Chile rechaza competencia de La Haya

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La Paz ha demandado a Santiago en busca de una salida soberana al mar

“Todos los diferendos fronterizos tienen un componente legal, pero acudir a los tribunales no es siempre la solución. No pueden ser un sustituto de la falta de diplomacia. Hay que saber manejar la situación, crear las condiciones para ello y ser fiable”. Fuentes gubernamentales chilenas lamentan así en La Haya, sede delTribunal Internacional de Justicia (TIJ) de la ONU, que Bolivia haya reclamado ante sus jueces una salida soberana al Océano Pacífico. Las primeras sesiones del caso comienzan este lunes, y Santiago, que rechaza al tribunal como foro para tratar este litigio, no entrará siquiera en el fondo de la cuestión. Aduce para ello dos razones fundamentales: La Paz tiene asegurado desde hace más de un siglo el tránsito de mercancías y personas por territorio chileno hasta el litoral, y el Tratado de Paz de 1904 que reguló los límites con Bolivia tras la Guerra del Pacífico (1879-1883) sigue vigente. Es, además, anterior a la creación del tribunal, fechada en 1945. De ahí que, a pesar de tratarse de la máxima instancia judicial de Naciones Unidas, y aunque ambos países aceptan someterse a sus decisiones, el Gobierno chileno considere que “carece de competencia”.

El litigio ha tensado aún más las relaciones con Bolivia, rotas oficialmente a escala diplomática desde 1978. De todos modos, ambos países tratan asuntos bilaterales y multilaterales desde 1993. Y, si bien solo disponen de consulados en el otro país, al frente de los mismos hay un embajador. A Chile le molesta especialmente que Bolivia dude de su fiabilidad y “subraye que en el pasado hubo conversaciones y negociaciones para abrir el acceso soberano al mar que pesan más que el Tratado”, añaden las mismas fuentes oficiales en Holanda.

Para Bolivia, por contra, recuperar la soberanía no supone un acto “inamistoso” hacia su vecina. La Constitución de 2009 declara “el derecho irrenunciable e imprescriptible del pueblo boliviano sobre el territorio que le dé acceso al Océano Pacífico y su espacio marítimo”. Sus gobernantes, por tanto, tienen el deber de reivindicar el litoral. De ahí que el presidente, Evo Morales, depositara en persona en 2013 la demanda ante la secretaría del TIJ recordando que los bolivianos están “unidos en cuestiones de Estado como la presente”. Modificar el Tratado para retocar la fronteras y recuperar la soberanía perdida es la intención boliviana, confirmada por el propio Morales el pasado abril. En un dicurso, recordó que “los tratados tampoco son eternos, como tratan de hacer ver en estos debates de carácter internacional”.

La fase preliminar del diferendo se prolongará hasta el viernes. Bolivia deberá centrarse en convencer al TIJ de que debe admitirlo a trámite. Chile debe focalizar sus esfuerzos en la dirección opuesta: hacer ver al tribunal que no está capacitado para ello. De la decisión judicial depende que el caso progrese. De ser así, Bolivia se empleará a fondo para darle cuerpo legal a su reivindicación del “mar que pedimos por justicia, un mar para los pueblos”, en palabras del Evo Morales. Chile, de su lado, espera hacerse fuerte en la “observancia de los tratados vigentes, y en la estabilidad de las fronteras, principios protegidos por el derecho internacional”.