Educación y tecnología: Preguntas fundamentales 

Por Redacción dat0s
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educación virtual

¿La tecnología está privando a los niños el derecho a la infancia? ¿Qué hacen para que sus hijos no se conviertan en adictos a la pantalla? ¿A qué edad se debería dar móviles a los chicos? ¿Las clases virtuales les proporciona felicidad a sus hijos? ¿Han notado cambios en su comportamiento? ¿Ha bajado la calidad de la educación? En Bolivia y el mundo se están discutiendo temas apremiantes en el proceso de educación y todos nos hacemos estas preguntas. Dat0s decidió conversar con padres de familia mientras esperaban en fila para inscribir a sus hijos en algunas unidades educativas, para conocer el impacto que ha tenido la educación virtual durante los dos años de pandemia. En base a las respuestas consultamos con una experta en educación; medir el impacto y desarrollar una proyección de cómo canalizar adecuadamente el cambio, entenderlo mejor en 2022.

Más allá del documento que presentamos en las siguientes páginas, habíamos definido ciertos conceptos relevantes que se han ido manejando entre cientistas de la educación. Este trabajo de selección sostuvo la base. Hoy, como nunca antes, se discute las secuelas que está dejando la pandemia en los menores de edad que además de haber cambiado los hábitos de consumo de la tecnología se exponen a peligros y quién tiene que regular el proceso de aprendizaje. ¿Son los padres, los maestros o es que ellos mismos deben desde pequeños decidir qué hacer? Las respuestas son variadas, como variadas son las capacidades de adaptabilidad en los alumnos. Por eso, se hace necesario establecer parámetros y buscar respuestas de acuerdo a la realidad que vive cada país. No se puede hablar de un todo, las generalidades son en este caso peligrosas. Empero, educación y tecnología son principios universales por lo que es válido plantearlas en este contexto.

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Así las cosas, lo primero que debería explicarse a los chicos es que no pueden usar aplicaciones sociales antes de los 14. Y eso quiere decir que, aunque tuvieran celular no podrían usar Instagram, TikTok, Facebook, YouTube, ni tampoco WhatsApp. Para explicarles esta idea no hace falta que se les compre un aparato, igual que no se les compra cigarrillos para comunicarles que no pueden fumar hasta los 18. Y así se van aplicando conceptos de lógica común y, en algunos casos, en base a métodos científicos de referencia aceptados.

Vale decir, que más allá de la edad, si uno es escolar o no, ya existen normas más que reglas que se están regulando en países civilizados. Con esto no queremos decir que Bolivia sea incivilizada, donde todo vale. Simplemente, que se deben abordar ciertos temas para tener una comprensión cabal de que educación y tecnología asociados a la pandemia, es decir, a la enseñanza virtual, deberán ser discutidos sin falsas pasiones, ni prejuicios. Más allá del componente educativo, subyace el negocio. Los algoritmos de las redes favoritas están diseñados para facturar dinero por su tiempo de uso y las grandes tecnológicas invierten grandes sumas para hacer que su entretenimiento resulte lucrativo.

Los niños, adolescentes, padres de familia, profesores y todos nosotros, vivimos en un mundo en el que el proceso de educación y adecuación a la virtualidad, podría fácilmente escaparse de nuestras manos.