AMA SUWA

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La Constitución nos declara un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, y al hacerlo, también nos declara un Estado intercultural, libre, independiente, soberano, autónomo y democrático. Un Estado pensado y creado para bolivianos de manera genérica, pero también para naciones y pueblos indígena originario campesinos, así como comunidades interculturales y afrobolivianas. Eso somos. Para rematar, la misma Constitución hace gala a nombre del Estado, de principios ético morales que rigen a la sociedad plural: el ama qhilla (no seas flojo); el ama llulla (no seas mentiroso) y el ama suwa (no seas ladrón), entre otros. Pintadas así las cosas, el panorama no podía ser mejor. Si realmente logramos alcanzar estos niveles de comportamiento y sabiduría, probablemente seamos mejor que Suiza, es lo  deseable. Lo triste es que la realidad es otra, y provengas de donde provengas, te vistas como  te vistas y hables como hables, al final, los pecados son los mismos. No por reconocerse o decir que se es miembro de los “interculturales” y componente activo de bartolinas o de la CSUTCB, de moda en estos tiempos modernos, debemos creer, per se, que los principios y valores que tan dulcemente nos cuenta nuestra CPE, se aplican de manera rigurosa. No por vestir con algún traje autóctono quien lo hace, ya es merecedor a ser catalogado como un paladín de los principios ético morales de la sociedad plural. Tanto como los blancos, cholos y mestizos, la condición y naturaleza humana es la misma, con virtudes, defectos, aciertos y errores, delitos incluidos. Y así se ha visto en el manejo del Fondo Campesino.

Como ocurría en el pasado, en el presente, un “dulce gatito se puso a cuidar el queso”, y aparentemente de esa dicotomía, salieron feroces y ávidos “interculturales” que echaron mano a fondos públicos como si se tratase de fi esta carnavalera. Digo aparentemente porque ante cualquier opinión en contrario, la presunción de inocencia debe primar ante todo.

Ya sabemos que ese principio cuando se afectan intereses políticos es atropellado sin rubor, lo que no quiere decir que a través de esta columna, sirvamos para que semejante agravio sea institucionalizado. Lo que hay son indicios y presunciones. Éstos, nos dicen que la cantidad de dinero público proveniente de las regalías del gas que sirve para sostener el Fondo y para que éste financie proyectos en el sector campesino, han tenido uso y destino diverso. Y lo que parece ser es que uno de los principios ético morales de la sociedad plural que es el ama suwa, ha sido violentado sin pena. Según detalla la prensa escrita en el país, “el Contralor General del Estado informó que se verificó un daño económico de al menos 71 millones de bolivianos en 153 proyectos del Fondo Indígena, que nunca fueron ejecutados, pero que sí recibieron recursos públicos”. Eso es grave. Porque en caso de comprobarse que evidentemente se erogaron recursos y éstos no fueron donde tenían que ir, entonces tenemos a “gatitos” en función pública y también del otro lado, en el carácter de beneficiarios. Si el ama suwa exige un nivel de comportamiento público y comunitario intachable porque pertenece a normas interculturales  cuyo acatamiento es obligatorio, encontrarnos con una realidad distinta que nos obliga a suponer es que cerca a Suiza, no estaremos.

Es más, si quienes profesan públicamente el ama suwa son los que tras bambalinas vulneran este principio, entonces estamos frente a un verdadero proceso regresivo que no mide  interculturalidad alguna, no respeta valores, ética, moral, origen ni pasado. Eso nos lleva a concluir que el papel aguanta todo; que podemos explayarnos incluso haciendo referencia a tiempo inmemoriales, a las luchas del pasado o a las sublevaciones indígenas anticoloniales, pero que al final, “intercultural” o no, cuando uno es pillo, pillo nomás es, y ahí, todo discurso se cae.

 

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