La realidad supera a la ley en la lucha contra el trabajo infantil

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En Bolivia, es común ver a niños y niñas trabajando en mercados, calles y cementerios, a pesar de que el Código Niña Niño y Adolescente prohíbe que menores de 14 años – hasta 10 años en casos excepcionales – tengan actividades económicas.

La erradicación del trabajo infantil va a paso lento en Bolivia. Según datos de Unicef y el Ministerio de Trabajo, 848 mil niños, niñas y adolescentes trabajan en alguna actividad y casi la mitad de ellos se encuentran debajo de la edad mínima permitida en el mundo de 14 años. Hoy, 12 de junio, se celebra el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil.

La meta 7 del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 8 de la ONU, urge a todos los países a adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas modernas de esclavitud, la trata de seres humanos y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, a más tardar hasta el 2025.

Asimismo, Bolivia ratificó en 1997 el convenio 138 de la Organización Internacional del Trabajo que fija en 14 años la edad mínima para trabajar, y el Convenio 182 para eliminar las peores formas de trabajo infantil. Sin embargo, el Código Niño, Niña Adolescente (NNA) de Bolivia, promulgado en 2014, aprueba que en algunos casos se pueda trabajar desde los 10 años.

Esto, para la experta en temas de niñez y adolescencia María Gracia Morais, es contradictorio porque, por un lado, se establece un Código que busca erradicar el trabajo infantil, pero por otro, se baja la edad mínima para trabajar a 10 años.

“Sin un Estado no puede garantizar que sus niños y niñas tengan una vida sin las responsabilidades de un adulto, en la que se tengan que ver obligados a trabajar por cuestiones de necesidad, significa que el Estado ha fallado en sus políticas de reducción de pobreza. Es una admisión de que se ha fallado”, explicó.

Sin embargo, como en todo, en el mundo hay dos posiciones respecto al trabajo infantil. Una, la mayoritaria, que pide su erradicación, está liderada por gran parte de las organizaciones mundiales, como la ONU, Unicef, OIT, SOS y la generalidad de los Estados.

El argumento principal es que el  trabajo  infantil  impide a niños  y  niñas ejercer sus derechos a la educación, a disfrutar del juego y la recreación, elementos necesarios para un desarrollo pleno en una etapa de desarrollo.

Una segunda posición es defendida por los mismos niños y niñas que trabajan y por algunas instituciones independientes como el Movimiento Latinoamericano y del Caribe de las Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores (Molacnats), que agrupa Onatsbo (Organización de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores de Bolivia), que defienden una trabajo infantil protegido y digno.

Estos sectores buscan dignificar y dar mejores condiciones de trabajo a los NNA, evitando que se explote su fuerza laboral y asegurando que no abandonen sus otras actividades que corresponden a esa edad, como la educación y la diversión. Esta corriente cree que el trabajo infantil es una “escuela de la vida” y permite inclusión.

“No se trata de erradicar a los niños trabajadores. El tema de fondo es eliminar la pobreza. Los niños no son los culpables de que exista el trabajo infantil. Ellos solo piden protección. Necesitamos hacer una valoración crítica del trabajo infantil”, dijo Cristóbal Gonzales, coordinador general dela Fundación AVE, una institución que apoya a menores que trabajan por cuenta propia en Cochabamba.

 

“Trabajar es lo mejor que me ha pasado”

Juan David K. T. tiene 15 años, estudia en 4º de secundaria, de padre potosino y madre orureña. Vive al sur dela ciudad. Comenzó a trabajar a sus 10 años; primero en casa, luego de ayudante de albañil, ayudante de costura, carretillero en la feria de la América y ahora es cuidador de autos en un parqueo privado de la calle España.

“Lo veía divertido trabajar con los familiares, ayudábamos todos, como mi padre nos dejó a mi mamá y a mis tres hermanos cuando yo tenía 4 años, teníamos que buscar ingresos. Además me aburría en casa. Es mejor trabajar porque puedo mejorar mi vida”, dijo.

Hoy, aparte de ser buen estudiante – asegura- y de ganar 800 bolivianos por medio tiempo de cuidar autos, Juan David es presidente de la Organización de Niños y Niñas Trabajadores de Bolivia (Onatsbo), ente gremial con presencia en siete de los nueve departamentos -excepto Pando y Tarija, en creación- y con unos tres mil miembros.

Antes fue presidente de la Organización de Niños y Niñas Trabajadores de Cochabamba (Onatsco) que aglutina a 500 NNA trabajadores, divididos en siete asociaciones: Feria América, Artistas, Cementerio, Cliza, Humboldt, Sacaba y Muyurina. Había una asociación en la Cancha y otra en Quillacollo, pero se dispersaron.

 

Hay tres tipos de Régimen de trabajo infantil, según la ley: por cuenta propia,  asalariado y familiar. Los ‘cuentapropistas’ ganan entre 50 y 80 bolivianos por día. La mayoría trabaja como carretilleros, artista de la calle, lustrabotas, vendedores o ayudantes. Los asalariados ganan el mínimo nacional. En el régimen familiar no hay un ingreso estipulado.

Sin embargo, la experta María Gracia asegura que los niños “deberían tener el derecho de ser niños, y nunca deberían asumir las responsabilidades propias de los adultos, en este caso, responsabilidad de su propia crianza y de su familia. Son los adultos que deben propiciar el bienestar de los niños, no los niños de sí mismos”.

La experta aseguró que “no es lo mismo tener 18 años que tener 12. La vida es un proceso de desarrollo por etapas, y no es cuestión que un niño diga que ya es maduro para trabajar; al final siempre el niño trabaja por que necesita, y si trabaja está sustituyendo un brazo adulto de que debería trabajar por él”.

“Los adultos tenemos que asumir la carga de la crianza de los hijos, no nuestros hijos a por nosotros asumir la carga de su propia educación y crianza”, aseveró.

“Hay una realidad, más allá de lo que dice la ley”

Los niños trabajadores que están afiliados a Onetsbo no pasan los cinco mil. Esto significa que ni el uno por ciento de los NNA que laburan están agremiados.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) del Censo de 1992, en Bolivia la población económicamente activa entre 7 y 17 años, que son considerados niños y adolescentes, había 310.977 NNA con alguna actividad laboral. Para el registro del 2002 la cifra llegó a 313.529 y para el de 2012 a 402.612. Según un estudio del INE y Unicef hay 848 mil NNA trabajando.

Y es que más allá de que la ley lo prohíbe, los niños y niñas trabajan como vendedores, voceadores del transporte público, lustrabotas, artistas de la calle, malabaristas y en cementerios; pero también en minas, en construcción, en la zafra y otros trabajos considerados altamente peligrosos.

“Esto es una realidad que no se puede ocultar. Hay un error en el debate, el tema de fondo es si estamos dispuestos a reconocer lo que pasa en nuestro país más allá del debate internacional. Es cierto que hay que erradicar el trabajo infantil, pero no se puede acusar a los niños de ser culpables del trabajo infantil. Piensan que erradicar el trabajo infantil es erradicar a los niños trabajadores, y no es así”, dijo Cristobal Gonzales.

Gonzales critica que instituciones como la OIT o Unicef no vean que el tema de fondo es eliminar la pobreza, “solo así se elimina el trabajo infantil”. Hay niños que no tienen papás, que no tiene para estudiar, a veces para comer, venden lo que pueden. A ellos ¿cómo les dices que no pueden trabajar, porque tienen que estudiar o jugar? Cuando erradiquemos la pobreza podremos hablar de erradicar el trabajo infantil, hasta eso es solo una apariencia lo que queremos hacer el 12 de junio”.

“Los niños solo piden protección. Seguridad y protección para trabajar. El trabajo para niños y niñas es también un aprendizaje, significa inclusión y socialización”, asegura.

Por esto, el experto pide que el 12 de junio no sea por la erradicación del trabajo infantil, sino una fecha “para rendir homenaje a estos niños que trabajan y dan su granito de arena en la familia”.

Juan David está de acuerdo. Asegura que los NNA que trabajan “podemos dividir nuestro tiempo. Estudiamos y trabajamos, no perdemos la infancia, como dice Unicef. Tenemos otros compañeros y tenemos mucha mejor infancia que otros niños, aprendemos más rápido de la vida y podemos afrontar muchos problemas. Maduramos más rápido”.

Sin embargo acepta que “el trabajo influye en muchas cosas, el dinero es todo lamentablemente. El dinero lo maneja todo”.

Fracaso del Estado

Si una sociedad, un Estado permite en su legislación que los NNA trabajen desde menor edad es porque ha fracasado en sus políticas sociales, asegura por su parte María Gracia, que apunta que el gran error fue autorizar en el Código NNA el trabajo desde los 10 años.

“Esto es reconocer que un niño boliviano de 10 años tiene que trabajar para sobrevivir, es reconocer el fracaso de las políticas sociales del estado que no ha sido capaz de propiciar al niño y a su familia de una vida digna para que pudiera disfrutar libremente de su niñez”, apuntó.

Para la experta, cuando el Estado permite que un niño de 10 años trabaje por su cuenta, entonces se admite el fracaso del Estado por no haber tenido políticas públicas suficientes que permitan a los niños vivir su infancia en lugar de trabajar.

Los NNA tienen argumentos para defender su trabajo, explica Gracia, pero el mayor de ellos es la necesidad. Trabajan porque no hay dinero, porque no hay comida, porque no hay para la escuela. “Pero no piensan que ese trabajo viola sus derechos y los que deben señalar esto son los adultos, nosotros tenemos que hacer respetar esos derechos”.

¿Y la realidad, que muestra a miles de niños trabajadores? “Una cosa es lo que dice la ley y otra lo que sucede”, admite. “La ley no cambia realidades, a menos que los que ejecutemos la ley, la ejecutemos bien”.

“Si quiero erradicar el trabajo infantil debo comenzar por limitar la edad de inicio de trabajo. Además, necesitamos más políticas públicas”, explicó.

El 12 de junio ‘no jala’

Para los niños trabajadores el 12 de junio no les representa, según Juan David – “no jala”, dice. Por eso la Onatsbo propuso institucionalizar – y algunos municipios apoyaron con resoluciones- el 9 de diciembre como el Día Mundial por la Dignidad de los Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores.

Esta fecha, que no es reconocida por la ONU, OIT y otras organizaciones, fue declarada por organizaciones de niños trabajadores como su día desde un encuentro del sector en la India, en 1996.