Pablo Osorio, comediante: “Bolivia el país del eterno ´es, pero todavía no´”

Por Reyna Tapia
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Marco Osorio
Foto: Cortesía Pablo Osorio

A propósito de la nota por el aniversario del natalicio de Quino, datos entrevistó a Pablo Osorio para conocer su opinión sobre censura y libertad de expresión.

La libertad de expresión es uno de los principios básicos de cualquier democracia. Con la llegada de la digitalización el mundo ha sufrido un giro en la forma como las audiencias se comunican e informan de acontecimientos locales o internacionales. En el ciberespacio han desaparecido las fronteras. Cualquier habitante del globo puede, accediendo a un aparato de interfaz, gestionar sus gustos y preferencias en cualquier materia. La Inteligencia Artificial (IA) puede seleccionar y filtrar temas de interés de libre acceso. Hay, además, un poderoso ordenador que atiende todas las exigencias. Lo sabe todo de ti. Un modelo inimaginable de control que ha provocado desorden y dependencia. En este nuevo orden, claramente la democracia se ha debilitado.

Bolivia no es ajena a sufrir estas transformaciones. Se calcula que poco menos del 70% de la población está comunicada en sistemas interfaz que le permiten modelar e interpretar la realidad de esta manera.

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Quino no se hubiera imaginado un mundo sin Mafalda y Mafalda no sería lo que es sin las historietas que el creador dibujaba con sutiles conceptos que expresaban rebeldía en el papel. Es innegable que Quino, de forma suspicaz, aludía asuntos siempre actuales cuestionados por el poder: libertad de expresión, derechos humanos y en otros escenarios familia, género, salud, educación que siguen siendo los más importantes de la agenda mundial.

Es decir, sobre censura y libertad de expresión nos encontramos en una situación no tan diferente a la de los años 70 cuando varios países de América Latina estaban gobernados por regímenes militares que restringían la libertad de sus ciudadanos con la represión a base de la imposición por la fuerza. Quino no sería el único caso. Él mismo relata que se vio obligado a salir de su país, Argentina, porque su espíritu creador incomodaba a la dictadura militar de aquel tiempo. Muchos artistas como él tomaron el mismo camino.

La recuperación de la democracia

La democracia inspirada en principios de igualdad social y distributiva económica ha sufrido un enorme retroceso con el advenimiento de la tecnología digital. El control se ha incrementado impulsado por un sistema único de información. Con contadas excepciones, el pensamiento crítico ha sido reducido a un pensamiento ocioso no deliberante y contemplativo. Veamos un par de ejemplos de esas excepciones: en los últimos dos años un comunicador social fue enviado a la cárcel por un meme (texto, imagen, vídeo u otro elemento que se difunde por internet con fines humorísticos) contra la directora de la AJAM. El exministro de Gobierno Arturo Murillo ordenó la persecución del joven activista Chuñoman por un video publicado en Facebook. Recientemente, algo similar le ha sucedido al comediante Pablo Osorio por críticas que publica en su cuenta de Tiktok. La revista dat0s se contactó con él para hablar sobre esta polémica situación de personas que expresan opinión en las redes sociales y sufren presión.

“El humor que he desarrollado para la plataforma de Tik Tok, lo uso como una herramienta para atraer a las audiencias con el stad up comedy (comedia en vivo, en traducción libre al español). Particularmente en Tik Tok el tipo de recurso que utilizo es el sketch (una pieza breve que hace parte de un espectáculo o show). En los últimos dos meses le he dedicado la sátira a la atención al cliente que existe en instituciones públicas o privadas; sin detenerme en el nombre de las empresas o instituciones. Y creo que he encontrado un eco en la audiencia, porque di en el clavo, en los lugares donde más le duele a la ciudadanía boliviana, que es el maltrato que se recibe, en la burocracia que hay en los pasillos de estas instituciones”, afirmó Pablo Osorio.

El artista señala que el humor stand up comedy es nuevo en Bolivia, pero antiguo en el exterior. Proviene de los Estados Unidos hace 50 años. Además, señala que el humor que maneja es el que cuestiona, critica e interpela a la sociedad. Este último punto en especial debido a que no utiliza personajes característicos del humor boliviano; satirizando a los de siempre… a los pobres, a los indígenas, a la clase obrera, etc.

Con respecto a la carta de “advertencia” de Impuestos Nacionales, el comediante respondió con otro video indicando que él es solamente un ciudadano, con una cámara, un trípode y su libertad de expresión. “No podía retractarse de un chiste porque si no, qué chiste”.

“Si alguien hace un chiste mal parqueado como el mío, inmediatamente van a ver reacciones y persecuciones. Yo creo que es una ironía, una ironía hermosa del humor, recibir tanta atención y tantas demandas. Al humor se le pide que no se meta con ciertas cosas, quizá por eso es tan maravilloso y tan polémico. Personalmente creo que no existen límites para el humor, más allá de aquellos que te lo puedas poner uno mismo; según tus principios y tú ética. Pero también creo que nadie debería venir a censurarte y taparte la boca. La única forma de vencer un chiste es con otro chiste; al menos en mi edición del humor la forma de a callar una broma es con otra broma”, opina Osorio.

La libertad de expresión principio de la democracia

Tanto en Bolivia como en otros países la libertad de expresión es un derecho institucional y humano que sirve de base para la construcción de la democracia. Censurar reduce la posibilidad de construir una democracia mejor. “Bolivia es un país del eterno ‘es, pero todavía no’; en todos los sentidos. Somos un país que crece económicamente, pero todavía no estamos bien, es un país que ha recuperado la democracia, pero con ciertas autocensuras. Somos un país eternamente al borde del casi todo y del casi nada; estamos siempre al borde del colapso y de la guerra civil y nunca sucede. En ese sentido creo que aplica también en nuestras libertades democráticas. Nos decimos un país democrático, con libertad de expresión, pero existen estas cosas; estas pestañas, estos pelos en la sopa, estas cosas incómodas, que aparecen de repente de la nada. Cómo cartas de una institución hacia un comediante… No siento que haya habido un goce pleno, porque somos muy jóvenes en el manejo de la democracia. No creo que haya habido una época en la que en los comediantes y los artistas no hayan sentido cierto nivel de persecución. Así que, creo que la nota que nos sacamos nosotros los bolivianos en esto de la democracia es siempre 51, es decir aprobamos raspando”, según el comediante Pablo Osorio.

 

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