel escudero de Paz Zamora, estratega y articulador de marras, Oscar Eid Franco. La teoría fundamental sobre la que trabajan los equipos negociadores del MNR era que todo es posible en política y que no se podía confiar en ningún poder con facultades exclusivas. Los movimientistas parafrasearon a Madison: “Si los hombres fueran ángeles ningún Gobierno sería necesario”.
ESCENA 3
La noche del 21 de julio la política quedó sacudida por la negativa de la NFR de pactar con el MNR. Manfred Reyes Villa le negó su apoyo a Goni aduciendo que entre el programa de su partido y el del MNR había ciertamente abismales diferencias. Sin embargo, fuentes confiables de NFR dijeron a este medio que el principal motivo era la despiadada guerra sucia que inició el MNR contra Manfred para bajarlo del primer lugar que ocupaba cómodamente en las encuestas del 38% al 20.91% con el que acabó tras el recuento de votos. La noticia llegó como un balde de agua fría para el equipo de negociadores del MNR que gestionaba acuerdos con esa fuerza política: Chacho Justiniano, Oscar Arrien y el resto quedaron mermados de apoyo. Siguiendo en la pantalla de los noticieros por la television, quienes celebraban en otro escenario eran Carlos Sánchez Berzaín y Juan Carlos Durán, los dos principales articuladores de la alianza en ciernes entre el MNR y el MIR. Al día siguiente el país se reponía ingenuamente; lo que quería oír ante semejante incertidumbre. “El problema de Sánchez de Lozada es su falta de credibilidad”, dijeron fuentes de NFR. Recordaron el rompimiento unilateral que Goni promovió con Acción Democrática Nacionalista (ADN) en el “Pacto por la Democracia” poco antes de las elecciones de 1993. “La falta de confianza es una carta recurrente que manejan quienes no lo conocen”, defendieron los partidarios del gonismo forzando encontrar un acuerdo de gobernabilidad. En medio de este fluido intercambio de desencuentros, la guardia vieja del MNR dijo que “no sería la primera vez ni la última que asumamos la responsabilidad de gobernar sin aliados”.
Las presiones internas se hacían sentir cada vez con más fuerza. Sánchez de Lozada estaba pagando el alto precio de ganar una elección sin suficiente respaldo. El cuatro veces presidente constitucional de Bolivia Víctor Paz Estensoro (MNR) decía que “todo hombre tiene un precio y una ambición en su vida y que el secreto de la política consistía en satisfacer esas aspiraciones”.
EPÍLOGO
Pero hay otro factor que muy pocos parecen recordar a esta hora. La gran dependencia boliviana de la cooperación externa. Estados Unidos tiene intereses poderosos en la democracia boliviana que están amarrados a grandes intereses económicos como el gas y la lucha contra las drogas. De otra manera no se explica el recorrido tortuoso que había realizado durante al menos dos fatigosas semanas el embajador de los Estados Unidos en Bolivia, Manuel Rocha, buscando sustento para el nuevo Gobierno. “Bolivia empieza a ser una pieza clave en el contexto internacional y consecuentemente estos factores pueden poner su dedo índice para equilibrar la balanza a favor de la viabilidad del Gobierno de Sánchez de Lozada”, se comentó en círculos diplomáticos que esperaban un desenlace sobre la tensa espera.
Finalmente, la película cobró forma en los días posteriores. Jaime Paz aceptó el reto de hacer acuerdo con Sánchez de Lozada. La pregunta que habrán de hacerse ahora los aliados es la siguiente: ¿qué pasará en los próximos meses? El nuevo Gobierno tendrá que enfrentar la arremetida de los grupos radicales en el Congreso. La respuesta ante esa comprobación de fuerzas centrifugas ha sido si ese asedio tendrá respuestas imaginativas con tareas orientadas a los sectores más vulnerables de la sociedad. Habrá que ver por ejemplo si el Gobierno de Goni convoca una Asamblea Constituyente para refundar la nación. Una tendencia que cobra altísima fuerza entre las organizaciones sociales adscritas al MAS.
Una respuesta de calado era poner en marcha un ambicioso plan de vivienda social con el compromiso de que las mayorías accedan a un techo propio con el compromiso de pagar sus impuestos. Contradicciones como esa conforman el universo fulgurante que agita el clima de estabilidad. En Bolivia el 80% de las actividades del comercio son informales, por lo tanto, las grandes mayorías nacionales no declaran al Servicio de Impuestos. Se estima que el Gobierno pondría desde un inicio atención prioritaria para la construcción de carreteras que integren a los sectores rurales para mejorar sus ingresos para la comercialización de sus productos.
Otro de los ejes es que la ayuda para el Desarrollo Alternativo, programa para la lucha contra el narcotráfico financiada por agencias de EEUU, no se concentre exclusivamente en la zona del Trópico de Cochabamba sino que llegue a zonas más deprimidas para potenciarlas y desconcentrar la asistencia financiera. Son las famosas obras con empleo que desde el 6 de agosto se pondrán en ejecución para contrarrestar la arremetida de la “sociedad civil organizada” como le gusta llamar a Evo Morales que asumirá su curul en franca y vigorosa oposición a la nueva alianza pactada.