La nueva cara de la preservación de la fauna silvestre y el bosque

El jaguar Kusiy rescatado de cachorro del patio de una vivienda en Shinahota (Chapare) donde vivía hacinado con otros animales. Kusiy, ya no tendrá condiciones de reincorporarse a su hábitat natural. En CIWY han habilitado un espacio de 2.500 metros donde recibe cuidados y vive en condiciones -las más cercanas posibles- a su estado silvestre. La organización se empeña porque no se repitan más casos como este.
En los últimos años, el avance de los incendios en Bolivia ha sido fatal. Se quemaron cuatro millones de hectáreas en 2019 y 12,6 millones de hectáreas en 2024. Otro dato estremecedor es el tráfico de especies animales. Ambos fenómenos, dieron lugar a una alianza entre la Comunidad Inti Wara Yassi (CIWI) y Bisa Seguros y Reaseguros S.A. en la protección del capital natural. La alianza enfocó su visión en la rehabilitación y liberación de la fauna silvestre impulsando la sostenibilidad tangible que trasciende el riesgo financiero para preservar la vida y el equilibrio del ecosistema.
De acuerdo a una investigación de la Fundación Tierra, de las 12,6 millones de hectáreas que fueron devoradas por el fuego en 2024, 7,6 eran grandes extensiones de selva que posee reservas únicas de flora y fauna. Se dice, a modo de justificar estas acciones, que las quemas tienen como objetivo ampliar la frontera agrícola. Es un panorama incierto y descontrolado, sobre todo si se considera que el bosque primario de la amazonia a este ritmo habrá desaparecido en un 80 por ciento de su riqueza hasta 2080, según estimaciones del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil.

De acuerdo a organizaciones vinculadas a la preservación de la flora y fauna los incendios están alterando las condiciones de la vida silvestre y afectan el medio ambiente | Fotografía archivo: Adolfo Lino / Incendios de 2019.
En el camino que une Santa Cruz con Ascensión de Guarayos, se observan grandes extensiones de cultivos agrícolas; no es que no haya espacio para el manejo responsable destinado a la alimentación, se notan cultivos de girasol, arrozales, maizales y otros productos agrícolas entre los que abundan las plantaciones de soja para exportación y ganado. Esto ha reemplazado la producción de frutas y verduras para la alimentación.
Algo parecido ha sucedido en el subtrópico de Cochabamba, en El Chapare. Allí, las plantaciones de coca han arrasado cualquier vestigio agroindustrial porque rinden más dinero y se cultivan más veces al año, pero dañan los nutrientes de la tierra. Las plantaciones de piña, palmito, los cultivos de cacao, banano, hoja de té, han ido perdiendo poco a poco espacio y mercado.
Los incendios y el tráfico de especies animales
A este problema se suma un drama mayor. En los últimos años, la codicia de los avasalladores, campesinos y empresarios para ampliar la frontera agrícola ha alentado la presencia de traficantes de especies animales que actúan con absoluta impunidad en esta actividad ilegal. Desde la región del Chaco, pasando por la Chiquitanía, hasta la región de la Amazonía boliviana, el crimen de la caza furtiva de especies silvestres, muchas de ellas en extinción, se ha extendido ampliamente.

Un equipo de voluntarios entre nacionales y extranjeros en el parque Ambue Ari están preparados para enfrentar los incendios en coordinación con los dispositivos de manejo de los bomberos y autoridades locales y nacionales.
Ambos fenómenos afectan casi por igual al medio ambiente y a las especies animales. Biólogos y especialistas aseguran que la devastación de la flora y fauna tiene varios componentes. “Cuando comienzan los incendios, los traficantes de animales están listos para hacer su agosto, ponerlos a la venta o matarlos para aprovechar su piel y todo lo que pueda rendir un precio”.
Una amante de los animales y la selva
Nena Baltazar, boliviana de nacimiento, es una amante de los animales desde niña. Antes de que en el país se comience a hablar de incendios y de tenencia ilegal de animales, ella junto a algunos voluntarios buscaron lugares apropiados para proteger algunas especies amenazadas por el tráfico de animales. Fundó por los 90´, en coordinación con el municipio de Villa Tunari, el parque Machía, para preservar varias especies como Pumas, Jaguares, Ocelotes, Monos (de distinta variedad), Parabas, Amazonas, Zorros, Tejones, Conejos de Monte y otros animales.

Nena Baltazar ha decidido incorporar entre sus labores una adecuada labor de aproximación con entidades nacionales y del exterior para poner en práctica la visión de Comunidad Inti Wara Yassi (CIWI).
Con el paso del tiempo, los cambios en el contexto político hicieron que el Parque Machía dejara de ser una prioridad para las autoridades locales. Sin la renovación del contrato por parte del municipio, se decidió de manera imprescindible el traslado de los animales a los otros dos santuarios de CIWY (Ambue Ari y Jacj Cuisi), debido al cierre de Machía. Nena Baltazar, que es fundadora y presidenta de CIWY, afirma que la organización que preside se hizo cargo del proceso con la supervisión de veterinarios y biólogos, para asegurar el bienestar de los animales. “Fue y sigue siendo una tarea ardua”, reconoce. Nena afirma que en Machía aún viven algunos animales silvestres que han sido rehabilitados tras sufrir del tráfico ilegal, pero que gracias al trabajo de CIWY, han podido retornar a la selva. Sin embargo, se requiere del compromiso del municipio para garantizar que esos animales, y muchos otros, no vuelvan a caer en el tráfico ilícito.

La familia CIWY la conforman voluntarios bolivianos y extranjeros comprometidos en el cuidado de la fauna silvestre y el medio ambiente en el parque Ambue Ari, ubicado en Ascensión de Guarayos en el departamento de Santa Cruz, que tiene una extensión de 1.000 hectáreas de bosque.
En 2002, Nena Baltazar guiada por un instinto natural de amor por la fauna silvestre, fundó el parque Ambue Ari (Nuevo Día – El Comienzo de Algo Nuevo en los idiomas nativos Guarayo y Guarani) que está ubicado en la provincia Guarayos del departamento de Santa Cruz con una extensión de 1.000 hectáreas. Ambue Ari forma parte del “Corredor del Jaguar”, vital para la conservación de esta especie. Años más tarde, incorporó a CIWY el parque Jacj Cuisi (La Tierra de Los Sueños, en las lenguas originarias Mosetén y Tacana) que comprende 300 hectáreas y está ubicado en San Buenaventura al norte del departamento de La Paz.
Parque Ambue Ari y el primer jaguar a ser liberado en Bolivia
Nos encontramos con Nena Baltazar en el patio de la Comunidad Inti Wara Yassi (CIWY) acrónico de la conjunción de tres palabras en tres lenguas originarias: Quechua, Aimara y Chiriguano Guaraní cuyo significado es Sol (Inti en quechua); Estrella (Wara en aimara) y Luna (Yassi en chiriguano guarani). “Juntos Inti Wara Yassi, representan la unidad de los tres idiomas”, dice la presidenta y fundadora de CIWY. El nombre grande CIWY, (el de la organización), se distingue en los letreros del parque y en las remeras de los voluntarios que trabajan con Nena. En la actualidad, CIWY maneja los parques Ambue Ari, ubicado a 450 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra y el parque Jacj Cuisi que colinda con el Parque Nacional Madidi, al norte de La Paz, uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo.

Varios carteles como este se leen en la Comunidad Inti Wara Yassi alentado una relación armoniosa entre los animales y las personas.
El Parque Ambue Ari se distingue sobre la carretera asfaltaba que une Santa Cruz y Beni, con un cartel de madera que lleva pintada la esfinge de un Jaguar. Los voluntarios que trabajan en este parque se entusiasman cada mañana después del desayuno para salir a cumplir su faena. Ellos están presentes en cada movimiento, andan todo el tiempo en alguna labor relacionada con la preservación de los 700 animales que viven en el parque administrado por CIWY. Una de sus tareas, además del cuidado de los animales, es prevenir futuros incendios. Hay en marcha todo un preparativo con maquinaria y dispositivos anti flamas que los voluntarios han aprendido a usar en caso de que el fuego penetre al parque.

Raúl Torres, voluntario mexicano -fotógrafo de profesión- quien está por segunda vez a Ambue Ari, piensa quedarse allí hasta fines de este año. Él se siente comprometido en las múltiples labores que realiza en el parque.
Raúl Torres, voluntario llegado de México cuyo seudónimo es “Coyote fotógrafo”, es fotógrafo de profesión. Él realizó una residencia artística en el parque en 2024 sobre la rehabilitación de los animales, los que viven permanentemente en el parque y los que son liberados. “Mi trabajo es concientizar sobre el impacto ambiental de los incendios y de los animales con problemas y protocolos de rehabilitación. Además, tenemos preparado un operativo en caso de incendios”. El fotógrafo mexicano admite que una buena organización es clave en el combate contra los incendios. Los voluntarios trabajan y coordinan tareas con el apoyo de agrupaciones de bomberos de la gobernación, el municipio y bomberos voluntarios que cumplen un trabajo altamente comprometido para preservar la casa y el bosque. Raúl ha fijado residencia en Ambue Ari en los próximos siete meses de manera que está capacitado para atender varias áreas del manejo de funcionamiento del parque.
Los voluntarios se juntan cada mañana en la mesa del comedor. Dos de ellos explican indistintamente las faenas del día a día. Mantienen un increíble buen humor y luego del café que acompañan con pan de batalla y un huevo frito, comienzan su tarea diaria. El grupo está compuesto por unos 20 voluntarios que han llegado de Inglaterra, Francia, Bélgica, Estados Unidos, Colombia, México y España.

Cada mañana los voluntarios se reúnen a la hora del desayuno que se sirve a las 8 de la mañana para una planificación de sus actividades.
CIWY, ha enriquecido su experiencia en el manejo sostenido del bosque y la preservación de animales silvestres con organizaciones del exterior, donadores internacionales con los que ha tejido una indisoluble relación de amistad; universidades e instituciones que aportan y han apadrinado a varios animales que han llegado hasta aquí escapando de los incendios o del tráfico y tenencia ilegal. Una de las instituciones comprometidas con el sustento del parque es Bisa Seguros y Reaseguros S.A. que tiene apadrinados a algunos animales del parque. Fermín, es uno de ellos. Mono Aullador emite rugidos entre los árboles con sus compañeros de la misma especie. Bisa Seguros y Reaseguros S.A. también aporta en la rehabilitación de un jaguar, que aún no tiene nombre y se encuentra aislado de cualquier contacto humano para ser puesto en libertad hasta fines de este año.

Un grupo de voluntarios traslada materiales de construcción a una embarcación que cruza el Rio Grande que delimita los departamentos de Beni y Santa Cruz. En CIWY están abocados en construir el recinto en el que temporalmente vivirá un jaguar (hembra) que no mantiene contacto con humanos (es monitoreado por cámaras trampa) y será liberado a un lugar adecuado en la selva a fines de este año. En esta noble causa participan Bisa Seguros y Reaseguros S.A. y especialistas.
Iván Márquez, biólogo español que trabaja en el parque, asegura que será la primera vez en Bolivia que un animal de estas características será liberado después de dos años de readaptación. “El Jaguar (hembra) –explica el profesional- es monitoreada por cámaras trampa que siguen su evolución a diario”.
Una de las tareas del grupo en estos días es construir el albergue que acogerá a este Jaguar antes de su liberación. Se trata de un trabajo arduo de infraestructura; la coordinación y evaluación para su liberación corre a cargo de un comité científico especializado. También Bisa Seguros y Reaseguros S.A. ha comprometido recursos en la construcción de este recinto que según nos indican demandará una inversión de alrededor 100.000 dólares.
Educación en las escuelas
Otro rubro que atienden los voluntarios es educar a niños y jóvenes en las escuelas del pueblo. Elyse Lievre, de profesión Educadora, de origen francés, se encuentra en el parque por un servicio cívico de voluntariado que CIWY ha suscrito con el gobierno de Francia. “Trabajar aquí es una buena manera de sentir que contribuimos para que el impacto del cuidado de los animales sea visible”, afirma.

Elyse Lievre, educadora de profesión, francesa de ciudadanía, dedica su tiempo a educar a niños y jóvenes en las escuelas de Ascensión de Guarayos y al cuidado de los animales en Ambue Ari.
Elyse aclara que un 50% de su tiempo lo ocupa en la protección de los animales y el otro 50% en actividades de educación sobre Fauna Silvestre y Reforestación. “Estamos descubriendo el potencial de los niños e intentamos estructurar compromisos para que nuestra labor sea sólida. Practicamos juegos lúdicos con los chicos; realizamos experiencias de germinación y explicamos a través de talleres otras experiencias sobre cómo distinguir un animal silvestre y representar la historia de los jaguares de manera teatral. Es el principio de algo más grande”, explica.
La salud y las medicinas
Otra parte que merece gran atención es la Clínica Veterinaria. Allí trabajan solo profesionales veterinarios y pasantes en la especialidad. Silvia Juliana es una joven colombiana, Veterinaria de profesión, con enfoque en Psicología Animal. Ella cuenta que se integró a la organización hace cinco años en condición de estudiante y ha regresado por la experiencia que adquirió en Ambue Ari. Dice que el punto principal de su trabajo “es el cuidado emocional de los animales que han sido maltratados, víctimas del tráfico ilegal; llegan al parque heridos, algunos al borde de la muerte; fracturas en las aves y alteraciones en su alimentación. En casos de incendios, como el año pasado, ha sido una de las más grandes emergencias que hemos sufrido con armadillos y crías con heridas inmensas. Mi idea es quedarme un año aquí, entonces me sentiré satisfecha por el impacto positivo en la fauna silvestre”.

La colombiana Silvia Juliana (der) y Rebeca Araujo de nacionalidad mexicana (izq), veterinarias de profesión; la primera especializada en Psicología Animal y en Isotecnia con enfoque en Fauna Silvestre la segunda, dedican gran parte de su labor diaria al cuidado de la salud de unos 700 animales que viven en Ambue Ari.
Silvia Juliana trabaja junto a Rebeca Araujo en el mismo sector. Está joven nacida en México, Veterinaria de profesión, se ha especializado en Isotecnia con enfoque en Fauna Silvestre. “He trabajado en tres zoológicos en México con animales en cautiverio, mi experiencia aquí es única porque me permite conocer animales que tienen oportunidad de ser rehabilitados para volver a la vida de la fauna silvestre, es una experiencia invaluable, verlos en su ámbito natural. Mi misión es atender situaciones clínicas de los animales, velar por su bienestar, evitar eventos de stress y tratar de mantenerlos sin contacto con los humanos”.
Ambas afirman que CIWY es la nueva cara de la conservación. “Aquí tenemos esta bellísima oportunidad. Estamos viviendo experiencias valiosas”, destacan.
Fracturar el vuelo de las aves
Nuestro recorrido se inicia en el aviario que posee Ambue Ari. Bastien Huck es un profesional francés que esta tarde está al cuidado de las Parabas, Amazonas y Pavas de Monte que viven en el mismo recinto. Huck, nos explica que hay muchos que ya no podrán volar de regreso a la selva porque les han fracturado sus alas. Están prácticamente mutilados de por vida, pero realizan ejercicios de rehabilitación saltando de los árboles, jugando y practicando caídas menos graves.

El voluntario Bastien Huck explica los cuidados del aviario donde comparten Parabas, Pavas del Monte y Amazonas.
Bastien dice que la mayoría de estas aves han llegado al parque rescatados de los traficantes de parabas que las venden en los mercados y ferias públicas; pero también escapando del calor de los incendios. La belleza de estas aves es inconfundible, de plumaje especialmente colorido, también sus plumas son usadas (o eran) para fabricar trajes de danzas típicas en las festividades religiosas de algunas regiones de Bolivia.
Los monos de diferentes tamaños y caracteres
Los voluntarios se acercan al recinto de los animales tomando en todos los casos previsiones y cuidados para transmitirles confianza. Esta mañana visitamos el recinto donde están ubicados los primates junto a Cleo Swysen, profesional en Cuidado Intensivo de Animales, de origen belga que trabaja hace cuatro años en el parque y es coordinadora en Ambue Ari. Ha sido designada para acompañar el recorrido que cumplimos en el área. La historia del mono Fermín, atrapa a los visitantes. Fermín fue bautizado con ese nombre desde las oficinas de Bisa Seguro y Reaseguros S.A. que se hace cargo de sus cuidados. Él y sus compañeros son Monos Aulladores (territoriales), que casi nunca están de buenas pulgas para granjearse extraños en el nido.
Cleo, cuenta que Fermín fue rescatado el año pasado por los bomberos cerca de una comunidad de Guarayos y trasladado de emergencia. Recibió primeros auxilios en la enfermería del parque. “Fermín estaba intoxicado, fue atendido con nebulizadores para devolverle la vida”. Luego de su recuperación fue introducido al grupo en el que también participan Alfie, Cecropio, Maya y Red Fury, que a la larga se han vuelto un grupo muy unido.

Los monos aulladores que han sido recuperados de los incendios intoxicados y quemados emiten aullidos roncos que pueden alcanzar hasta una distancia de 10 kilómetros, están cada día más preparados para ir ganando lugar en la selva.
Mientras caminamos esta mañana por medio de la selva, Nena ha ido recogiendo indistintamente hojas tiernas de Patuju que más zanahorias, lechugas, hojas de brócoli, cacao y habas constituyen su alimento diario. Los Monos Aulladores saltan de un lugar a otro cuando los voluntarios comienzan la faena de repartir comida. Nos explican que los aulladores emiten un sonido ronco, denso y muy pronunciado, capaz de viajar hasta 10 kilómetros de distancia por la selva.
Más primates acompañan con sus miradas nuestra visita; Monos Ardillas, Monos Araña y uno nocturno llamado Waway que vive en otro recinto acondicionado a su ambientación natural. Luca es otro de los animales apadrinado y bautizado por Bisa Seguros y Reaseguros S.A. Pasamos luego por la estancia de la especie Kinkajú, un animal arbóreo carnívoro (nocturno) al que le brillan los ojos cuando ingresamos a verlo (esta especie también se encuentra en el parque bajo protección y cuidados de Bisa, Seguros y Reaseguros S.A.). Y a Beeper de la especie Coati o Tejón de los que hay alrededor de 15 en Ambue Ari.

Un grupo de animales que viven en CIWI. Kinkaju (arriba) de la especie Arbóreo Nocturno (apadrinado por Bisa Seguros y Reaseguros S.A.); Waway (izq) Mono Nocturno; y Beeper (der) Coati o Tejón.
Es la hora de visitar al Jaguar Kusiy y cómo llegar a él
Kusiy (que quiere decir Alegría) es un Jaguar que fue rescatado de cachorro en Shinahota (El Chapare) de traficantes de fauna silvestre. Hoy se lo ve imponente, y alegre. El caso de Kusiy se conoció por los alrededores. Dicen que los vecinos denunciaron a las autoridades que sus captores lo tenían entre perros, gatos y otros animales que iban a ser vendidos en el mercado negro. Una vez recuperado, Kusiy fue inmediatamente sometido a controles de salud y diagnosticado por desnutrición y malas condiciones de vida. Fue trasladado al parque Machía y de allí en 2015 a su nuevo hogar en Ambue Ari. En el parque disfruta su nueva vida en un recinto acondicionada de 2.500 metros en la que a diario recibe estímulos (juegos) y una adecuada alimentación. “Es fuerte y te roba el corazón”, comentan Cleo e Iván los voluntarios que acompañan el recorrido. Come 2 kilos de carne al día y recibe enriquecimiento ambiental.

Kusiy, el jaguar rescatado de cachorro, cuya presencia en Ambue Ari provoca mucha alegría, pero también nostalgia porque ya no podrá volver a su hábitat natural. Vive en un recinto acondicionado de 2.500 metros.
El trayecto hasta la casa de Kusiy está poblado de áreas selváticas explosivas; angostas sendas y pantanos de hasta un metro de profundidad; árboles de enorme tamaño, lianas que se enredan a los gruesos e inmensos troncos y complejos herbolarios propios del lugar. CIWY atiende a otros tres jaguares que con Kusiy hacen cuatro en total.

Para llegar al recinto de Kusiy se debe necesariamente atravesar un largo recorrido de pantanos.
Es hora de conocer a los gatos Geoffroy
“Vamos a entrar a la jaula de los gatos Geoffroy”, nos explica Cleo que sigue al frente de la expedición. Son tres hermosos gatos silvestres que como el resto de animales que visitamos reaccionan a los estímulos conglomerados en atención al trabajo de fotografía.

Los Geoffroy son hermosos gatos silvestres no más grandes que los domésticos, una de las especies más codiciadas por los traficantes de fauna silvestre.
No son más grandes que los gatos domésticos y quizá en este detalle radica su valor. Los Geoffroy son una especie también conocida como Gato Montés Sudamericano, más pequeños que un gato doméstico, pero con su naturaleza silvestre totalmente intacta, es una de las especies altamente traficada. Los tres felinos disfrutan de su merienda balanceada, comen huevo crudo y recorren inquietos de un lugar a otro en el recinto donde están ubicados. Ha sido una visita corta a los Geoffroy que se completa con las últimas horas del día dos.
Llegó la hora de visitar al Puma Valo
Valo fue encontrado de cachorro en San Ignacio de Velasco, junto a su hermano, quien lamentablemente había fallecido. Sin rastro de su madre, las autoridades del lugar rescataron al superviviente y lo trasladaron a la Gobernación de Santa Cruz, donde permaneció cuatro semanas para su evaluación y cuidados iniciales. “Era demasiado joven para sobrevivir sin su madre y, lamentablemente, tendrá que depender de los humanos toda su vida”, nos explican.

Valo, puma de enorme tamaño se muestra alegre y saludable, tampoco podrá volver a su hábitat natural, pero realiza paseos guiados con los voluntarios de Ambue Ari fuera de su recinto acondicionado especialmente para él.
El Puma Valo llegó a Ambue Ari en 2023, es rehabilitado y vive permanentemente en un recinto especialmente diseñado para que disfrute de su hábitat natural. Actualmente, se encuentra bajo el cuidado del equipo veterinario y los cuidadores de felinos especializados. El felino necesita diferentes tipos de carne, vitaminas y suplementos para crecer sano y fuerte. A pesar de sus difíciles comienzos, explora la selva a diario (hace paseos guiados) y disfruta de su salud con mucha energía. Es un Puma travieso, en cuanto observa que han llegado visitantes para verlo, salta inquieto y sin temor. (La rehabilitación de Valo también corre a cuenta de Bisa Seguros y Reaseguros S.A.).
La entrevista con la hacedora de CIWY

Nena Baltazar, presidenta fundadora de CIWY en una entrevista concedida a dat0s en el parque Ambue Ari.
Nena Baltazar Lugones observa cada uno de los movimientos del parque. Ella parece destinada a velar por todos, posee una especie de don de la ubicuidad. Mantiene su atención intacta durante el día y fomenta el colectivismo.
Dat0s: Vemos que cumples muchas actividades en CIWY.
Nena Baltazar: Si es que soy presidenta y fundadora de la Comunidad Inti Wara Yassi (CIWY), una organización que está trabajando más de 30 años en el rescate y rehabilitación de la fauna silvestre y en la conservación de nuestros bosques.
P. Cuéntanos algo de tu trayectoria, ¿cómo es que te interesaste en esto?
R. Hace muchos años cuando rescaté un Mono Araña, recuerdo que no había donde llevarlo y es así que por esta mona araña comencé el primer refugio de animales silvestres en Bolivia porque bueno, cuando la rescaté la llevé a mi casa y mi madre después de un tiempo me dijo “o se va la mona o se van las dos”, y salí de mi casa, pero ya había trabajado con jóvenes y niños en educación ambiental para sembrar esa semilla por el cuidado de la naturaleza. En los meses que estuve con la mona, porque andaba a todo lado con ella, comprendí que los animales tienen los mismos sentimientos que nosotros, entonces me fijé el compromiso que no la iba a dejar a la mona y por eso me fui al Chapare. Allí fundé el parque Machía. Fue una fundación sin ayuda y sin tener idea de nada, solo el amor y la pasión de ayudar a los animales. Ya más tarde eso de matar a las madres para arrebatar a las crías se hizo bastante normal así que el amor por esta mona se convirtió en una necesidad de hacer algo más por la vida silvestre y de ahí fundamos Ambue Ari que comprende 1.000 hectáreas de selva donde nos hemos especializado en felinos. Está ubicado en Guarayos y posteriormente fundamos el parque Jacj Cuisi, donde estamos trabajando más con primates (Monos Araña, Capuchinos, Ardillas y pequeños animales como Coatis (Tejones) y Tayras.
P. Su tarea además de la preservación de animales silvestres tiene que ver con el cuidado del medio ambiente.
R. Tenemos 1.300 hectáreas de bosque, selva que no solo ayuda a los animales, sino de refugio de los animales que escapan de los incendios, vemos como crece a diario la mancha agrícola, hay muchas especies en extinción.
P. Me parece que es un trabajo comprometedor y difícil.
R. Sí, porque a pesar de que existen leyes de preservación de la fauna silvestre, estas se quedan en el papel, aunque últimamente el activismo ha crecido y se está haciendo notar con muchas actividades tratando de que se cumpa la ley, pero mientras no exista control y sanción esto va a seguir porque diariamente se pierden miles de hectáreas por tantas actividades que están afectando nuestra naturaleza y nuestra biodiversidad.
P. Y los incendios.
R. Cada año sufrimos incendios, pero el año pasado ha sido terrible son más de 12 millones de hectáreas que se han quemado, es un dato alarmante y esto sigue creciendo y la verdad que es triste porque somos testigos de todo lo que se quema alrededor. Ha habido incendios que nos han afectado, es triste. Solo hablando del año pasado han llegado al parque 76 animales por los incendios, la mayoría con quemaduras muy graves, algunos no lograron sobrevivir, otros si y los estamos ayudando a volver a la libertad, a su hábitat, son historias muy fuertes, la gente no se da cuenta que está destruyendo la vida porque dependemos de la selva.
P. ¿Cuál es el trabajo primordial que realizan?
R. Darles a los animales una segunda oportunidad y brindarles una atención adecuada lo más cercana a su hábitat natural, tenemos un equipo profesional capaz y muy comprometido que está día a día trabajando desde muy temprano hasta el final del día en condiciones difíciles a los animales que han sido maltratados.
P. Hablando del equipo, ¿cómo ha logrado juntar tantos profesionales comprometidos que llegan al parque de otros países?
R. Al inicio ha sido difícil, porque hemos sido pioneros, ha sido un trabajo titánico, pero se ha logrado romper las fronteras, nuestra primera voluntaria llegó de Suiza y luego paso de boca a boca y el parque se ha hecho conocido y reconocido con galardones y ahora somos reconocidos como una organización mundial, tenemos convenios con universidades nacionales y extranjeras y con voluntarios que llegan, se enamoran y se quedan, hay voluntarios que quieren seguir cooperando con CIWY, es por eso que se ha fundado en Inglaterra la Fundación Friends of Inti Wara Yassi. Hay historias de personas que se han inspirado en esto para ver la vida de otra manera, hay la historia de una voluntaria que escribió el libro The Puma Years sobre el vínculo que llegó a tener con un puma en recuperación. Todo ha ayudado mucho para seguir al frente.
P. Pero esto no está sucediendo solo en Bolivia, ¿cree que es un debate sobre la situación que se vive en el mundo?
R. Es cierto, quizá por eso hay tanta gente de otras nacionalidades que están en esto. Pero hay otro aspecto ineludible de discusión, lo que estamos haciendo nosotros debía hacerlo el Estado porque los animales son patrimonio del Estado, nosotros hemos asumido una responsabilidad que no nos compete, en todos estos años nunca hemos tenido apoyo del Gobierno y aquí nosotros vemos los efectos del cambio climático, temperaturas muy altas y así se pueden sentir otros efectos y si a esto sumamos a los líderes planetarios que deberían velar por nuestro futuro, no le dan mucha importancia. Y todos de alguna manera generamos un impacto negativo contra la naturaleza. Es importante que los gobiernos se suman a esta responsabilidad y darle importancia, porque el planeta se está matando poco a poco. En Bolivia es una pena que, hasta el momento, que yo sepa, ningún candidato tiene una propuesta que vele por el medio ambiente y la conservación de la biodiversidad que tiene Bolivia.
P. ¿Cómo ha logrado esta propiedad de 1.300 hectáreas en la que está preservando la vida silvestre?
R. A través de donaciones, lograr este espacio de selva es un alivio y al mismo tiempo una preocupación. Ahora como ha podido ver nos estamos preparando para los incendios, la parte de la educación es importante para que los “chaqueos” sean de manera responsable.
P. En materia de tráfico de especies animales silvestres e incendios, ¿qué porcentaje le asigna a cada uno?
R. Hemos visto que el tráfico ha aumentado, de 10 animales que capturan uno sobrevive en el mercado negro. A parte de la cacería furtiva, si sumas a los incendios que afecta a los animales desde 2023, tenemos un desorden muy grande en cuanto al manejo del bosque, no hay normativa, hay lindas leyes, pero no se cumplen. El sueño que perseguimos es ver a los animales libres en la selva. Sería ideal que CIWY no tenga necesidad de funcionar, que exista una armonía entre el hombre y la naturaleza.
P. ¿Qué presupuesto maneja CIWY?
R. Es fuerte, recuerdo que cuando adopté la primera mona, le dije que no la abandonaría, es una responsabilidad muy grande. Cada uno de los 700 animales que tenemos es especial y en estos años de trabajo hemos creado un vínculo muy grande. El presupuesto nos representa un gasto semanal en alimentación de alrededor 10.000 bolivianos y peor con la subida de precios; salarios para el personal fijo, gastos de mantención y medicamentos, se solventan gracias a empresas como Bisa Seguros que dentro de su programa de RSE nos ayuda no solo a atender a los animales, sino ahora mismo en la rehabilitación de la jaguarcita que tenemos producto de los incendios que ha sido rescatada de una comunidad a 40 kilómetros de Ambue Ari. Llegó de siete meses de edad y ahí tomamos la decisión de trabajar su liberación, se trata del primer proyecto de liberación de un jaguar en Bolivia, un hito en la historia, para que no quede atrapada de por vida en una jaula. Es diferente cuando un animal es rescatado del mascotismo, porque es difícil reintegrarlo a la selva, pero en este caso si tiene el chance; se ha conformado un comité científico y técnico entre CIWY, con la autorización del Ministerio del Medio Ambiente a través de la DGB para su rehabilitación y la liberación de esta jaguarcita, también participan organizaciones extranjeras y el asesoramiento de Onçafari de Brasil.
La versión de los voluntarios más antiguos, el celador del parque y un guardabosque nocturno
Es importante describir algo más de las tareas que cumplen los voluntarios. Ellos hacen turnos y como rotan constantemente, conocen el manejo integral del parque. Georgia Brooks es una británica sonriente que se encarga de la administración, es estudiante de Física y conviene que la administración del parque es difícil, pero ayudan las matemáticas que las combina con incursiones a la selva para ver a los animales. A Crystal, norteamericana de nacimiento, la vimos haciendo rondas de cuidado en el recinto de Valo y también acomodando algunos productos de almacén que se venden en el comedor del parque (galletas, chocolates, bebidas, gomas de mascar, dulces, bebidas energizantes).
Hablamos con el español Jorge Cabrera, él dice que ha estudiado para Guardia Forestal, se enteró de la existencia de CIWY por las redes sociales y está realizando su pasantía. “Estoy aquí en Bolivia para defender a los animales salvajes y la fauna, al final todo es parte de un mismo ecosistema y creo que todos los animales son importantes y entre todos se hace un balance para la preservación de la selva”.

La inglesa Georgia Brooks (izq) administra Ambue Ari; Jorge Cabrera, español (centro) hace una pasantía en el parque y promete “defender a los animales; la belga Cleo Swysen (der), coordinadora y responsable del cuidado intensivo de los animales del parque.
Y entre los bolivianos que apoyan en el parque la presencia de “Osito”, como se lo conoce de forma cariñosa, es fundamental. Su nombre de pila Wilber Antonio, ha nacido en la comunidad Villa San Pedro que está al lado del Ambue Ari. Cuenta que cuando era niño se internaba al bosque munido de hondas a cazar. “Es lo que hacemos de niños, pero aquí aprendí que no se mata a los animales, así que este es mi hogar ahora, trabajo hace nueve años en el cuidado del parque y de los animales. Ambos tienen el mismo valor”. Le preguntamos quiénes queman el bosque, Wilber dice que “son los avasalladores como se los llaman a los interculturales que vienen de otros lados a destruir la naturaleza. En este momento estoy ayudando en la construcción de la infraestructura que albergará al jaguar que se liberará a fin de año. Una infraestructura que requiere muchos trabajadores ya que será de una hectárea aproximadamente”.

Entre los voluntarios bolivianos conocimos a Wilber Antonio (arriba) más conocido como “Osito” actualmente abocado en ayudar en la construcción del recinto del jaguar que será liberado a fin de año. J.C. Chara (abajo) cumple la misión del monitoreo nocturno del bosque para detectar incendios.
Otro boliviano que trabaja en el parque es Juan Carlos Chara Chiri, nacido en la comunidad Santa María en Ascensión de Guarayos. Él es Guardabosques nocturno y su trabajo es realizar vigilancia en la selva. “Tenemos una brecha que hemos abierto el año pasado para evitar la presencia de cazadores en el parque y justamente por la sequía mi tarea es hacer el monitoreo nocturno para evitar incendios y el peligro de “chaqueos”, que sorprenden sin ningún control, ni planes de reforestación”.
El biólogo español Iván Márquez y la liberación de un Jaguar (hembra) a su hábitat natural
Finalmente, hablamos con Iván Márquez Concha, que trabaja hace cuatro años en CIWY, es Biólogo de profesión, nacido en España. “Llegue con la idea de ayudar a un proyecto que fuese en el propio hábitat de los animales, tenía algo de experiencia en zoológicos, he estado dedicado al mundo de la conservación después de estudiar biología, pero quería colaborar en un proyecto que más allá de trabajar con animales pueda tener un impacto en el ecosistema. Buscando encontré CIWY, compartimos la ética de trabajo y los mismos valores sobre dónde debe ir la conservación y el mantenimiento de los animales cuando tristemente no son liberables de nuevo. Así que me quede aquí, tenemos proyectos increíbles para realizar, tan importantes y difíciles que tiene la organización por delante.

Iván Márquez está encargado del monitoreo a través de cámaras trampa para la liberación del jaguar (hembra) que consolidará su libertad con apoyo de Bisa Seguros y Reaseguros S.A. y de instituciones especializadas. Su principal tarea en el parque es la rehabilitación de los animales.
Dat0s. Un biólogo aquí es importante porque conoces una ciencia fantástica y enorme, ¿cómo explicas tu trabajo en condiciones que a veces no son las ideales?
Iván Márquez. Exactamente, la biología es un mar de conocimientos, tiene muchas ramas y entonces se sectoriza en diferentes especialidades. Ser biólogo en un centro de rescate tiene muchas funciones ya que trabajamos en coordinación con equipos veterinarios, con cuidadores y con el staff multisectorial que estos centros cuentan, pero en mi caso aquí es la rehabilitación de los animales. Siempre conocemos que cuando un animal llega a un centro requiere el apartado veterinario clínico para su rehabilitación física; pero ese trabajo va de la mano con una evaluación comportamental en el territorio de la antología. Como biólogo en el centro me encargo de esa evaluación y es cuando podemos valorar si un animal tiene más o menos posibilidades de volver a ser libre, hay algunos casos que esto no es una posibilidad sobre todo en adultos, para ello mi trabajo comprende conocer las especies a nivel de alimentación, espacio territorial, el tipo de vínculos sociales que tiene y trabajar con los individuos que pueden ser rehabilitados de nuevo para enseñarles o reenseñarles como volver a ser ese animal de esa especie para que una vez fuera no tenga problemas en conseguir alimentos, comunicarse con animales de su especie, para delimitar y marcar un territorio, todas esas cosas que aprendería de su madre o su familia en libertad.
P. Por cómo lo explicas, vas a tener que quedarte aquí.
R. No creo (ríe), no soy el único biólogo en el mundo ni mucho menos, hay mucha gente con buenos conocimientos y gente con más experiencia que yo, se necesita una base, pero sobre todo estar preparado a las condiciones del medio, a veces la falta de recursos, poder cambiar tu percepción de las cosas, buscar lo mejor para los animales y eso es siempre un trabajo en el que te tienes que reinventar por el bien del animal y aquí nos ayudamos para conseguir estos objetivos.
P. Estás a cargo de monitorear la rehabilitación del jaguar (hembra) que será liberada para volver a su hábitat natural. Cuéntanos un poco esa parte.
R. Invierto mucho de mi tiempo en esa parte, no me encariño con ella más o menos que con cualquier otro animal, todos tienen una personalidad única; ahora este es un proyecto enorme sería la primera vez que se va a conseguir la rehabilitación completa de un jaguar en Bolivia con todo lo que implica. Dentro de mi trabajo está la valoración comportamental y el monitoreo. Yo voy a su recinto, pero en ningún caso hay una interacción con ella, nos evitamos mutuamente, el mínimo contacto posible. El trabajo se realiza a través de ´cámaras trampa´ en formato de video que nos arroja información para evaluar cómo está y trabajamos en desarrollar estructuras y metodologías para que ella pueda estar en condiciones óptimas cuando obtenga su libertad: trepar, marcar territorios, cazar, ser independiente para buscar presas, nadar y muchos comportamientos que hay que trabajar en ella. Vamos a conseguir un recinto gracias a la ayuda de Bisa Seguros y Reaseguros S.A. que será construido, pero no exclusivamente para este jaguar, es un recinto para grandes felinos que no existe en Bolivia, es triste, pero si todo sale bien va a ser el pionero a ser liberado y nos ayudará a tener protocolos y guías ya formados para que, en el futuro, si se presenta otro caso, trabajar y devolverlos a la naturaleza. Tenemos recintos acondicionados para que tengan las mejores condiciones posibles, pero en ningún caso tenían oportunidad de volver a su hábitat, este proyecto es un gran paso para que eso deje de ocurrir de manera sistemática y que ellos vuelvan a cumplir sus funciones ecológicas de reproducción que contribuya a la preservación de la especie y la biodiversidad del país y del mundo.
P. Nadie asegura que el jaguar liberado pueda volver a ser objeto de la caza furtiva o el tráfico o de los incendios.
R. Los riesgos de vivir libre van a ser los mismos que antes, eso no se puede controlar. Igualmente trabajamos en determinar un buen lugar de liberación, la idea es encontrar el lugar óptimo en el que menor riesgo tenga dentro de las posibilidades de la genética de este animal, no podemos llevarle a otra población totalmente distinta, queremos minimizar ese riesgo, pero obviamente este jaguar en libertad va a tener los mismos riesgos que el resto de jaguares en libertad, simplemente, es una muestra representativa. A este le vamos a conocer más, va a tener su nombre, su código, la gente lo va a conocer y va a ser el primero en Bolivia en ser libre, pero si le sucede algo en libertad en el futuro, es una muestra de lo que les sucede al resto. El difícil para nosotros y para todos los que trabajan en conservación, pero es lo justo y confiamos que no va a tener problemas. Mi trabajo es minimizar esos riesgos con su comportamiento, que evite las zonas humanas y conflictos para ser independiente.
El libro de la selva

Tapa del libro The Puma Years de Laura Coleman que ha sido traducido a varios idiomas. Voluntaria inglesa que vivió una temporada en Ambue Ari y escribió de su experiencia de vida con los animales.
Una de las experiencias que siguen llamando la atención a los voluntarios que llegan al parque es la que vivió Laura Coleman, de nacionalidad inglesa, que escribió el libro The Puma Years, traducido a varios idiomas se convirtió en un atractivo ensayo sobre su vida en Ambue Ari y la comunicación que estableció con un Puma. Ella dice en un apartado de su experiencia reproducida en su perfil digital: “Comencé a hacer voluntariado con CIWY, una ONG que administra tres santuarios de vida silvestre y da hogares a animales rescatados del tráfico ilegal de vida silvestre. Fue este trabajo, las comunidades y las historias que encontré allí lo que, en 2012, me inspiró a fundar la organización benéfica ONCA con sede en el Reino Unido: https://onca.org.uk Panthera Onca significa Jaguar. Al unir temas de justicia social y ambiental con la creatividad, ONCA promueve un cambio positivo al facilitar espacios inclusivos para el aprendizaje creativo, el apoyo a los artistas, el intercambio de historias y la solidaridad comunitaria”.
En 2018, Coleman se mudó a la isla de Eigg, en Escocia, con su amigo y compañero, un perro llamado Nelo. “Fue allí donde decidí escribir sobre mis experiencias en Bolivia, concretamente sobre cómo un pequeño Puma desesperado llamado Wayra cambió mi vida. Esto se convirtió en el libro Los años del Puma”.
FIN
Este Reportaje fue realizado gracias a la colaboración de Bisa Seguros y Reaseguros S.A. y Comunidad Inti Wara Yassi (CIWY) / Edición: Jimena Fuentes / Fotografía: Hernán Virgo / Dirección: Carlos Rodríguez San Martín.
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