Activistas y religiosos avivan el debate por la Ley de Identidad de Género

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Laura Álvarez  tiene 45 años y es la primera presidenta transexual del colectivo Trans, Lésbico, Gay y Bisexual de Bolivia (TLGB). Nació varón. Así lo certifica su cédula de identidad ,  aunque en la actualidad su cuerpo expresa  lo contrario.

Pese a que varios de sus compañeras transexuales y transgéneros  han logrado cambiar sus datos en  certificados y documentos de identidad,  mediante juicios, Laura espera que se promulgue la Ley de Identidad de Género -que impulsa su colectivo-, que    le permitirá el cambio de datos sin mayor papeleo. 

“En mi cédula  aún  figuro como Alberto Álvarez”, comentó  esta activista  pelirroja, alta y  delgada, quien contó que tras  cuatro años de gestión, este  proyecto de ley   corre el riesgo de quedar truncado.  “Nos hemos enterado que miembros de la Iglesia Católica y de las iglesias evangélicas han manifestado su desacuerdo con este proyecto de ley y se lo han hecho saber al presidente Evo Morales”.

La Ley de Identidad de Género  viabiliza  la dotación de personería jurídica a las personas transexuales y transgénero. El proyecto de ley presentado por la comunidad TLGB está  conformado por 11 artículos, una disposición transitoria y una disposición final, y  “tiene por objeto   establecer el procedimiento para el cambio de los datos,  el nombre y sexo de las personas transexuales y transgénero, permitiéndoles ejercer el derecho a la identidad de género”, se lee en el documento.  

A decir de Álvarez, este  texto fue revisado y socializado   a fines de  2015 por la actual ministra de Justicia, Virginia Velasco, y el  viceministro  de Justicia y Derechos Fundamentales, Ernesto Jiménez. “Con ellos  se ha logrado aprobar la ley en el Órgano Ejecutivo, es decir que los ministros han dado su apoyo y visto bueno  al proyecto”, explica la activista, quien considera que su comunidad está siendo víctima nuevamente de discriminación. “La Ley de Identidad de Género es parte de un derecho humano. Pretender que no se la promulgue es un atentado a nuestros derechos y una muestra de discriminación”.

Definiciones según la norma

La norma establece que el género es una construcción social de roles, comportamientos, usos, ideas,  prácticas  y otras costumbres para el hombre y la mujer. Asimismo, establece  que un   transexual es un hombre o mujer, cuya identidad de género no corresponde con su sexo biológico y opta por realizarse una intervención quirúrgica  para cambiar sus órganos genitales y su cuerpo. Similar idea  se utiliza para los transgénero, que a diferencia de los transexuales no han acudido a las  cirugías u  otras modificaciones permanentes.    
Iglesias en desacuerdo

Consultado sobre el tema, Óscar Muñoz, presidente de las iglesias evangélicas, señaló que  este proyecto de ley es un engaño. “Ningún científico  podría avalar  que haya habido un cambio de cromosomas en las personas transgénero o transexuales. Por ello es menester que este tipo de cuestiones sean consultadas  a través de un referendo nacional… A la persona que se le cambie el sexo en el carnet de identidad se le esta engañando, pues quien es mujer  tiene que tener la capacidad de tener hijos”.

Por esta razón, Muñoz ha emprendido una campaña de recolección de firmas con las que buscan evitar la promulgación de esta norma. “La comunidad TLGB ha logrado 1.500 firmas en cinco años de trabajo.  Nosotros en menos de dos días hemos recaudado más de 4.000 firmas para el rechazo de esta ley. Seguiremos recaudándolas”.  

Asimismo, indicó que “las leyes deben reflejar el deseo de la mayoría”.

En ese mismo sentido, la Iglesia Católica dio a conocer a fines de diciembre un comunicado en el que  manifestó su repudio a la legalización del cambio de género en el cédula de identidad. Argumentó que esto “contraviene los principios de la ética y de la moral evangélica”. 

Expresó su rechazo, pese a que el cambio de género en la actualidad está amparado en la legislación internacional como un tema de derechos humanos. “Dicha ley se inspira en la ideología de género que, impulsada por un lobby internacional, pretende subvertir uno de los fundamentos de nuestra convivencia humana, negando la verdad básica y fundamental de lo masculino y femenino”, indicó la Conferencia Episcopal Boliviana.

La institución indicó que esa ideología “es totalmente ajena a las culturas indígenas” de Bolivia y, citando al papa Francisco, manifestó que la iniciativa es un “claro intento” de “colonización cultural que arriesga minar los fundamentos de la vida de las familias y de la dignidad de cada persona”.

500 personas trans esperan la ley de identidad
Cambio de género en la cédula: un trámite “duro” de casi un año

Para el trámite  solicitan desde certificados psicológicos, de cirugías plásticas,    hasta  antecedentes penales y de  buena conducta.

Nueve meses le tomó a Antonella Canaza cambiar los datos de su  nombre y sexo en su cédula de identidad. Una vez lograda la sentencia a su favor en el Juzgado de Instrucción en lo Civil,  pasaron otros  tres años para modificar esos datos en su título profesional y  cuentas bancarias.  

“En 2010 inicié un   juicio al Estado para solicitar el  cambio de mi nombre y sexo en mi documento de identidad porque como muchas mujeres transexuales me cansé de ser  víctima de discriminación”, contó. 

Una vez iniciado el proceso,  Antonella tuvo  que presentar una serie de  documentos que le solicitó la jueza  para asegurarse de que no sea un delincuente que intentaba evadir a la justicia con el cambio de su identidad.    

“Tuve que presentar un  certificado psicológico y otros de las cirugías que me realicé  para modificar mi cuerpo, como las mamoplastías o las  cirugías de feminización de cara, nariz, certificado de nacimiento, antecedentes penales, policiales y otro que certifique  si debía en el banco. Realmente un montón de cosas”.

Sin embargo, más allá de cumplir con el “papeleo”, Antonella tuvo que estar pendiente de  “la  moral y forma de pensamiento de la jueza”. “La primera vez que solicité mi cambio de nombre y género un juez me rechazó. Ya en la segunda solicitud   se dio curso”.   

Para Antonella toda esta burocracia  responde a la “ignorancia que impera en el sistema judicial boliviano”.  “Me parece absurdo que puedan pensar que cualquier delincuente que quiera ocultarse de la justicia quiera cambiarse el nombre o sexo en el carné de identidad”, expresa. 

Tras el fallo del juez en el que se viabilizaba el cambio de nombre y sexo, Antonella tuvo que iniciar un segundo juicio a la Universidad Mayor de San Andrés. “Para modificar mis datos en  los  títulos y cuentas bancarias en total he debido invertir unos  cuatro años”, afirma. 

En la actualidad esta joven médica vive con mayor tranquilidad y sufre menos discriminación. Sin embargo, detalla que aún debe superar   los años que  sufrió  por la discriminación y el maltrato. “Es muy difícil superar esto, más difícil que la parte legal”.

Al igual que Antonella, en el Ceresi se tienen al menos otros  seis casos registrados de personas transexuales y transgénero que lograron, desde 2006   -a través de un proceso  judicial- el cambio de identidad (de nombre y dato de sexo en los registros estatales). 

En la actualidad, al menos 500 personas de todo el país esperan que se promulgue la propuesta de Ley de Identidad de Género para cambiar su identidad y así gozar de sus derechos a plenitud.

Óscar Muñoz: “Mañana algún joven podría desear ser un delfín”

Óscar Muñoz es el presidente de la Asociación de Iglesias Evangélicas de Bolivia.
Atendió a las consultas de Página Siete.

– En muchos países se ha entendido que el género es una construcción.  ¿Por qué Bolivia tendría que ser la excepción?
Bolivia tiene su propia identidad y no creo que el  cambio de sexo en el nivel internacional tenga que  afectar a nuestra nación. Creo que nuestros valores culturales y nuestras tradiciones familiares  son mucho más fuertes. Como iglesia evangélica  hemos establecido que la familia debe estar conformada  por un hombre y una mujer, y  que eso es  lo que consolida la identidad de una persona.

– La problemática de los trans,  ¿será un tema de moda?
Consideramos que tenemos el derecho de proteger, de educar a nuestros hijos como nosotros consideramos y hemos elegido. Eso es parte de una cultura. Las propuestas de otros  grupos  deben ser consensuadas.

Creo que para eso el Estado debe evaluar la cantidad de personas que estarían pendientes de  esta ley y aquellas que no lo están. Esto no solo debe ser atendido sólo  por el parlamento, tiene que ser consenso nacional y tiene que ser evaluado a través de peritos. La Iglesia Católica y la evangélica no han sido consultadas y esa ha sido nuestra molestia. 

–     El cambio de género en la cédula de  identidad  ya se realiza a partir de juicios. ¿Por qué no legalizarlo?
Considerar que el marco legal es lo que rige  a toda una sociedad. Mientras la ley no se promulgue o sea modificada,  no podemos hacer ningún cambio. Si se legaliza el  deseo de un hombre de ser una mujer mañana,  algún  joven podía  desear ser un delfín o un perro…

– Al negar este derecho  a la comunidad TLGB, ¿no se esta incurriendo  en discriminación?

Si el bien común no está siendo mellado, pues obviamente tiene que ser apoyado y reconocido, pero cuando ya está perjudicando al bien común de sociedades que estamos conformado a nuestros hijos con  valores y principios, no solo bíblicos, sino también los valores y culturas de los pueblos, yo creo que eso debe ser más preservado que el deseo de un grupo pequeño.

David Aruquipa
“Las iglesias quieren medir fuerzas con los TLGB”

David Aruquipa es  activista en Derechos Humanos y miembro de la comunidad TLGB. Participó del debate de Página Siete.

– El cambio de género en los documentos es posible a través de  un proceso judicial, ¿qué se busca con esta ley?
Se está planteando la reivindicación y el resarcimiento de toda esa exclusión sistemática de la población trans. Esta ley  otorga una personalidad jurídica para poder tener todos los derechos que cualquier ciudadano. La Iglesia Católica y la evangélica, que para eso sí se alían,  plantean que se está yendo contra la naturaleza hacia  la conformación de una identidad construida. Están olvidando  que ésta es  una cuestión de libertad  del cuerpo que se quiere tener.

– ¿Cómo ve la postura que han manifestado la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas?

Creo que para estas instancias  es una cuestión más política que transgrede la misma estructura de  Iglesia. Quieren probar fuerzas con  nuestra población y esto  se ve con el levantamiento de firmas, las marchas  y hasta  las amenazas que han lanzado. Incluso están  chantajeando al mismo Gobierno de que si aprueba esta ley, los votos de los miembros de sus iglesias irían al No este febrero.

– ¿Qué pasaría si las autoridades continúan retardando la promulgación de esta ley?
Si la Asamblea Plurinacional no sanciona o posterga esta ley, estaría siendo cómplice de esta discriminación porque muchas de las compañeras trans no tendrían el derecho ni de votar. Muchas de ellas no tienen carnet de identidad y quienes lo tienen, deben   pasar esa humillación de entrar como Martín, cuando su cuerpo genérico  le plantea Rosa. 

– Las iglesias  plantean que este tema se lleve a referendo…

Estamos ante un Estado laico y no creo que deben responder ante el pensamiento ideológico religioso. No pueden anteceder una necesidad social. Nosotros reclamamos un  derecho civil, que trasciende a las creencias personales. Creo que  los mismos asambleístas deben cuestionarse respecto a si se cumple   la misma CPE que plantea que somos Estado laico  y que las creencias religiosas y de culto son ajenas a cualquier decisión política y jurídica que se pueda determinar de una población por muy minoritaria que sea.