Embarazos no planificados
“Aquí nunca te preguntan si quieres tener hijos, es algo que se espera porque eres mujer. He tenido muy joven a mi primera hija, en total tengo tres, pero también he tenido dos fracasos (abortos espontáneos) y me he curado así nomas, solo en el segundo tenía dolores y he ido a la posta”.
Esta es la experiencia que relata Eleuteria, una comunaria que reside en Palca, Sacaba, con su familia.
Eleuteria no accede a visitas médicas desde que sus hijos terminaron de recibir todo el esquema de vacunación infantil en un centro de salud cercano. Eso fue hace unos 20 años.
Afirma que ninguno de sus embarazos fue planificado, no conoce de métodos anticonceptivos y el aborto es algo en lo que no se puede ni pensar en su comunidad.
Ella es parte del 50% de mujeres bolivianas que tuvo que enfrentar un embarazo no planificado a pesar de la crisis económica y la falta de información que tenía al respecto.
“Eso se aprende nomás, con el tiempo es más fácil”, le dijo su madre en su primer embarazo, a los 15.
Según datos expuestos por la Mesa de Maternidad y Nacimiento Seguro (MNMNS), casi el 25% de embarazos en Bolivia terminan en un aborto y 1 de cada 10 mujeres en el país afirma haberse sometido a este proceso de forma inducida.
Mortalidad materna
La tasa de mortandad materna es aproximadamente de 200 en cada 100.000 nacimientos.
Según el médico obstetra, José Orellana, gran parte de los embarazos que terminan en abortos se debe a que el organismo no está listo para vivir el proceso de gestación.
“Un cuerpo que está aún en proceso de formación, con dificultad podrá formar de forma exitosa un embrión para luego dar a luz. Es un proceso muy complejo y, desde mi experiencia en las consultas, las mujeres más jóvenes son las que presentan complicaciones, porque tampoco es algo que hayan pedido, el ser madres a su edad”, indica.
Embarazo adolescente
Aunque el problema de la pandemia del coronavirus no permite una actualización de datos certera, se sabe que una gran mayoría de embarazos no planificados se da en la etapa de la adolescencia, al inicio de la vida sexual de las mujeres a causa de la falta de información y acceso a métodos anticonceptivos.
El embarazo no planificado o no deseado a temprana edad afecta seriamente la salud y el desarrollo de las potencialidades de las mujeres.
La gestación en un cuerpo muy joven puede deteriorar la salud de la mujer permanentemente o poner en riesgo su vida, más aún con acceso limitado a servicios adecuados de salud, según la “Investigación sobre uniones tempranas en menores de 16 años en la zona de la cordillera de los municipios de Tiquipaya y Sacaba” del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
El Plan Plurinacional Prevención del Embarazo en Adolescentes y Jóvenes 2015-2020 señala que el embarazo no planificado o no deseado entre los 12 y 18 años alcanza a aproximadamente el 25% en ese grupo poblacional.
Entre los registros de las adolescentes que sí logran acudir a servicios de salud, entre enero y septiembre de 2021, se registraron más de 29 mil embarazos en el país; en 2020, Bolivia reportó 39.000 embarazos en adolescentes, de los cuáles 37.829 corresponden a jóvenes de entre 16 y 19 años, y 2.170 se tratan de menores de 15 años.
Según el Ministerio de Salud, en 2019 se registraron 2.632 embarazos en niñas menores de 15 años en Bolivia.
El responsable de Salud Materna de UNFPA Bolivia, Gustavo Tapia, lamenta que las mujeres más jóvenes carguen con las consecuencias más pesadas de los embarazos no planificados.
“Pocas acuden en algún momento a recibir atención en salud y abandonan la escuela para contribuir en la economía familiar”.
Uniones tempranas
Además de la obligatoriedad por costumbres, la falta de información y la búsqueda de “seguridad”, las mujeres jóvenes y adolescentes forman uniones tempranas con los padres de sus bebés, llegando a hacerse cargo de hogares enteros a edades cortas.
Al interior de muchas comunidades (en el área rural) y círculos sociales (en las ciudades) se celebra y “respeta” a las mujeres casadas o unidas (en concubinato), independiente de su edad.
En esta dinámica, se proscriben tareas de crianza y cuidado para las jóvenes que aceleran su ritmo de vida, deterioran su salud y no las dejan siquiera asistir a revisiones médicas.
Métodos anticonceptivos
Según una evaluación sobre el conocimiento en métodos anticonceptivos, el porcentaje a nivel nacional es superior al 75% de personas que afirman estar bien informadas.
Sin embargo, el simple hecho de adquirir preservativos o acudir a un centro de salud solicitando los mismos es mal visto y muchos sienten vergüenza.
“Hay barreras de acceso al mismo establecimiento porque no está preparado para brindar una atención rápida y confidencial que espera el adolescente cuando acude. Ellos necesitan llegar y tener privacidad y confidencialidad, porque como los establecimientos atienden en comunidades hay gente que los conoce y emite juicios de valor”, manifiesta.