El País
El censo de 2012 altera la esencia del Estado plurinacional y reduce la población en zonas críticas a Morales
La foto de familia del 188º aniversario de la declaración de independencia de Bolivia, este martes, ha cambiado su trasfondo por el polémico censo de 2012 que, en sus resultados oficiales, proyecta un Estado mestizo, no indígena, y refleja una población disminuida en relación con las cifras preliminares que el presidente Evo Morales dio a conocer en enero.
El descontento que ha generado entre los bolivianos el Censo de Población y Vivienda 2012 ha impelido a las Naciones Unidas y al Banco Mundial (BM) a acudir en auxilio del Gobierno para garantizar la fidelidad de los resultados oficiales con una evaluación poscensal a partir del 19 de agosto, cuando se anuncia la llegada de una misión técnica del Centro Latinoamericano y del Caribe de Demografía (Celade), dependiente de la Comisión Económica para América Latina.
Los delegados del Fondo de Población de la ONU y el BM han expresado su pleno respaldo a los resultados del Censo. La suspicacia ciudadana y de las autoridades regionales se ha originado en la diferencia entre las cifras preliminares, que entregó en enero el presidente Morales, y las definitivas, que el pasado 31 de julio dio a conocer la ministra de Planificación del Desarrollo, Viviana Caro.
En el adelanto de cifras preliminares, Morales calculó en 10.329.000 de habitantes la población boliviana y el departamento más poblado era el de Santa Cruz. El dato oficial establece ahora una población de 10.027.254, con un crecimiento del 1,71% anual. La disminución de unos 300.000 habitantes afecta a Cochabamba, Santa Cruz y La Paz, en ese orden de importancia.
“El gran error que he cometido es atender las insinuaciones de la prensa y de algunos hermanos y hermanas [que querían saber] cuántos somos”, ha admitido Morales en el informe público ante el Congreso, reunido en Cochabamba en sesión de honor por el aniversario de la República. “He pedido datos preliminares del censo y dije que eran preliminares”, enfatizó para asegurar que jamás en su vida ha “manipulado”. “No es parte de mi cultura, se equivocan quienes creen que hay manipulación de los resultados”, añadió.
Estas diferencias, aclaradas casi seis meses después, tienen una incidencia decisiva en la asignación de recursos económicos a las regiones, y una vital importancia en el peso político de los departamentos que logran más o menos escaños en el seno de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Más de dos tercios de los recursos derivados del sistema impositivo se destinarán a La Paz, Santa Cruz y Cochabamba por ser los departamentos con mayor población, y el restante 30% se distribuirá entre otros seis departamentos: Beni, Chuquisaca, Oruro, Pando, Potosí y Tarija.
La posible pérdida de recursos económicos y de escaños de los nueve departamentos provocó en días pasados expresiones de rechazo al censo y la petición de auditorías técnicas para establecer los errores y subsanarlos, tanto de parte de las autoridades regionales como municipales, partidos políticos, organismos cívicos y gremiales.
La ministra de Planificación del Desarrollo ha explicado que la disminución de habitantes se encuentra en los márgenes de error aceptable de un censo, y ha comparado la situación con la de China, que en circunstancias similares, dijo, no afectaría a 300.000 personas sino a 160 millones.
Comparativamente con el censo de 2001, que reflejó un Estado indígena, el último puede afectar a la esencia del Estado plurinacional, convertido ahora en un país con población mayoritariamente mestiza, aunque quienes diseñaron los cuestionarios censales se negaron a utilizar ese término por considerarlo racista.
Los “ninguno”, es decir, quienes no se identificaron con ninguna de las 36 naciones indígenas, suman 4.032.014 ciudadanos mayores de 15 años, mientras que los indígenas mayores de 15 años suponen un total de 2.806.592 bolivianos. De estos, el mayor número corresponde a la nación quechua, y a la aimara en segundo lugar.
“A mí también me ha sorprendido el dato. No sé si estamos en una etapa de desclasamiento o en una etapa de mayor mentalidad colonizadora”, ha comentado Morales al asegurar que esas cifras se respetan.
Por lo demás, el censo trae buenas noticias para los ciudadanos: el 95% sabe leer y escribir, siete de cada diez bolivianos tienen techo propio, y un 78% de los pobladores cuenta con energía eléctrica, 66% con agua potable y 70% con sistemas de alcantarillado. La asistencia escolar, sobre todo de la población femenina en el área rural, ha mejorado sustancialmente y el promedio es del 83%.