La militarización

Por Redacción dat0s
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contrabando de alimentos bolivianos a argentina
Foto: ABI

El presidente Arce ha dispuesto militares en la frontera para evitar que sigan saliendo productos hechos en Bolivia a los países limítrofes.

La última secuencia de un presidente democrático es declarar “militarización”. Es lo que acaba de hacer el presidente de Bolivia que ve un gran peligro de que por las fronteras sigan saliendo hileras de productos nacionales de exportación. Una gran imaginación del mandatario ante la pérdida de credibilidad que lo amenaza a concluir su mandato con cero de aprobación, inédito en la escala de valores democráticos.

Una de las columnas medulares de la gestión del mandatario fue proclamar a los cuatro vientos la “industrialización” una quimera; incapaz de producir a gran escala (eso ha quedado sellado tras la desaparición del dólar y de los hidrocarburos). El gasoducto que antes transportaba gas boliviano a la República Argentina hoy servirá como transportador de gas argentino a Brasil. Ambos países limítrofes han descubierto más gas que antes (creíamos) éramos ricos productores de un ranking del que nadie nos iba a bajar.

Ya bajados de nuestra industria gasífera habría que preguntarle a Arce qué productos fabricados en Bolivia escapan por las fronteras al contrabando. Más bien parece un razonamiento “inverso”, tal como reza el comunicado oficial. Bolivia se ha convertido en un paso continuó del contrabando. Basta revisar la lista de los productos que se internan desde la frontera con Chile por puntos sin control (autos, remedios, alimentos, carburantes, cosméticos, ropa usada y otros de una lista que podría llenar páginas enteras).

Se ve que el presidente no visita hace rato un mercado de abasto. Si bien es cierto que los productos nacionales han subido de precio por la especulación reinante (apoyada por una ministra cuando declara que el dólar está en 14 qué esperar de ella, sino que se ubique), no es lo mismo el alza en el costo de los productos importados que efectivamente han encarecido en algunos casos hasta en el doble de precio.

En fin, vivimos en un país al revés si leemos textual las palabras del presidente: “Tenemos que endurecernos como bolivianos porque, hoy por hoy, gracias a nuestra producción de alimentos, muchos países vecinos están aprovechando, están viviendo de ese costo de producción bajo (en Bolivia) porque nosotros tenemos el diésel subvencionado y, por tanto, el costo de nuestra producción agropecuaria está subvencionado y esa producción se la están llevando para vender más caro afuera”.