Por qué la presidenta interina de Bolivia abandona su postulación

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Foto: Los Tiempos

Jeanine Áñez da un paso al costado y ya no es candidata presidencial para las elecciones del 18 de octubre en Bolivia.

“Hoy dejo de lado mi candidatura a la presidencia para cuidar la democracia. No es un sacrificio, es un honor”, señaló en un mensaje grabado.

“Si no nos unimos vuelve Morales, vuelve la dictadura”, afirmó en referencia al expresidente Evo Morales, exiliado en Argentina.

La presidenta interina lo anunció este jueves, días después de que dos encuestas nacionales la situaran muy lejos de los principales candidatos.

Áñez ascendió a la presidencia el 12 de noviembre de 2019, dos días después de la renuncia de Evo Morales en medio de enormes protestas sociales tras las elecciones de octubre pasado.

Las encuestas

Pese a que al principio aseguró que no sería candidata, Áñez confirmó su postulación en enero junto con el empresario Samuel Doria Medina, quien también declinó su postulación.

La mandataria, que en ese primer momento se ubicaba segunda en la preferencia, descendió al cuarto puesto en los más recientes estudios de opinión.

En Bolivia atribuyen su caída a la gestión de la pandemia del coronavirus, los escándalos de corrupción descubiertos en su breve gestión y a su propia intención de mantenerse en la presidencia.

Las encuestas sitúan como favorito por amplia ventaja al economista Luis Arce Catacora, exministro de Morales, y ubican en segundo lugar al expresidente Carlos Mesa.

El último estudio de opinión incluso marcó que Arce Catacora estaba en el umbral de un triunfo en primera vuelta.

Desde Buenos Aires, Morales expresó en los últimos días que tiene la seguridad que recuperarán el gobierno de Bolivia el 18 de octubre.

El líder cocalero perdió la presidencia de su país tras la anulación de las elecciones del 20 de octubre pasado en las que se declaró ganador.

El factor regional

Otro elemento importante en la decisión de Áñez es el factor territorial, la polarización de la región andina, encabezada por La Paz, y la región amazónica y oriental, que tiene al frente Santa Cruz, el departamento más poblado.

Áñez proviene del departamento amazónico del Beni, pero la verdadera fuerza de su partido se encuentra en Santa Cruz.

Allí, sin embargo, también tiene fuerte presencia Luis Fernando Camacho, el líder cívico que fue el rostro visible de las protestas que precipitaron la caída de Morales y la llegada de Áñez a Palacio Quemado.

La existencia de esas dos candidaturas disputándose el voto del oriente de Bolivia fue considerada contraproducente por diferentes líderes de opinión de Santa Cruz.

Los críticos consideran que la concurrencia de Áñez y Camacho favorecería a los postulantes “de La Paz“: Arce y Mesa.

Por ello, en diferentes momentos, se le reclamó a ambos que desistan de presentarse y así darle fortaleza y unidad al voto cruceño.

La dispersión del voto anti-Evo

La posibilidad del retorno al poder del partido del exmandatario aumentó la presión para que los posibles candidatos no dispersen el voto.

Pese a que los detractores de Morales insistieron mucho en la conformación de un frente de unidad para estas elecciones, al final fueron siete los postulantes que se presentaron para combatir en las urnas un posible retorno del evismo.

De manera paradójica, durante buena parte de la campaña se lanzaron dardos entre ellos dejando de lado al favorito Arce Catacora.

Hasta el último momento, Áñez intentó sobrepasar a Mesa y posicionarse en el segundo lugar de la preferencia, pero no lo logró.

Y, a un mes de las elecciones, afirma que retirarse no es un sacrificio, sino un honor “para que se vaya por siempre la dictadura”