Camaleonismo virtud política

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Jair Bolsonaro dice que Evo está dando señales de un cambio en su relación con los gobiernos de derecha en América Latina.

Evo camaleón se mantiene fiel a su carácter bizarro. Estuvo un día antes de la reunión de mandatarios del Mercosur en la cumbre que protestaba contra los acuerdos preliminares alcanzados entre los socios del organismo latinoamericano con la Unión Europea. Se habla de cientos de aranceles liberados para los productos de los países miembros. Acuerdos que van desde ciencia, tecnología, biodiversidad y apertura del comercio. Se trata de un conjunto de nuevas reglas que abre el campo de acción a varios rubros. Es, sin duda, un arreglo de empoderamiento de los mercados; reglas por definirse que de inmediato han sido criticado por los activistas de izquierda.

En determinado punto, el nivel de atención de los presidentes del bloque latinoamericano, en el que no se incluye Bolivia (invitado para adherirse al acuerdo Jair Bolsonaro dice que Evo está dando señales de un cambio en su relación con los gobiernos de derecha en América Latina. subregional), está dispuesto en la voracidad y exigencias para ampliar la frontera agrícola y agroindustrial (azúcar y etanol) para hablar de dos variedades de productos muy ligados entre sí pero condicionados a su expansión en la frontera amazónica. El Gobierno de Bolivia, que recientemente promulgó una ley en favor de la entrada para los transgénicos se ha ganado la oposición de grupos ambientalistas que dan pelea contra el uso de bactericidas y fertilizantes que, según han dicho, son dañinos para la salud del consumidor; ensambló su disposición en partes iguales. Al conocer la larga lista de acuerdos probables entre los miembros del Mercosur y de la UE, el mandatario boliviano desbordó en entusiasmo.

La incorporación de Bolivia al acuerdo del Mercosur ya pasó por la aprobación en el legislativo de Argentina, Paraguay y Uruguay; mientras escribimos esta nota es posible que la carpeta para el ingreso de Bolivia al organismo subregional este siendo tratado por el Senado brasileño. De no haber oposición en ese país podría inscribir su nombre para participar activamente en los acuerdos que de aquí adelante suscrita el bloque comercial.

La doble jugada del presidente boliviano Evo se fue a la Argentina la semana del 15 al 22 de julio para una reunión que no es menor. Se pusieron en curso los mecanismos para incorporar a Bolivia al grupo. Como tal, Evo, con todas las cartas de adhesión en la mano, festejó la reunión y emprendió rumbo a Buenos Aires donde se encontrarían sus pares de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay a pasar revista de los convenios sellados con la Unión Europea.

De hecho, mientras parte de centro izquierda argentina y latinoamericana criticaba el acuerdo entre los actuales socios del Mercosur con la Unión Europea, Morales sorprendió con elogios: “la finalización de dichas negociaciones demuestra el espíritu de integración existente entre ambos bloques, en especial, en momentos de incertidumbre del Sistema Multilateral de Comercio”, sostuvo en jefe de Estado Plurinacional. No parecen palabras sueltas ni formulismos para salir del paso. Es claro que la política integracionista está en marcha, a través de una amplia agenda que se ha puesto a andar de la mano de influyentes empresarios del país. Se habla de ampliar la frontera agrícola en el caso de la soja y la caña de azúcar, buscando el posicionamiento para la industrialización a gran escala del Etanol. Todos los ingenios cruceños ampliaron sus inversiones y acumularon una sobreproducción que la tienen almacenada. Si bien hay cierta preocupación entre los empresarios cruceños -que han ido delineando junto al Gobierno del MAS una serie de temas de desarrollo- por una visible paralización de las licitaciones y contratos en una diversidad de temas con inversiones millonarias, hay una atracción de ejes que ha ganado mucho pragmatismo y aplausos en una platea dispuesta hasta ahora a confiar en su reelección.

Muy corajudo y político “Evo Pueblo”, como lo conocen sectores de la izquierda latinoamericana, participó -días antes de la reunión de mandatarios del Mercosurde otra no menos importante reunión. El martes 16, el mandatario de Bolivia no se las ando chicas. Sorprendió en Rosario (Argentina) como uno de los actores centrales de la “contra cumbre del Mercosur” preparada por la Multisectorial de Solidaridad con Cuba y la Patria Grande en Rosario. 24 horas después mostrando su segunda cara participó en la Cumbre oficial, con los demás mandatarios, que se celebró en Buenos Aires. “Evo es pueblo” fue el nombre del evento que le prepararon en el Galpón de la Música de Rosario donde los invitados se manifestaron “contra el Imperialismo y contra el Neoliberalismo”. Además, en esa ciudad, recibió como se ha hecho costumbre un nuevo estandarte de reconocimiento revolucionario. “Visitante Distinguido” lo proclamó el Concejo Deliberante.

La cumbre de Buenos Aires No fue una cumbre más para Bolivia. Desde el domingo 14 comenzaron las reuniones del grupo de trabajo para la adhesión de Bolivia al Mercosur. Entre bastidores se comentaba la sorprendente habilidad del presidente de Bolivia para repartir equilibrios correspondientes entre la “contra cumbre” rosarina y la cumbre bonaerense que necesita de la aprobación del senado brasileño para confirmar la adhesión plena del país al bloque subregional.

Empero si bien se han tejido elogios al presidente de Bolivia por partes iguales, la narración final del acto estuvo a cargo del presidente de Brasil Jair Bolsonaro. Áspero en aspecto y conocido por sus frases rimbombantes y plagadas de sarcasmo no tuvo inconveniente para plantear dos ideas fuerza. “Nos alegra mucho que el presidente de Bolivia esté cambiando sus alianzas”, señaló en una clara alusión a la inestable Venezuela de Maduro. Y días después, el mandatario brasileño volvió al centro de la escena. Volvió a la carga con otra frase, aunque esta vez más directa: “Esperemos que Evo no participe del Foro de Sao Paolo”. Allí, como se sabe, se reúne cada año un florido grupo de simpatizantes comunistas para despotricar contra todos los que no visten la camiseta roja y los estribillos estridentes de la izquierda latinoamericana. Evo no fue al foro, pero en su lugar, claro, asistieron dirigentes de su partido.