El precio “oculto” que un detenido paga por sobrevivir en la cárcel

Los Tiempos
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Foto: Carlos López | Los Tiempos

La cárcel, para la mayoría de los reclusos, es un verdadero infierno de pocos metros de extensión. Si una persona quiere sobrevivir ahí adentro tiene que pagar, incluso hasta para ir al baño.

En Bolivia existe una población penitenciaria de 22.748 personas, según el último reporte del Ministerio de Gobierno. Cochabamba ocupa el tercer lugar con más de 3 mil reclusos en las siete cárceles del departamento.

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Cruda realidad

Apenas una persona cruza la puerta principal de cualquier centro penitenciario de Cochabamba, la realidad cambia totalmente, se asemeja a un pequeño territorio con normas o reglas establecidas por los que “gobiernan” el lugar, que no son los policías; por lo tanto, no hay opción a reclamo.

Los Tiempos accedió a testimonios de personas que eventualmente ingresaron a la cárcel y de otras que aún están detenidas. En ambos casos, la experiencia es de las peores porque se trata de un ambiente en el que se fusionan la tortura y la extorsión a la vista de todos, pero que sin que nadie pueda hacer nada.

Los cobros oscilan entre 3 mil y 4 mil dólares, esto depende del penal y de “la cara” de los reclusos.

“Cuando entras, te vas directamente a aislamiento en un cuarto donde duermes parado porque no hay espacio ni para echarse. Después de un día, pasas al otro lado, donde te recibe un representante del delegado y te explica todas las reglas”, contó Pedro (nombre ficticio), quien estuvo en el penal de San Pablo con detención preventiva.

“Te dicen que tienes que pagar el derecho de piso, que cuesta unos 1.800 (bolivianos), que te permite no hacer deberes como lavar los baños y otros, pero sólo sirve para 15 días. Después te cortan tu cabello, sí o sí te rapan”, agregó.

El corte de cabello y el uso de un ponchillo amarillo es obligatorio para todos los “nuevos” con el fin de identificarlos.

“Cuando entré, todos los presos se dirigían a mí con una mirada amenazante, pero sólo uno de ellos me abordó y me dijo los pagos que se realizan en la cárcel para tener un techo y no ser el blanco de los demás presos”, explicó Andrés (nombre ficticio), así fue su primer día de reclusión en el penal de San Antonio.

Además del derecho de piso, también te “ofrecen” un seguro de vida para que otros reos no te golpeen, esto en todos los penales.

“Nos cuidamos todos los que pagamos. Si no pagamos, tenemos que hacer algo sí o sí. La vida dentro de la cárcel es dura”, dice Jhon (nombre ficticio), preso del penal de El Abra.

“Nosotros tenemos que hacer lo que sea para sobrevivir, desde que entramos a la cárcel, afuera es otra cosa, podemos hacer lo que queramos: matamos, violamos o robamos, pero acá no puedes hacer nada sin que los encargados aprueben”, dijo.

El seguro de vida permite a los reclusos que lo pagan no ser víctimas de agresiones de otros internos cuando comparten espacios comunes como el patio o el baño. “Aunque dicen que el seguro de vida se paga una sola vez, los delegados te vuelven a pedir cuando ellos necesitan dinero. Te van amenazando todo el tiempo, te dicen que te están buscando para apuñalarte. Es una tortura ir al baño porque ahí es donde te agarran”.

En algunas ocasiones, cuando a los delegados se les ocurre, cobran 5,10 o 20 bolivianos por ingresar al baño por un tiempo limitado y bien controlado.

Celdas VIP versus el piso

Dentro de las cárceles hay todo tipo de ofertas en relación a las camas o celdas. En algunos se venden celdas, mientras que en otros sólo alquilan espacios con distintas características. Los más económicos consisten en espacios para poner un colchón en las noches; otros sitios con un precio más módico están dentro de salas compartidas con otros reclusos.

Los internos que tienen más dinero pueden pagar por un espacio “VIP” dentro de una celda que tiene colchón, cocina, refrigerador, ventiladora, ducha con agua tibia, y TV plasma con cable. Los reclusos tienen la llave de este lugar. Existen espacios que los policías no pueden pisar, sólo los delegados y reclusos que pagan.

Los que no tienen dinero duermen donde pueden, pero en algunas cárceles hasta los pasillos tienen un precio que tiene que ser cubierto como sea.

Quiénes pagan más y qué pasa si no quieren

Cada persona que ingresa a la cárcel es “escaneada” por los delegados, quienes averiguan por qué delito ingresaron y si tienen el dinero suficiente para pagar por todos los “servicios” que se ofrecen en el penal.

Los “pilcheros”, así son conocidos los traficantes de droga, son los que pagan un monto más alto que el resto de la población por el derecho de piso y el seguro de vida en cualquiera de los penales. Los “monreros” son los segundos en pagar más que los otros reos.

Los hombres procesados por violación son los terceros en la lista de cobros altos, pero además éstos son vejados sexualmente cuando la víctima es menor de edad.

Las personas en situación de calle, que no tienen cómo pagar el derecho de piso o el seguro de vida, tienen que hacer un “aporte”, aunque sea con una botella de alcohol o clefa para su aporte al delegado del pabellón.

“Los que tienen y no pagan son golpeados, torturados, perseguidos hasta que paguen. Nadie puede decir nada si los ven tirados en los baños o sangrando, ni los policías comunican nada, no se meten”, dijo Pedro.

“Un reo no quería pagar y decía que iba a denunciar a los delegados, pero le hicieron escarmentar, le encerraron con otros reclusos que le golpearon y creo que hasta lo violaron. Ha terminado pagando”.

Senadora: “Parece tierra de nadie”

La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Senadores, Lucy Escobar, señala que es preocupante la situación dentro de los penales de Cochabamba y del país.

“Hay abusos de poder y complicidad entre los delegados y los que trabajan en los recintos carcelarios, porque hacen extorsión, les sacan dinero y, si no dan dinero, los golpean, incluso los policías les torturan hasta que paguen. Está terrible la situación que se vive en las cárceles, parecen tierra de nadie”, dijo Escobar.

Explicó que realizarán una investigación para detectar a estos reos que piden dinero a cambio de no matarlos. “Estas inspecciones serán sorpresivas porque, cuando les avisamos, los policías advierten y nos esperan sin nada”.

Autoridades niegan cobros irregulares

La directora regional del Régimen Penitenciario, Estrella Rocha, negó que en los penales de Cochabamba existan pungas de poder ni extorsión, mucho menos cobros irregulares de reos.

“Por el momento, el problema que hemos tenido son los ingresos irregulares de la droga, el alcohol, los celulares, entre otros, al penal. Prácticamente provoca una inestabilidad en el privado de libertad, no una pugna de poder”, declaró Rocha.

El comandante departamental de la Policía, Erick Holguín, afirmó que el control de los penales de Cochabamba lo tiene la Policía y no los reclusos. “Les quitamos sus privilegios que tenían, ingeniándose para ingresar a las cárceles”.

El jefe policial anunció que las requisas serán constantes y sorpresivas para evitar que los productos ingresados sean ocultos, además anunció que no permitirán ningún grupo de pugnas de poder.