San Cristóbal: Una mina donde la fortaleza es el trabajo del hombre y la mujer boliviana

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Minera San Cristóbal, logró constituirse en una empresa minera boliviana, de clase mundial. Una marca distintiva de MSC constituye la gente de las comunidades aledañas que trabajan, codo a codo, en la mina.

 

Minera San Cristóbal (MSC), empresa con capitales e inversión japonesa, 100% subsidiaria de Sumitomo Corporation ha seguido procesos de tecnificación y capacitación para todos sus trabajadores para las diferentes áreas de la mina.

Con -8° esta fría mañana, ingresamos a MSC, ubicada en la Provincia Nor Lípez del departamento de Potosí. Antes de aterrizar en el aeropuerto de la mina sobrevolamos al menos 15 minutos sin perder la vista el Salar de Uyuni. Desde arriba, se observan las salmueras en un vertiginoso lago blanco y las instalaciones del complejo de extracción de litio que se construye en la zona. Todo sigue su curso en un marco impresionante que pinta un escenario surreal. Se trata sin duda de una de las zonas más ricas de Bolivia sobre las que volamos y en poco llegamos al campamento minero. El zinc y el plomo, en San Cristóbal; el litio y el turismo en el Salar y, más al sur, el proyecto del Anillo Energético, le dan vida a ese cuadro único como un verdadero polo de desarrollo integrado.

Nunca dejamos de sobrevolar los 5.000 metros de altura antes de alcanzar el descenso. Un gran complejo minero se abre paso adquiriendo una inmensidad que parecería a simple vista una fantasía a poco más de 3.990 msnm. El clima árido devuelve visiones de futuro que no siempre se pueden ver levantando la vista, parecería que San Cristóbal es el reflejo de una visión encantada. El pueblo originario que se negó a ser mitayo en la Colonia, descubrió cientos de años más tarde que estaba construido sobre una de las vetas de mineral más ricas y grandes del mundo. Muy rápido, antes de visitar la mina, uno de los dirigentes del pueblo dice que tuvieron que pasar años entre sesiones a voz baja, la conocida desconfianza del boliviano; mesas de negociación y reuniones para que el pueblo de San Cristóbal -como la leyenda que habita en los cuentos- acepte finalmente trasladar el pueblo a otro lugar cerca, con su iglesia incluida.

El cambio está a la vista, el nuevo pueblo y su gente se sumaron a las actividades productivas de la minería a gran escala. Hombres, mujeres y familias enteras se dedicaron de lleno a trabajar en MSC. Nadie se arrepiente del cambio, les sirvió para construir emprendimientos productivos que les permite una vida tranquila con todos los adelantos de la tecnología que implica el conocimiento para ellos. Especialistas capacitados, los pobladores han aprendido a valorar el esfuerzo que se ha construido ante sus ojos.

Cada uno de los aproximadamente 1.500 trabajadores de MSC ha tenido la oportunidad de capacitarse en diferentes áreas y con tecnología de punta, cada uno aportando su trabajo y dedicación en sus puestos como en un verdadero ejército galáctico. Overoles naranjas y blancos, portando cascos, audífonos, calzando botas con punta de plomo acuden puntuales desde muy temprano al comedor. Una ración nutritiva que puede empezar con dietas de fruta, huevos, pan integral, variedades de cafés y crema. De aquí, a unas cinco horas cuando el sol voltee con precisión sus rayos que queman, los empleados de San Cristóbal volverán a reunirse para el almuerzo.

No hay precio que pague el orden y seguridad en MSC; señalizaciones, conos, luces de tránsito, velocidades límite entre 20 a 40 km/h permitidas en los cordones de acceso y en las áreas de seguridad, nada parece saltar a la improvisación. Lo impresionante de semejante operación hace que detrás de nosotros y a cada paso que recorremos encontremos sensores del tamaño de una computadora portátil de 12 pulgadas de diámetro que miden con precisión uno a uno todos los movimientos en la sala de control de máquinas. Computadoras controlando el movimiento preciso de toda la operación minera.

La zona de los Lípez en general, parece un territorio extraterrestre. A unos 100 kilómetros de MSC se encuentra el Salar de Uyuni, un mar de sal blanco que hizo exclamar a Buzz Aldrin, tripulante del Apolo Xl, desde la luna, que desprendía una luz incandescente. Más allá, en la misma dirección, a 290 kilómetros en la provincia Tomás Frías, está Potosí, conocida como Villa Imperial que le dio a la minería un cerro de plata que sustentó la corona española por más de un siglo. Esta extensa zona de territorio boliviano es una mancha de riqueza inagotable.

 

Una mina con inversión japonesa y corazón boliviano

La fuerza laboral que a diario despliegan sus pobladores en el inmenso yacimiento llega al 99% de aproximadamente 1.500 trabajadores, mientras otros 4.000 empleos indirectos se hallan esparcidos entre la población civil. MSC está convencida que su fuerza de trabajo es el activo más importante, implementa, continuamente, programas de capacitación y desarrollo para lograr mejoras en la calidad de vida de los trabajadores y de los pueblos que están cerca. Esta característica es única y definitivamente auténtica. La mina pareciera que fue hecha a medida de la gente; y los pueblos que circundan a San Cristóbal. Inmenso, majestuoso e imponente, así se muestra a los ojos del visitante el tajo abierto de la mina.

Los Tres Gigantes, rocas erguidas a una altura superior a los 50 metros, vigilan el yacimiento. No en vano son catalogados por los originarios del lugar como los Achachilas (centinelas divinos) que cuidan al pueblo y otorgan permiso para la explotación del mineral a la empresa, todos los días.

De Jayula, Tesorera y Colón -así bautizadas por los mineros- salen a diario concentrados de zinc, plomo y plata, que son extraídos de inmensas rocas que a su vez son transportadas por gigantes de hierro de última generación (camiones y palas K189 y K793 de 200 toneladas de capacidad), para ser triturados en impresionantes molinos que operan con diamantina y bolas de acero de industria alemana. Luego, el mineral pasa por un proceso químico de filtración, con agua y aire, a partir de la aplicación de varios tipos de sulfuros, antes que sean exportados con destino a Europa y Asia, principales mercados en condición de concentrados de alta ley.

La febril actividad extractiva que viene promoviendo MSC, hace doce años en la región, dejó hasta ahora, claras pruebas materiales de progreso y bienestar social, para una población, esencialmente originaria, que está llegando a las 2.000 mil personas, y que viven, desde tiempos inmemoriales, en la Provincia Nor Lípez del Departamento de Potosí.