300 familias claman por alimentos y buscan evitar otro deslizamiento
Desprotegidos y desamparados, así se sienten más de 300 familias afectadas por el deslave del Parque Tunari en Tiquipaya.
A cinco días del alud, la situación de los pobladores se agrava por las carencias y la alerta de nuevos deslizamientos en la parte alta de la cuenca Taquiña, mientras los técnicos del Gobierno nacional y de la Gobernación intentan evitar otra tragedia.
“Necesitamos agua, alimentación y vituallas. El trabajo para sacar el lodo y las piedras es cansador”, señaló ayer Mario Flores, un vecino de Tika Khatu, una de las más afectadas por el aluvión.
El trabajo en la zona del desastre es arduo. En el área se encuentran desplazados 215 voluntarios, 620 soldados y 221 policías y bomberos que retirar material de 80 viviendas dañadas en gran magnitud y otras 286 infraestructuras afectadas, indicó el asesor general de la Gobernación de Cochabamba, Roberto Mamani.
Mencionó que a la fecha se contabilizó 124 familias afectadas y 64 damnificadas.
“Tenemos 300 personas en albergues, así como también tenemos una superficie afectada de 2.800.000 metros cuadros”, agregó.
La limpieza de lodo que ingresó a casas y vías de 12 barrios en los distritos 5 y 6 avanza en medio de dificultades por cuestiones de logística debido a que faltan implementos básicos como botas, guantes, cascos, herramientas y maquinaria pesada.
En varios puntos se constató que el barro obstaculiza la labor y la circulación de los efectivos.
Cansados de vivir con incertidumbre y dudas sobre qué pasará en próximos días, los vecinos de la OTB Molle Molle Noroeste se reunieron para solicitar a las autoridades nacionales, departamentales y municipales respuestas a sus peticiones.
“Pedimos más material de trabajo y limpieza. El lodo en las viviendas está a dos e incluso tres metros de altura. Eso no se puede sacar sólo a pulso, muchos vecinos quedamos prácticamente en la calle, por eso necesitamos más colaboración”, afirmó Cristóbal Burgos, el presidente de la OTB.
Otro aspecto que mantiene en vilo a la gente del lugar es qué pasará con ellos más adelante, debido a que existe una disposición para que sean evacuados a albergues temporales.
“¿Dónde vamos ir? Se habilitó un albergue en una unidad educativa, pero allí no hay baño ni ducha y el espacio es pequeño. El número de damnificados está aumentando”, advirtió Isaura Cruz.
Mencionó que el incremento se debe a que muchos afectados se alojaron con familiares los primeros días y ahora retornan para limpiar sus hogares.
Estas personas se han dado cuenta de que están hospedados lejos y decidieron trasladarse al establecimiento que la Alcaldía habilitó como albergue para movilizarse con mayor facilidad.
En un recorrido realizado por Los Tiempos al refugio, se verificó que funciona con algunas limitaciones.
La responsable del albergue, Edith Aguilar, dijo que lo que más preocupa es la ausencia de carne, vegetales y otros insumos para cubrir la alimentación de las 50 personas que se resguardan en este espacio y las raciones que se debe distribuir a los soldados.
Sostuvo que las denuncias de desvío de donativos en el aluvión de 2018 por presuntos funcionarios de la Alcaldía crearon desconfianza en la población para entregar víveres y otros enseres.
Pese a que a el alcalde Juan Carlos Angulo aprobó la declaratoria de desastre municipal la madrugada del sábado y la gobernadora Esther Soria gestiona una ley de emergencia departamental que permiten disponer inmediatamente de fondos, se desconoce los motivos por los que no existen recursos económicos para cubrir gastos elementales.
Hay cuatro zonas erosionadas en la cuenca Taquiña que podrían desprenderse, según un informe de realizado por el Parque Tunari.
BUSCAN EVITAR OTRO DESLIZAMIENTO
El secretario de la Madre Tierra de la Gobernación, Alan Lisperguer, alertó ayer que se identificó una nueva fractura que podría hacer que otro talud ceda y remarcó que se trabaja para evitar el descenso de otra mazamorra.
“Tenemos que hacer zanjas de coronamiento en este sector y revestir con piedra. Hay un riesgo latente porque existe una infiltración elevada de agua”, puntualizó.
Lisperguer subrayó que se monitorean de forma permanente el comportamiento del clima y aspectos geológicos con la finalidad de prevenir un nuevo deslave en la cuenca Taquiña.
ADULTOS, LOS QUE MÁS SE ENFERMARON POR ALUVIÓN
REDACCIÓN CENTRAL
El Servicio Departamental de Salud (Sedes) realizó 226 atenciones médicas a pacientes afectados por el deslave de Tiquipaya en cuatro días, según un informe de la institución.
El documento detalla que el 49 por ciento de las personas atendidas fueron adultas (110), que tenían entre 20 y 39 años; el 13 por ciento (29), 10 a 49 años; el 9 por ciento (21), más de 60 años; el 8 por ciento (18), de 50 a 59 años, y el 13 por ciento (13) de 1 a 9 años.
El ministro de Salud, Aníbal Cruz, informó ayer que se desplazaron brigadas y personal de la Cruz Roja para prevenir enfermedades diarreicas, casos de hipotermia, infecciones estomacales y otros en el sector.
Precisó que 37 médicos recorren la zona afectada con medicamentos.
30 VOLUNTARIOS SE UNEN PARA SALVAR A MASCOTAS
REDACCIÓN CENTRAL
Alrededor de 30 voluntarios se organizaron para rescatar y cuidar a las mascotas afectadas por el desastre. La tarea se realiza en medio de carencias y sacrificios debido a que personal del Centro de Operaciones de Emergencia Municipal de Tiquipaya (COEM) intenta reubicarlos.
“Nuestro trabajo es importante porque estamos ayudando a quienes no hablan pero sufren. Nos quieren desalojar para llevarnos a la subalcaldía de distrito 5 o a un tecnológico que está a 50 metros del río”, que es una zona de alto riesgo por la crecida del afluente, indicó Jhonny Antezana.
En tan sólo cuatro días se rescataron 40 canes, aseveró Rodrigo Jaimes, un joven que colabora con esta labor.
Mencionó que requieren medicamentos y hogares temporales, porque los refugios colapsaron.
PUNTOS DE VISTA
“La ayuda ha llegado limitadamente. Lo que más nos preocupa es dónde vamos a ir, porque las condiciones del refugio Libertad no son las adecuadas, hay bastante hacinamiento”. Isaura Cruz. Vecina de Tiquipaya.
“Necesitamos más botas, picotas, palas y material de limpieza. Esta vez la mazamorra bajó con fuerza y se acumuló en las casas hasta alcanzar dos metros”. Cristobal Burgos. Dgte. Molle Molle Noroeste.
OPINIONES
“Requerimos vituallas, alimentos y colchones. Hemos habilitado ambientes para los niños con apoyo de Aldeas Infantiles SOS, donde se realizan actividades lúdicas”. Edith Aguilar. Responsable de refugio.
“No tenemos recursos para hacer el rescate de las mascotas. Nos movilizamos con nuestros propios medios, nos quieren reubicar a una zona de riesgo cerca del río”. Nayra Morris. Voluntaria.