Los barones de la droga y los cultivos de coca
ScarFace no es un simple sobrenombre. Es en realidad el título bajo el cual nació un film en Hollywood allá en los ´80 para describir cómo se mueve el oscuro mundo del negocio del tráfico de drogas. La película sentó sus bases en Bolivia, para ser más precisos, en la vida de Roberto Suárez Gómez, “El Rey de la Cocaína”. Desde entonces se podría pensar que las cosas, es decir, el comercio de la droga, ha cambiado, que la actividad delincuencial del tráfico de narcóticos tiene mayor control por parte de los estados del mundo que lo combaten. Pero la realidad es otra. Los organismos dedicados a elaborar informes sobre la producción y el tráfico de estupefacientes afirman que los índices de producción y de consumo se han incrementado exponencialmente. Las fórmulas para la producción son más sofisticadas, las drogas más potentes lo que representa un verdadero peligro para la salud de millones de personas.
Se trata, como dicen los expertos, de uno de los flagelos más grandes de la humanidad. Hasta donde se sabe, por ejemplo, en los últimos 5 años las mafias internacionales del comercio de la droga han encontrado fórmulas para emplear una menor cantidad de materia prima y elaborar drogas más refinadas, potentes y en mayores cantidades. Antes, las pozas de maceración requerían de “pisacocas” las 24 horas del día; un proceso extenuante que los subempleaba con serios daños para su salud. Hoy en día las fuerzas de lucha contra el narcotráfico en lugar de encontrar turriles, bolsas plásticas y precursores para la elaboración de cocaína desparramadas en la selva, encuentran lavadoras, hornos y artefactos eléctricos. Los métodos de producción se han sofisticado.
Un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés) señala que los cultivos de coca para la elaboración de la cocaína se han triplicado en los países productores de la materia prima. Colombia, a pesar de estar aliado con la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés) ha incrementado sus plantaciones destinadas a la elaboración de la droga en más del cien por ciento. De 48.000 hectáreas de cultivos que poseía hace menos de una década, ha trepado a 96.000. Los expertos dicen que estas cifras son alarmantes porque la forma de eliminar los cultivos no siempre emplea métodos que protege la relación con el medio ambiente y menos la relación con los cultivadores del producto. Por lo general, se trata de una erradicación forzosa y violenta. En Colombia una de las políticas adoptadas ha sido el uso de poderosos herbicidas que afectan la salud de los cultivadores y devastan la tierra. Lo mismo ocurre en el Perú, que ocupa el segundo puesto en la producción de la hoja que se destina a la elaboración de la droga. El vecino país tenía hace menos de una década 30.00 hectáreas sembradas de coca hoy ha incrementado esa cantidad a más de las 43.000.
El caso boliviano
Bolivia en cambio ha reducido significativamente los cultivos de coca. La UNODC afirma que Bolivia mantiene sus cultivos de coca en alrededor de 20.000 hectáreas. Este hecho podría ser debatible pero lo cierto es que la reciente Ley General de la Coca promulgada recientemente incrementa legalmente las hectáreas de coca para la masticación y usos tradicionales de 12.000 a 22.000 hectáreas. Este hecho tiene según los informes de organismos internacionales, una enorme significación por los acuerdos alcanzados entre el Gobierno y los cocaleros de las regiones donde crece la planta. Si bien resta definir la relación entre los cultivadores del producto en la zona de Los Yungas, donde crece la coca legal y los de la zona de El Chapare en el departamento de Cochabamba, donde crece la hoja que se desvía al narcotráfico, no se puede negar que a diferencia de Colombia y Perú, la concertación sobresale de lejos como una novedad en la política de lucha contra el narcotráfico.
Siguiendo esta ilustrativa historia sobre los “capos” del tráfico de cocaína, llevada al cine, recordemos los diversos componentes que incorpora la criminalidad, la expansión y el crecimiento del tráfico de estupefacientes que es combatido en algunos países del mundo con la pena de muerte o los alarmantes índices de drogadicción que se han elevado en los países de consumo. Nadie quiere perder el combate porque depende de un factor de imagen internacional que penaliza o, desde oro enfoque, merece elogios. Sin embargo, ninguna de las fórmulas prevalece una encima de otra.
Los efectos mediáticos
En junio de 1988, durante el cuarto y último Gobierno de Víctor Paz Estenssoro, (1984-1989), Radio Televisión Popular (RTP) de propiedad de Carlos Palenque Avilés, fue clausurada por haber cedido micrófonos a Roberto Suárez Gómez, por entonces, el “Rey de la Cocaína” en Bolivia. La red del “compadre”, así bautizado por los círculos populares, se vio en tinieblas cuando conversó, en vivo, con “Don Roberto” para hablar de narcotráfico. Aquel año, Palenque preguntó al mayor traficante de drogas, quienes eran responsables de comercializar cocaína en Bolivia. Sin pelos en la lengua, Suárez respondió: “…el Rey es los Estados Unidos y el Virrey el Gobierno de Bolivia”. Bastó aquella afirmación para que el régimen de entonces decida cerrar las emisiones de RTP al que acusó de “apología del delito”.
En aquella histórica entrevista, Roberto Suárez, habló incluso de pagar la deuda externa de Bolivia, por entonces, aproximadamente de US $ 5.000 millones, a cambio de permitir que el tráfico de drogas tenga protección y más que eso, promoción gubernamental. Recién un año después de ese incidente RTP volvió a habilitar sus emisiones lo que consagró más tarde la popularidad del compadre Palenque que se convirtió en líder apoyado por los sectores populares.
No se conoce historia parecida aunque es sabido que por esa misma época el mayor narcotraficante del mundo, el colombiano Pablo Escobar había desafiado a los agentes de los Estados Unidos y a las políticas que penalizan el tráfico de drogas convirtiéndose en una especie de Robin Hood que ayudaba a los pobres, regalaba dinero en efectivo y hasta se dio el gusto de ingresar a la política con un asiento en el Parlamento colombiano. Conseguir una entrevista con Escobar era entonces la máxima aspiración de los medios de comunicación no solo colombianos, admirados por el ingenio de un personaje que se había declarado enemigo confeso de los Estados Unidos y un salvador para los desposeídos mediante la actividad ilícita del narcotráfico.
Manuscrito secreto y encargo divino
Ambos narcotraficantes, don Roberto en Bolivia y Escobar en Colombia decían para justificar su incursión en el submundo del negocio de la droga que habían tenido revelaciones divinas de que la coca era un recurso estratégico que no debía regalarse a los extranjeros. Su comercialización podía permitir el pago de la deuda externa y dar de comer a cientos de miles de pobres. Roberto Suárez se entregó finalmente a la justicia en 1988 y, después de cuatro años en la cárcel de San Pedro en La Paz (1992), fue trasladado a Cochabamba por problemas cardiacos. Tenía 61 años. Preso, escribió un manuscrito de 500 páginas sobre su vida de ganadero y empresario. El documento nunca vio la luz pública, y hasta donde sé sabe, murió junto a Suárez el secreto que contiene cada página. El manuscrito que nunca se publicó repasaba toda su vida. Mencionaba sus logros empresariales y pasaba de puntillas por el tema del narcotráfico.
Lo que Suárez sí puso de relieve y sin tapujos en sus escritos, fueron las decisiones que tomó para comprometer sus vínculos con el Gobierno de facto del ex general, Luis García Meza y el coronel, Luis Arce Gómez (17 de julio de 1980). “…estaba bien contar que había financiado el golpe de García Meza en 1980, impresionaba enterarse que los militares en el poder habían convertido al Gobierno en una narco dictadura, pero había que ser más preciso con los nombres y las fechas…”, dijo el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán acerca de esta narración. Al igual que Escobar, Suárez gastaba parte del dinero que le entraba a raudales en escuelas y postas sanitarias para los pueblos más alejados del Oriente boliviano; gracias a esos gestos, la revista Time lo había bautizado como “Robin Hood”. Suárez fue liberado el 94 y volvió a sus estancias en el Beni. Seis años después falleció por unas úlceras en el estómago.
La DEA y el mercado de la droga
“Yo no creo en esta guerra contra el narcotráfico, porque nadie va a erradicar el mayor negocio del mundo. De lo que se trata aquí es de la transferencia de la intermediación”, afirmó Roberto Suárez Gómez cuando estuvo encerrado en el Panóptico de San Pedro de La Paz. En la cárcel, Suárez transformó su celda en un estudio. La cama de dos plazas y un par de colchones extras albergaban a su esposa y a sus dos últimos hijos, de 5 y 6 años, cuando pasaban temporadas con él. Un televisor, un Betamax, y una radio eran su contacto con el mundo exterior. Una mesa de comedor con cuatro sillas, una nevera y una cocinilla, además de un estante de madera, adornado con macetas y flores, completaban el amueblado de la celda.
Su hijo mayor, Robi, estaba convencido de que, contrariamente a lo que parece, “los esfuerzos han sido por agrandar los mercados, bajar los precios y reafirmar una política dirigida hacia la corrupción permanente y endémica de los gobiernos de los países productores de coca, que los deja sin opción de sentar soberanía, especialmente en estas negociaciones llamadas cumbres”. Con la llegada de Evo Morales al poder, el destino de los cultivadores de la hoja de coca de El Chapare cambio drásticamente. Las fuerzas especiales, una de las mejor entrenadas en la región, no volvieron a detener, ni matar a un solo cocalero. Se impuso una política de concertación que es reconocida en todo el mundo.
Los encargados del combate contra las drogas afirman que la estrategia de la lucha contra las drogas en Bolivia es eficiente, por lo menos en lo que se refiere a evitar que se multiplique la producción de la materia prima de la cocaína. Juanita Ancieta, dirigente de los cocaleros le dijo recientemente en una entrevista a la BBC que “lo que nosotros hacemos es erradicación de coca concertada”. Lo que llama poderosamente la atención es que a pesar del reconocimiento que se hace a la política de concertación, Bolivia ha incrementado en 188% la cantidad de droga decomisada y en 273% las incautaciones de sustancias controladas. Con estas cifras en la mano el Gobierno advierte que antes no se mencionaban esas cifras porque se permitían ciertas libertades cuando la interdicción estuvo a cargo de los agentes norteamericanos de la DEA.
Suárez Gómez, padre, justificó las afirmaciones vertidas por su hijo y señaló entonces que, desde 1980, se habló de la sustitución de los cultivos de hoja de coca, pero “cuando las fuerzas especiales antidroga y los miembros de la DEA entraron a vivir en las zonas productoras, los cultivos de hoja de coca no bajaron, sino que aumentaron”. Pero, además, según Suárez Gómez, la producción de cocaína tenía facilidades para salir del país. “Los socios del sistema”, decía Suárez Gómez, “tienen luz verde para exportar a los Estados Unidos”.
El hijo mayor de Suárez señaló que son las cumbres donde se procesan planes de ajuste del monopolio de la economía de la coca y la cocaína por parte de EEUU que ejecutan un plan de control de las economías de los países andinos. Menos vehemente que el hijo, el padre advirtió simplemente que el objetivo era solo delinear políticas y estrategias de lucha contra el narcotráfico. “La idea aquí es la transferencia de la intermediación de la cocaína”, a zonas más cercanas y de más fácil acceso a nuevos y potenciales mercados de consumo.
Las cifras del negocio ilícito de la cocaína a nivel mundial superan la de otros negocios legales que, hasta hace poco tiempo, estaban considerados como los de mayor rentabilidad. Sólo en América Latina, el volumen de operaciones, según fuentes oficiales supera con creces al monto de la deuda externa de la región. Desde su celda en La Paz, Suárez Gómez afirmaba que es posible controlar el narcotráfico sin derramar una sola gota de sangre.
“Coca de por vida”
Tras la promulgación de la Ley General de la Coca en un gran acto que el presidente de Bolivia celebró junto a los sectores cocaleros en el palacio de Gobierno dijo que esta normativa significa “coca de por vida”. “El pueblo boliviano ha derrotado al imperio y a sus lacayos. Desde aquí hemos defendido no sólo la hoja de coca sino la soberanía nacional”, aseguro el mandatario boliviano que al menos en los últimos 15 años encabeza el sindicalismo cocalero de la región del Chapare.
Para Kathryn Ledebur, directora de Red Andina de Información, la nueva ley de la coca boliviana “no es perfecta, pero es realista y pragmática”. La funcionaria explicó que la normativa boliviana recién promulgada podrá traer mejores resultados a ese país en comparación con las normativas vigentes en Colombia y Perú. “En Colombia la ley no permite casi nada de plantaciones de coca y tienen 96.000 hectáreas”, le dijo la experta a BBC Mundo. Ledebur añadió que la ventaja boliviana tiene que ver con que la normativa que es “negociada” con los propios productores de coca, algo que no ha sucedido Ni en Colombia ni en el Perú.
El “problema muy serio” de Colombia
Colombia es el mayor productor de coca del mundo y -de acuerdo con el Departamento de Estado- el país de origen de más del 95% de la cocaína que llega a los Estados Unidos, el país en el mundo que más consume esa droga. Por ello, el hecho que se hayan duplicado los cultivos de la hoja en estos años ya llamó la atención a Washington. Entre los motivos se argumenta la caída del precio del oro, la erradicación de la aspersión aérea, la devaluación del peso colombiano y la expectativa de los campesinos de conseguir beneficios económicos del Gobierno por sustituir sus plantaciones de coca.
Los encargados de la Oficina de Asuntos Internacionales sobre Narcóticos del Departamento de Estado de EEUU afirmaron que las estimaciones de su país coinciden con las de Naciones Unidas y considera que Colombia tiene un “problema muy serio”. Si bien en esta oficina se trazan nuevas estrategias lo cierto es que la ayuda estadounidense no trae muy buenos recuerdos para algunos en Colombia, fundamentalmente por las fumigaciones aéreas, que algunos señalan de ser cancerígenas.
“Miren lo que pasó en la zona de Putumayo, que fue el núcleo de las actividades del programa de ayuda estadounidense conocido como el Plan Colombia en términos de erradicación y sustitución de cultivos. Hoy en día tiene otra vez muchos cultivos” le dijo a BBC Mundo, Jeremy McDermott, director del sitio Insight Crime, que se dedica a investigaciones sobre seguridad en América Latina. La presidenta de la gubernamental Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas de Perú, Carmen Masías, sorprendió a todos con un anuncio: “Perú tiene muchas más hectáreas de coca que las estimadas por Naciones Unidas”. La autoridad señaló que Perú en realidad tiene 55.000 hectáreas cultivadas y no las 40.300 que había señalado UNODC. “Lo que se hizo antes se hizo bien, pero nosotros hemos reajustado la metodología con la participación de las Naciones Unidas, y nos acercamos a una cifra mucho más real”, indicó.
Sin embargo…
Se cuestiona que Bolivia haya ampliado la cantidad de cultivos legales de 12.000 a 22.000 hectáreas con la nueva ley de la coca. De acuerdo a estudios del propio Gobierno de Evo Morales, se requieren sólo 14.705 hectáreas para el consumo tradicional en Bolivia, o sea el mascado de la hoja. Pero lo que se ha ganado con la aplicación de la ley no es solamente volverle a dar la espalda a los Estados Unidos sino que se han sentado las bases a una menor dependencia en materia de combate contra el narcotráfico. Buena o mala eso el tiempo lo dirá. Lo que sí parece cierto es que Bolivia ha logrado romper un cerco de dependencia que busca consolidar su propio destino.
Países en los que el narcotráfico se paga con pena de muerte
Estas naciones, en su mayoría asiáticas, pueden alcanzar cifras de hasta 1.000 ejecuciones al año.
- A pesar de que en Sri Lanka existe este tipo de condena por movilizar drogas dentro de su territorio aun hoy no se ha llevado a cabo la primera condena.
- En Tailandia también es motivo de condena a muerte provocar un incendio.
- En Vietnam, la ley acoge la pena de muerte para quienes fabriquen, oculten o trafiquen sustancias narcóticas.
- En Arabia Saudí, 46 personas de cuya ejecución se tuvo noticia fueron condenadas por delitos de drogas.
- Se dice que en China es el país donde más ejecuciones se llevan a cabo. No obstante, sus cifras sobre pena de muerte son secreto de Estado y no se conoce un número exacto.
- Emiratos Árabes Unidos aplica la pena de muerte en casos de homosexualidad, drogas, violación, traición y contaminación ambiental.
- Hace unos años, Indonesia buscaba acabar con las penas de muerte. No obstante, en los últimos dos años, 14 personas han sido ejecutadas. Se castiga el terrorismo y el tráfico de drogas.