Los Chipayas son la denominación mayor, no común, de donde proviene URU, que los representa en toda su dimensión, es lo mismo decir, a modo de comparación, paceño de La Paz. Los Chipayas han recibido ayer un cheque de 350,000 dólares que jamás se imaginarían sino habrían sufrido los trastornos del Calentamiento Global que los alejó del lugar porque el lago Poopó, uno de los más grandes del mapa, se secó.
Una presentación singular fue la donación de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos Días ISDLUD a los URUS, comunidad que está en proceso de desaparición, después de que se secara el lago Poopó, ni siquiera una laguna, que enmudeció de las visitas que solían recibir y habitaban allí, peces y aves que llegaban a sus alrededores. El Poopó una tragedia descomunal se secó como un cartón agrietado por el inclemente sol que a esas alturas, sobre los 4000 metros sobre el mar, quema y seca, los Chipayas tuvieron que abandonar sus tierras, sus cultivos, la vida que llevaban, sus días de pesca y felicidad.
Luchar contra el cambio climático se ha vuelto una desesperación para ellos, más propiamente dicho, una desaparición, forzados a emigrar a las ciudades para sobrevivir, ahora han anunciado que están retornando de a poco de nuevo a su comunidad (URU).
La ISDLUD viendo la incidencia de los efectos climatológicos y sociales que este fenómeno sobrenatural representaba para ellos, se abocó a ayudar a los Chipayas a volver a sus raíces, esto es, a sus tierras; aunque no hubiera lago, los comprometieron a recibir ayuda si es que volvían al lugar. Y así están volviendo de a poco para no acabarse de secar. Ayer, la ISDLUD. en un acto en el que estuvieron presentes funcionarios del Programa Mundial de Alimentos con sede de Bolivia, procedieron a la entrega simbólica de un cheque por 350,000 dólares con los cuales se piensa sacar adelante a los Chipayas en proyectos productivos con los que ellos ya están comprometidos.
Se habla de un Parque de los Sueños que de ser cierto será un lugar de atracción, un eje de desarrollo, luego de que la tierra se secara como por arte de magia en cuestión de pocos años, están orientando su producción con carpas para peceras para volver a la trucha en piscinas, como era antes, uno de sus príncipes platos de mesa.
Así, los Chipayas se rearticulan, en torno a una producción variada de productos para degustar en la mesa, de volver al lugar; la granja de gallinas y otras aves, gestión de carpas solares, producción de vegetales, artesanal, gestión de costos, fortalecimiento de empresas rurales, los pone a conversar alegremente en torno a huevos, hortalizas, peceras gigantes y otras especias con el compromiso URU que estuvo a punto de extinguirse después de que su lago, el Poopó, se secara el 2016.
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