Examigos poderosos
La Paz.- Sean Peen ha iniciado una campaña de magnitudes imprevisibles para evitar que el Dakar pase por territorio boliviano. La campaña utiliza el mismo lema de uno de los eventos deportivos más grandes y emblemáticos del mundo: “Libertad y el espíritu libre del ser humano”. Para lograr el propósito varios congresistas estadounidenses han enviado cartas a los organizadores del evento y a las empresas que patrocinan la carrera exigiendo la libertad del empresario judío norteamericano Jacob Ostreicher detenido por supuesta legitimización de ganancias ilícitas. Sean Peen que en su momento ha sido amigo personal de Evo Morales y nombrado por el primer mandatario Embajador de Causas Nobles en defensa de la hoja de coca y en apoyo de la demanda marítima, es hoy en día un crítico acérrimo a la gestión del MAS por violar los derechos humanos. La campaña tiene varias aristas dependiendo del ángulo que se mire. Podría ser perjudicial para Ostreicher si Sean Peen no tuviera la mínima chance de influir en la decisión; endurecer la justicia no sería el primer caso que se presente en la actual administración. Sin embargo, el lobby que promueve el actor de Hollywood es desproporcional con la magnitud del problema y podría dañar la imagen de Bolivia en el exterior. Varias organizaciones de Europa, Estados Unidos, así como de otras partes del mundo se están plegando a la campaña y piensan recolectar unas 500.000 firmas para evitar que el Dakar ingrese a territorio boliviano.
Jacob Ostreicher ha estado hace poco en La Paz solicitando una audiencia con el presidente Morales pero en su intento se chocó con la guardia presidencial que por poco lo expulsó de la plaza Murillo. Según relató posteriormente el propio detenido quería entregar personalmente al presidente del Estado Plurinacional una carta en la que con pruebas denuncia que la “red de extorsión” sigue operando con la misma impunidad que lo hacía hasta antes de su detención.
Sea como fuese, las autoridades bolivianas están entusiasmadas con el Dakar y han comenzado a hacer cálculos de los ingresos que recibirán en ocasión de la fi esta deportiva, el número de vistas y hasta las camas que se necesitaran para albergar a todos los turistas. El Dakar se ha convertido en un verdadero acontecimiento por doble partida: de fi esta y reafirmación sobre la influencia que goza el Gobierno de Evo en el mundo y, en contraposición, por los efectos perversos de la justicia y de violación a los derechos humanos. Una pulseta en la que se está jugando el prestigio del país.