Polémica por retraso en la vacunación masiva contra Covid-19 en Bolivia
Las filas largas se registraron desde el lunes en varios centros médicos que no tenían las vacunas para comenzar la inmunización prevista para esta fase, tras el periodo dedicado al personal de salud y a las personas con enfermedades de base, como el cáncer y la diabetes.
El Gobierno de Luis Arce ha responsabilizado a los servicios departamentales de salud de las nueve regiones del país por los retrasos, señalando que tenían las vacunas suficientes para arrancar con la vacunación a mayores de 60 años.
Según el ministro de Salud, Jayson Auza, los Sedes (Servicios Departamentales de Salud) recibieron 947.970 vacunas, pero sólo usaron un 34 % de las mismas, de tal forma que contarían con 624.508 dosis para comenzar la nueva fase.
Bolivia ha comprado o se ha beneficiado de donaciones de vacunas de las marcas Sputnik V y Sinopharm, pero también contará con las de AstraZeneca y en menor número con las de Pfizer.
Auza rechazó la denuncia de que no existen vacunas, pero dijo que se han “detectado debilidades en el proceso de vacunación como tal”, por lo que se reforzará a los Sedes con personal del ministerio.
Según Auza, en una campaña de vacunación en Bolivia normalmente se aplican 900.000 dosis por año, por lo que inocular hasta septiembre 15 millones de vacunas a 7,5 millones de personas es una tarea “titánica”.
En medio de los problemas, la jefa nacional de Epidemiología, María Bolivia Rothe, renunció a su cargo y alegó en su cuenta de Twitter razones personales negando desacuerdos con el ministro, como habían señalado los medios.
En las regiones de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, donde vive hasta el 85 % de los cerca de 11,3 millones de habitantes del país, los Sedes y dirigentes médicos denunciaron escasez de las vacunas para el tamaño de la población que deben atender.
El director del Sedes de La Paz, Ramiro Narváez, ilustró lo que sucede con la siguiente frase: “la multiplicación del pan la hizo Jesús, nosotros no podemos hacer la multiplicación de vacunas”.
De su lado, las autoridades sanitarias de Santa Cruz señalaron que necesitan atender a 200.000 mayores de 60 años para lo que se necesitan 400.000 dosis, pero para esa región según las cifras del Gobierno hay 152.000 vacunas.
Además, según las autoridades regionales, el problema está en que el Gobierno no tiene toda la información sobre las vacunas usadas debido a los problemas informáticos del área rural.
Dirigente médico: no hablamos el mismo idioma
El máximo dirigente del sindicato médico de La Paz, Fernando Romero, dijo a France 24 que el Gobierno y los médicos “no coordinan absolutamente nada” debido a su enfrentamiento por la ley de emergencia sanitaria promulgada en febrero, que ha motivado una huelga parcial del sector que ha cumplido 53 días.
Los sindicatos médicos argumentan que esa norma viola precisamente su derecho a la protesta al prohibir la suspensión de actividades durante la pandemia y, además, abre las puertas para el retorno de brigadas médicas cubanas, que ellos rechazan.
“No hablamos el mismo idioma debido a esa ley inconstitucional. No hay coordinación sobre las vacunas, ni los medicamentos, ni el oxígeno, ni el personal para hacer frente a la cepa brasileña que, según los estudios, llegará en dos o tres semanas”, dijo Romero, al convocar al Gobierno al diálogo para solucionar el problema.
Bolivia cerró sus fronteras por una semana con Brasil para evitar la propagación de la variante brasileña del coronavirus, aunque se permite el comercio en la frontera por tres horas diarias.
La huelga parcial ha afectado a un 20 % de las atenciones en el sistema estatal de salud, según los propios sindicatos que también han movilizado a sus afiliados para bloquear por horas carreteras del oriente y el centro del país.
Rosa Condori espera la vacuna para terminar con su encierro
En medio de los reclamos de la gente que quedó frustrada, France 24 habló con la pareja de esposos aymaras Casimiro Paco y Rosa Condori, ambos de 77 años, vecinos del barrio de Alto Obrajes de La Paz, donde una pequeña posta sanitaria hizo un cronograma para vacunas, pero tuvo que suspenderlo al no contar con las dosis.
“¿Qué podemos hacer? No podemos esperar. Queremos salir a la calle. No puedo ir ni al mercado. Desde el año pasado ya no salgo. A veces, una escapadita tengo, pero nuestros hijos no nos dejan salir por la pandemia”, cuenta Condori, que ve en la vacuna la posibilidad de retomar cierta normalidad en su vida.
La mujer y su esposo madrugaron hoy con la esperanza de recibir la vacuna, pese a que ese centro médico había planificado que esta semana atendería sólo a mayores de 80 años.
¿A quién podemos reclamar? El Gobierno debería destinar las vacunas para todos porque estamos sufriendo”, comentó Paco, que volverá la próxima semana si todo se normaliza.
Según las últimas cifras del Ministerio de Salud, la pandemia ha causado un total de 12.344 muertes y una cifra acumulada de 275.392 contagios, de los que 37.565 se mantienen activos.