John Arandia
Se dice que aprender de los errores de los demás es lo mejor, dando gracias al de arriba porque no nos tocó y viendo en película ajena lo que nos podría pasar. Nadie está exento de uno de ellos, sobre todo como víctima, ya que pensar en ser autores es imposible porque todos somos perfectos.
Y porque siempre hay que sacarle lo bueno a todo, nos toca agradecer a quienes nos dan estas lecciones de vida para ser mejores cada día.
Gracias Rebeca Delgado: Si vas a decir algo que no le guste a tu grupo de trabajo, el que ya decidió cuál será la línea a seguir, aunque ésta esté mal, sabiendo que necesitas de ellos para seguir adelante, simplemente no lo digas. Si lo tienes que hacer, busca el momento propicio, el tono adecuado, para que no crean que les haces la guerra o eres un(a) traidor(a). Si lo tienes que hacer, hazlo, se fuerte; pero si te pesa hacerlo y lo mantienes, es como estar vendiendo tu alma al diablo; entonces será mejor que te retires, quedarse en el lugar, es tanto como callarse.
Gracias abogado de Jacob Ostreicher: Si denuncias una ilegalidad, si afirmas, por ejemplo, que se pagó para conseguir algo por lo que no se debía pagar, cuidado hayas ya pagado tú o por lo menos sugerido aquello, porque puede que te paguen con la misma moneda. Después quedas como el “vivo” del asunto.
Gracias mensaje presidencial: Si una persona no es hábil con los números, aunque sólo para leerlos, no hay que meterse con ellos. Algunos amigos me decían: intenta cifras globales, si no te queda otra, incluye ejemplos y buenas gráficas, si es que las necesitas, para que la gente entienda y capte lo que quieras decirle. Y sobre todo, no les creas a quienes dicen que puedes hacerlo bien, ya que te pueden estar haciendo una maldad, y peor aún cuando la crítica general es mortal cada vez que lo haces.
Gracias asambleístas de Chuquisaca: Si los bajos instintos te traicionan después de varias copas encima, encárgate de verificar si no hay cámaras que te puedan estar filmando, y sobre todo, no confíes ni en esa persona que te acomoda los muebles o te apaga las luces ya que podrían delatarte. Entre empujones del “no” y el “sí”, entre utilizar la oficina para otras cosas que no sea el trabajo para luego negarse, no está la oportunidad de convertirse en estrella porno, ya que vivirás después con el Jesús en la boca, aunque las leyes bolivianas sólo sirvan para ponerte hoy de ejemplo social.
Gracias (a una diputada que sería denunciada por la Directora de DIRCABI en horas más): ¿Vas a denunciar a alguien por manejar un auto chuto o robado? Es mejor hacer una reunión familiar para ponerles sobre aviso, no sea que alguien “sangre de tu sangre”, este manejando algún vehículo así, y el denunciado seas tú mismo.
Gracias comandante de la Policía de Cochabamba: Es de “inteligentes naturales” que si quieres agarrar con las manos en la masa a alguien, no avises que estás yendo por él. Después, todo lo que preparaste para el gran día, incluso todo el equipo humano que convocaste para la sorpresa, pueden quedar tan molestos, que termines siendo tú el sorprendido.
Escudo paceño: Explica bien las cosas cuando trabajes en equipo. Se sugiere ser muy claro en decir que algo está mal y que no quieres, que eso no vuelva a suceder; repítelo 100 veces, porque si vas a arreglar aquello que criticas, cuidado tu equipo haga todo lo contrario y termines adornando con tu propia crítica lo que criticas. Peor sin la cosa es cívica.
Gracias Ipsos: Porque no hay que creer en lo que la gente te dice, peor si no las conoces. Traicionera había sido la gente: “sí” puede ser “no” y “no” puede ser “sí”.
Y por último, agradecer a los medios de comunicación, los culpables de todo esto, en criterio de algunos. Por favor… si los medios no lo dijeran o mostraran, no podríamos sacar los buenos ejemplos.