Las organizaciones sociales hemos sido utilizadas

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El exdirigente Roberto Coraite hace un repaso a la relación de las organizaciones sociales con el Gobierno de Morales y habla de la necesidad de reencausar el “proceso de cambio”

Roberto Coraite quizá esperaba la pregunta, quizás no. Pero estaba preparado. Antes de  ir al punto, menciona al finado Hugo Chávez y su recurrencia en apelar a versos bíblicos  y evoca el articulado que dice no olvidar, el que habla de que hay tiempo para todo: “tiempo de sembrar, de cosechar, tiempo de plantar,  de cortar, tiempo de callar  y tiempo de hablar”, dice. 
Así justifica Coraite, exejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), el periodo de silencio que guardó desde que salió de su cargo (2010-2012). “Si hemos callado hasta ahora es por un motivo:  nunca hemos querido  desestabilizar”, afirma el dirigente que dice que volvió a las bases  y agrega que la esperanza de que el proceso se reencause “ya no hay”. 
“El proceso se ha frustrado y debemos hablar las verdades que conocemos nosotros”. Luego dispara: las organizaciones hemos sido utilizadas. 
Se dice que el  Gobierno es de  las organizaciones sociales, ¿hasta qué punto    eso es correcto?
Hasta cierto punto era aceptable que el Gobierno diga que es de las organizaciones y que obedece a las organizaciones, porque nos venía controlando con un criterio de que teníamos que estabilizarnos, primero, muy bien. Pero pasados ya los años, cuando las cuestiones se empeoran y las organizaciones ya quedan afuera, esto ya no es admisible. En estos tiempos, después de ocho años de Gobierno, el decir que las organizaciones son las que mandan, es falso, no se puede admitir. No hay un mecanismo de hacer cumplir un mandato de las organizaciones sociales. 
¿Qué tipo de relación hay entre el Viceministerio de Coordinación con Movimientos Sociales y las organizaciones?
Simplemente es un interlocutor válido entre el Gobierno y las organizaciones sociales para mandar algunas instrucciones de lo que tiene que hacerse y de lo que no tiene que hacerse. 
Yo recuerdo perfectamente en una reunión, nuestra compañera Julia Ramos, que la valoro demasiado, con el Presidente y el Vicepresidente,  planteó que las organizaciones no vamos a ser burritos de carga.  ¿Por qué lo habrá dicho eso? Es que tiene un fondo  profundo este tema. Es que las organizaciones hemos sido  utilizadas hasta hoy  simplemente como un objeto político.
¿No hay lugar para las propuestas de los  sectores sociales?
De escuchar, te escuchan, pero seguro en sí mismos se están riendo por  que no se efectiviza nunca. 
Usted dice que la CSUTCB cuenta con cuatro millones de afiliados ¿Con ese peso y fuerza  por qué no  expresan su descontento?
Se expresa de forma interna. Nosotros tuvimos fuertes divergencias. Hemos cuestionado en muchas oportunidades  y muchas de la regiones de manera separada  se han movilizado frente al incumplimiento del compromiso del gabinete. Pero, fruto de aquello, hoy tenemos varios compañeros en Santa Cruz, por ejemplo, con procesos de sedición y de cuántas cosas.
¿Cuál es el escenario que ocurre cuando un dirigente se arriesga a ir contra el Gobierno? 
No siempre va en contra del Gobierno, sino que ven contra de la acción del Gobierno que está ejecutando desde el gabinete. Si estás en contra u observas algo, ya eres tipificado de la derecha, porque nadie del oficialismo puede cuestionar al gabinete porque ya es considerado como un ataque al Presidente o al proceso. 
¿Usted dijo que quien incurre en ello es puesto al hielo o la congeladora, en qué consiste eso? 
Hay una instrucción expresa de que no “te den pelota” en el gabinete,  porque todas tus gestiones deben pasar por el gabinete,  no es directo con el Presidente; y bueno te escuchan, pero no se lleva adelante nada.  ¿Qué se busca? Vas perdiendo poder,  credibilidad frente a tu gente y al final  quedas en nada. Entonces ésa es la forma de congelar y de bajar el perfil de los dirigentes hasta dejarlo en nada.
¿Entró  en la congeladora? 
De entrada estuve en la congeladora, porque tres meses no me convocó el Presidente cuando yo fui  electo con más de dos tercios en un congreso ordinario, como nunca en la historia. ¿Cuál fue el motivo? Es que yo no estuve en la lista de los que tenían que salir electos de acuerdo a la decisión suprema. Eran otros compañeros (…). Pero pasado el tiempo no había otra forma que tenían que convocarme porque eran necesarias las fuerzas sociales.
La diputada Delgado dice que hay una cúpula en e Ejecutivo. Para usted, que   fue cercano al poder ¿quiénes toman las decisiones?
Para nosotros es claro. En más de dos reuniones cuando planteamos una posibilidad, el Presidente nos manifestó lo siguiente: “Haber, voy a conversar con el compañero Álvaro”.  Entonces, entendemos de que está sujeto a las decisiones y a las orientaciones del Vicepresidente. 
¿Y usted se ha reunido con el Vicepresidente alguna vez?
Muchas veces. 
¿Y cómo se llevó con él?
Tiene una actitud -desde un análisis real y mi criterio- hipócrita, porque primero nos alaba a las organizaciones sociales como si fuéramos el dios: “Ustedes son lo máximo, el único”. Somos todo en el discurso, en la conversación. Pero en el hecho no somos nada. 
Siendo equilibrados, habrá algo que destacar del Vice… 
No encuentro absolutamente nada. Al contrario, creo que más bien él es demasiado estratega.

“Reencausar el proceso”
“No hay mucha diferencia entre la reconducción y la profundización. Si decimos que hay que profundizar es que está demasiado superficial, que no se ha llegado a la profundidad. El proceso no ha llegado a los compañeros realmente. Todavía hay miseria.  Y si decimos que hay que reconducir es que está mal conducido. Entonces, hay que reencausar este proceso que realmente ha perdido el control de aquel pueblo soberano”, dijo Roberto Coraite.
¿Este reencause que plantea  debe ir  con Evo Morales o sin él?
“No interesa que vaya con Evo o sin Evo, pero yo al menos creo que con Evo ya no va porque tuvo la oportunidad  de gobernar dos gestiones y no refleja esas aspiraciones del pueblo que ha llevado adelante este proceso.  Por tanto, creo que  la perpetuidad daña.  (Antes) no podíamos entender aquello. Pero ahora sí entendemos que daña”