Destruyen otra casa de valor patrimonial en Sopocachi
Otra casa de “valor histórico” fue destruida en la zona de Sopocachi de la ciudad de La Paz. Vecinos de este barrio lamentaron la demolición de una casona antigua ubicada en la calle Fernando Guachalla, donde funcionaba el restaurante de comida brasileña Paladar (al lado de la Alianza Francesa).
En el enrejado negro y la muralla de piedra de un poco más de 50 centímetros de la casona, ahora se ve una fachada de calamina que tiene pegados unos documentos de la comuna que autorizan la demolición del inmueble e indican que el predio no posee declaratoria de patrimonio.
“¡Esto es un abuso contra el patrimonio arquitectónico de los paceños! ¿Pero qué podemos esperar de estos ciudadanos inconscientes, si las propias autoridades mandadas a proteger nuestro patrimonio son las que lo destruyen?”, dijo enojado Antonio Valverde, vecino de Sopocachi.
Valverde, que es jubilado, destacó que la casa poseía en su arquitectura el denominado Art Deco (diseño popular desde 1920 hasta 1939 que influyó en las artes decorativas como la arquitectura y que se basa principalmente en la geometría del cubo, la esfera y la línea recta, además de los zigzags). Además, el vecino criticó la construcción de la Casa Grande del Pueblo y el nuevo edificio del Parlamento alrededor de la plaza Murillo. “Si nuestros gobernantes no respetan el patrimonio, ¿con qué moral pueden pedir respeto?”, reflexionó.
Indignada, otra vecina del lugar protestó por estas demoliciones. “Esa casa tenía un hermoso balcón que valoraba más a Sopocachi. Deberían conservar estas casas antiguas que representan la cultura de los paceños”, dijo la ejecutiva de la Federación de Mujeres Juana Azurduy de Padilla, Danny Melgar, mientras los albañiles, con pesados martillos en mano, hacían pedazos el balcón.
Sobre la demolición de dicho inmueble, Página Siete consultó al director de Administración Territorial y Catastral de la Alcaldía de La Paz, Álvaro Viaña, quien sostuvo que el caso es similar al del destruido Hotel España, de la avenida 6 de Agosto.
“Este inmueble no está declarado como patrimonio arquitectónico. Hasta la fecha no nos han presentado el proyecto arquitectónico como tal pero sí la solicitud de demolición”, expresó Viaña.
La autoridad edil aclaró que su unidad se encarga de verificar, “con la normativa vigente”, si el inmueble tiene o no declaratoria de patrimonio arquitectónico mediante ordenanza o ley municipal antes de emitir cualquier autorización de demolición.
Para Augusto Estívariz, abogado y también representante de la Federación de Empresarios Privados de Oruro, que vive 47 años en Sopocachi, la comuna debería declarar como patrimonio arquitectónico a todas las viviendas antiguas antes de que sean demolidas. “El Gobierno da un mal ejemplo a la ciudadanía destruyendo casonas patrimoniales del centro histórico paceño”, lamentó.
La doctora Alisson Spedding, también docente de la UMSA, sostuvo que existe un descontrol en las construcciones de los edificios que va en desmedro de la arquitectura paceña. “Las autoridades municipales no deberían permitir que se construya cualquier adefesio como en los alrededores de la plaza Murillo o en las calles de la zona Sur”, acotó. Hace unas semanas, el expresidente Carlos Mesa criticó en un artículo las nuevas construcciones alrededor de la plaza Murillo al mencionar que esta es “una agresión sin precedentes, que destruye lo poco que quedaba de coherencia” del casco histórico de La Paz.
Ramiro Huanca, docente de la UMSA, destacó que las casas patrimoniales paceñas representan la lucha y el trabajo de los albañiles aymaras de la época. “Las ideas del vicepresidente García sobre la estética plurinacional no representan ni diálogo con la naturaleza ni pertinencia con nuestra cultura arquitectónica”, dijo.
En el artículo “La decadencia quejumbrosa”, García Linera pide a Mesa que se ilustre y deje de aferrarse a un estilo “republicano, racista, clasista y excluyente”. “(Ellos) buscarán devaluar o estigmatizar los nuevos parámetros culturales calificándolos de ‘antiestéticos’, ‘bodrios’, ‘engendros’ o ‘vulgares'”.
Mesa retrucó a García Linera que puede haber una agregación de estilos de las clases sociales sin dañar el contexto urbano. “La Paz tiene que pagar el incalculable precio de lo que es una combinación de imposición y megalomanía que infiere una herida de muerte a nuestro centro histórico, probablemente sin antecedentes en América”, concluyó