El aumento salarial que aplica cada año el Gobierno en coordinación con una dirigencia obrera afín al partido oficialista beneficia a menos de un 15 por ciento de la población económicamente activa, ya que ni siquiera todas las personas que tienen un trabajo formal acceden a este incremento.
“Los incrementos salariales no precisamente se cumplen para todos. Se cumplen fundamentalmente en el sector público, y en el sector empresarial relativamente”, explicó el investigador laboral, Bruno Rojas.
Ni siquiera aquéllos que tienen un “empleo formal” tienen asegurado un sueldo mínimo o que se cumpla el incremento. Los empleadores suelen negociar con sus empleados para no cumplir con la norma; caso contrario, el trabajador puede incluso perder su fuente de ingresos.
Según Rojas, se estima que un tercio de los trabajadores en asalariados reciben menos de un sueldo mínimo, esto sin contar que aproximadamente el 85 por ciento de las personas laboralmente activas están en la informalidad. Además, añadió que un 91 por ciento de la población ocupada tiene “empleos pobres” y 70 por ciento “empleos muy pobres”.
Julieta Contreras, de 42 años, se dedica a la venta de uniformes escolares, y es una de los tantos trabajadores que cada año no recibe un incremento salarial y ni si quiera gana lo equivalente al mínimo (2.362 bolivianos).
“No soy propietaria de este puesto. Estiro mi salario para aguantar, gano menos del mínimo; me parece injusto que otros ganen más y reciban incremento”, manifestó.
Justa Burgoa, de 77 años, lleva 40 vendiendo juguetes fuera de un céntrico colegio en la ciudad de La Paz. “No hay incremento para nosotras. Además, no es como dice el Gobierno que la economía está bien, ya no hay venta como antes. A veces tienes que rebajar para conseguir para el almuerzo. Al final, nosotros pagamos igual por el anaquel para que los funcionarios públicos sí se aumenten el sueldo. Ni hablar de una jubilación, a nosotros quién nos va a dar”, cuestionó.
Según el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), la economía boliviana se caracteriza por escasa industrialización, alta explotación primaria de recursos naturales y un dominio del empleo informal.
Esta enorme masa de trabajadores sufre el impacto del alza de precios que se comienza a experimentar por la falta de dólares, que ha generado un mercado negro, sostiene esta organización que estudia las condiciones de trabajo.
En medio de la crisis económica que golpea a Bolivia, Rojas apuntó que algunos empresarios se dieron modos para flexibilizar los contratos a fin de evitar que los salarios suban. Además, ni siquiera lo establecido como mínimo garantiza la cobertura de una canasta familiar.
De acuerdo a estudios del Cedla, la canasta familiar estaría por encima de los 8 mil bolivianos, considerando una familia de cinco personas, indicó Rojas, quien considera que existe una “retención salarial con una base baja” que mantiene la pobreza de los pocos que acceden a un sueldo mínimo.
El sector empresarial considera que las cargas laborales, así como el incremento salarial anual definido en negociaciones sin su participación, fomentan aún más la informalidad y perjudican la posibilidad de emprender en el país.
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La Cámara de Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz) señaló que un aumento a los salarios mínimos se multiplica, a través de las obligaciones laborales como aguinaldos y otros, hasta alcanzar un 42 por ciento.
Incremento salarial genera desempleo
El consultor financiero Jaime Dunn señaló que no debe existir un incremento, ya que genera desempleo, daño a las empresas y discriminación, ya que éste no llega a consultores ni empresas estatales no sostenibles, pero sí obliga a las empresas privadas.