Ante inminente colapso, el Estado activa ayuda externa

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Foto: Hernán Virgo/ El Deber

El Gobierno llegó a Beni a disponer la ayuda internacional que recibe. Quintana armó un plan de emergencia. Santa Ana, Riberalta y Guayaramerín esperan un alivio antes de otro golpe del Mamoré

ROLANDO APARICIO – Enviado a Trinidad

Los alrededores de Trinidad tienen el paisaje invertido: son enormes zonas de agua con algunas copas de árboles e islotes haciendo surcos similares a los que, en la normalidad, hacen los ríos entre la selva tupida. No se puede ver una loma alta sin vacas amontonadas. Muchas ya son reses echadas. Es decir, muertas o moribundas. También se ven cuerpos de animales arrastrados por la corriente y los techos de las fincas que sobresalen del agua. En algunos lugares se notan los techos sumergidos.

El presidente Evo Morales y el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, llegaron a Trinidad. Allí Evo prometió incrementar la altura del anillo de contención porque el agua está a 10 centímetros del límite y filtrándose en varios barrios. El mandatario se puso para la foto manejando una volqueta y aprovechó para insistir en que no se decretará zona de desastre.

“Se decretó zona de emergencia para que los municipios y gobernaciones dispongan del dinero de sus cajas y además la del presupuesto 2014 para contener la emergencia, mientras, el Estado dispondrá de la ayuda internacional”, apoyó Quintana, que tildó de ‘absurdos’ a los cívicos de Beni que anuncian una marcha para hoy.

Apoyo aéreo

Morales y Quintana pusieron a disposición de la Fuerza Aérea Boliviana siete helicópteros (cuatro peruanos, uno brasileño y dos propios) que llegarán a Trinidad en las próximas horas, además de un caza y dos aviones. Instruyeron a Defensa Civil enviar 40 toneladas de alimentos y medicamentos para las comunidades ubicadas en las riberas del Mamoré.

Quintana, antes de irse, habló con representantes de YPFB para “destituir de inmediato a la responsable de la estatal en Trinidad. Casi nos pone en guerra con los ganaderos de Santa Ana del Yacuma por la falta de suministro”, afirmó. Funcionarios de YPFB, que pidieron no ser identificados, aseguraron que se trataría de Carla Ledezma, jefa de Zona Comercial Trinidad.

Quintana sobrevoló Riberalta y luego enfiló hacia Santa Ana del Yacuma. Al volver, reunió a la cúpula del Comando Estratégico Operacional Mamoré (conformada por los mandos de la Fuera Aérea, Armada, el Comando Binacional y Defensa Civil) e instruyó paso a paso el nuevo plan de ayuda.

“Esto es un mar”, dijo Quintana al referirse a los alrededores de Trinidad. Ante suboficiales se mostró severo y más preocupado por la situación. Admitió que “existe una gran pérdida de ganado. Los asambleístas tienen que contactar aviación privada y llevarla a Santa Ana, el Estado compró barcazas para mover ganado”. Agregó que “en medio de la ciudad de Riberalta se observa muy claro una mancha negra de las aguas servidas”, para lo que llamó a contactarse con el Ministerio de Salud para tener un diagnóstico de la situación. “Es una emergencia de salubridad”, afirmó. Se mostró preocupado por Guayaramerín, “que tiene la mitad del pueblo en el agua”, y también pidió prestar atención a la próxima crecida del Mamoré.

Capital golpeada

En Trinidad, la zona oeste es golpeada por la subida lenta pero incesante del agua. Puerto Ballivián y Loma Suárez son lugares inaccesibles. A Puerto Varador llega el ganado muerto porque se sobrecargan los pontones o porque mueren de hambre antes de llegar. En Puerto Almacén los refugiados se deben mover otra vez porque está inundada hasta la carretera donde se resguardaban.

“Todos están enfermos, y muchos con más de una patología. Tienen enfermedades de la piel y diarrea, pero también sufren trastornos sicológicos por estar en esta situación de constante miedo, estrés e incertidumbre”, afirmó el médico Hurtado, director de la brigada médica que atendía la zona.

Desde San Loreto algunos integrantes de la comunidad llegaron a Trinidad a pedir ayuda. “No tenemos dónde pisar. Estamos con nuestras cosas en los árboles. No hay comida, no sabemos qué hacer para salvarnos”, afirmó un hombre mayor en un lenguaje que mezclaba el español con su lengua nativa.

La misma suerte están corriendo pueblos costeros de los ríos Mamoré, Beni y Madre de Dios, que ya no tienen orilla. Puerto Cachuelas, Abiató, Puerto Esperanza, Puerto Junín y Buen Día, son algunas de las comunidades más afectadas. “Incluso es difícil cuantificar las pérdidas porque no se puede ni llegar. Esperemos no tener que contar muchas pérdidas humanas más una vez que podamos llegar”, afirmó Carlos Phillips, director del Centro de Operaciones de Emergencia Municipal de Trinidad (COEM).

Se ‘compró’ un pueblo

Santa Ana es una isla y su aeropuerto es un islote interno con el agua rozando la única pista asfaltada de Beni, además de Trinidad. Son 44 las comunidades que tienen la totalidad de su terreno inundado. Son 1.225 familias que lo perdieron todo, que están aisladas. “Llevamos lo que podemos, pero no abastecemos y no hay nada que podamos hacer para evitar la tragedia de esta gente”, expresó con lágrimas Emeline Lazarte, del Centro de Operaciones de Emergencia Municipal de Beni (COEM), en un detallado estudio que mostró a Quintana.

El ministro prometió a la Alcaldía el envío, en dos días, de ocho volquetas, dos retroexcavadoras, un helicóptero y cuatro bombas de agua de alta potencia. Luego fue con los ganaderos hasta el puerto y allí mismo compró en nombre del Estado las cuatro barcazas disponibles. Anunció un cargamento de 170.000 litros de gasolina que estaban llegando para el pueblo. Por último, entregó 15 toneladas de alimentos y otras 20 para los alrededores

En otras zonas

Cochabamba
El alcalde del municipio de Totora, Severo Flores, informó de que entre 60 y 80 familias se encuentran aisladas en esta región por las constantes lluvias que provocaron el desborde de ríos.

Chuquisaca
El Servicio Departamental de Caminos (Sedcam) desplazó a personal de emergencias para atender la saturación de la plataforma del cruce Heredia-San Juan del Piraí y el puente Santa Rosa-Villa Serrano.

Beni
Las aguas del río Beni golpearon  a la población de Cachuela Esperanza, provincia Vaca Díez. El 80% de la población está anegada.

La Paz
Los paceños hicieron colectas y enviaron cuatro toneladas de alimentos y ropa para los damnificados de Beni.

Perú
Envió un helicóptero militar con capacidad para cargar 3 toneladas de alimentos.

El aguacero afectó a 70.000 menores

El menor José Miguel Baya, de siete años, de la comunidad Villa Concepción del pueblo mosetén, falleció el fin de semana por la falta de remedios y de asistencia médica en el municipio de Palos Blancos, en La Paz.

El niño es uno de los  70.000 menores de edad que sufren las consecuencias de las lluvias, riadas e inundaciones que azotan el país, y necesitan de atención adecuada desde el abrigo, la alimentación hasta la salud y la educación.

El representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Bolivia, Marco Luigi Corsi, señaló ayer que la niñez y la adolescencia afectadas por los fenómenos naturales requieren de una evaluación adecuada.

Por ejemplo, en los 230 albergues que fueron habilitados en Cochabamba, contabilizaron 200 niños, niñas y adolescentes, en particular en las comunidades indígenas, y en el Valle Alto que fueron afectados por las lluvias.

La afectación mayor por las inundaciones se registra en Beni. Sin embargo, la red Erbol indica que tras el cuarto día de sol en San Ignacio de Moxos, los damnificados por las lluvias empezaron a retornar a sus casas. En días anteriores la persistente lluvia provocó el rebalse de la laguna Isireri y la inundación de barrios céntricos, como La Asunta, Buen Pastor, San Antonio y Villa El Carmen.