Vacunas que desaparecen, privilegiados que se esconden y la gente pasando una crisis de pánico

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Vacunas que no llegan, suministro de dosis irregulares revelan una penosa realidad que se conjuga con un efecto que va estallar en un ataque colectivo de angustia.

Las vacunas se han convertido en un verdadero dolor de cabeza para el Gobierno del presidente Arce que el último mes ha estado más abocado a desatar una guerra política que a atender a la población frente al avance de los contagios del virus, agravado por los alarmantes índices de crecimiento de covid en Brasil con los picos más altos desde que apareció el virus registrando alrededor 4 000 muertes diarias. Esta situación ha desbordado en el gigante sudamericano y amenaza a Bolivia. Un empresario brasileño que trabaja en Bolivia, que ha pedido guardar su nombre en reserva expresa su desilusión por el manejo del Gobierno de Jair Bolsonaro ante la emergencia sanitaria. “Brasil podía haber sido un modelo de manejo de la pandemia con dos institutos gigantescos para fabricar vacunas que podían producir inmunizantes para América Latina”. El empresario advierte su decepción.

Como no es así la incidencia del virus se ha desatado sin control lo que ha generado situaciones de pánico en los países con los Brasil mantiene frontera. Un diputado nacional desubicado dijo a un canal de televisión que entre Bolivia y Brasil hay 6 369 kilómetros de frontera, cuando en realidad es de 3 423 kilómetros. Se trata de una desbordante prueba de que los datos que manejan los políticos son poco serios. Pero más allá de este tipo de gafes que nadie corrige, el escándalo desatado en el mundo por la pandemia primero y por las vacunas después se ha convertido en una especie de vendaval colectivo en la que nadie parece resultar ileso. Similares mentiras tejidas con números sobredimensionados se leen por doquier. En este empaste mal producido entra la Organización Mundial de la Salud (OMS) enfrentada a una ola de cuestionamientos por sus turbados informes que un día aseguran una cosa y cambian con asombrosa facilidad al día siguiente. La involución es fruto de contradictorias investigaciones por identificar el origen de la pandemia. A pesar de haber desplazado a un equipo de expertos a Wuhan, China, epicentro del coronavirus, la OMS no sabe hasta ahora si el virus fue fabricado en un laboratorio dando pie a las especulaciones sobre el interés de ciertos grupos con el fin de disminuir la población mundial o si se da validez al origen de la pandemia debido a la mutación genética por la ingesta de ciertos tipos de mamíferos. Asustadores murciélagos. El asedió de críticas contra la organización no cesó muy rápido y ha flagrado una ola de protestas por la lentitud y flacidez de sus informes.

Pero volviendo al caso boliviano se sabe que la actual administración está abocada en esfuerzos sobrehumanos para conseguir la mayor cantidad de vacunas ante la acentuada dependencia en la importación de medicamentos. Y mientras todos parecen volcar sus ojos a la cadena de frío y seguridad, desaparecen 500 dosis sustraídas por un grupo de encapuchados. Tres enfermeras están detenidas por este hecho inédito que suma las ligerezas por la falta de vacunas, mientras miles de ciudadanos registrados en los centros de salud autorizados se han puesto nerviosos por la espera. El clima es tenso.

Los empresarios privados dicen que es necesaria la inmunización en masa para abrir la economía. Han sugerido que el Gobierno les facilite la importación de vacunas. El pedido está en análisis ya que, en el horizonte, tomando en cuenta la cantidad de productos importados de la industria de la farmacia, se abre el debate de cómo seguir importando medicamentos sobre la población sacudida por la falta de ingresos. Alguna autoridad ya ha dicho que “la culpa la tiene los centros de salud por no administrar bien la cantidad de vacunas y, por supuesto, apunta a los países ricos por cerrar la pila para atender a América Latina”. Otro detalle no menos especulativo es la ausencia de información acerca la cantidad de las dosis que han llegado a Bolivia. Así se ha generado un clima de confusión en las altas esferas, mientras se distrae el debate con la cantidad de vuelos de aviones al aeropuerto “Internacional” de Chimoré o con las teorías del “golpe de Estado” de noviembre de 2019 que derivó en la huida de Evo Morales a México.

El panorama no parece alentador en Latinoamérica

En Brasil nada ha podido frenar la ola de contagios. La crisis sanitaria es un verdadero calvario y el estoicismo de su población -privada de carnaval- ha pasado igualmente a segundo plano dada la capacidad de su presidente de generar escenarios de conflictos. Los repentinos cambios de sus ministros de Salud y Defensa han abierto un escenario propenso al que el país vivió en 1964 en los albores del golpe militar que gobernó largos 21 años hasta el retorno de la democracia en 1985. De acuerdo a versiones creíbles de medios de comunicación brasileños un 10% de la población brasileña respaldaría el retorno de los militares al poder. Otro de los grandes temas en el gigante latinoamericano es el que vive su política exterior, igualmente en el centro de la tormenta diplomática que lo ha convertido en una especie de paria sin rumbo en la escena mundial.

En Argentina el panorama es un poco más alentador con su presidente que posó para los medios elogiando la vacunación, el mismo apareció en la foto y pocos días después cayó contagiado de coronavirus. Un señalamiento que no dice nada bueno de la inmunización después de la vacuna. Esto ha levantado sospechas de que habrá que vacunarse cada semana para ser inmune a la covid. La humanidad vive un delirio. Paraguay es otro caso sui generis en la medida que a pesar de ser considerada la “Suiza de Latinoamérica” sigue siendo considerado un país pobre que lucha por conseguir vacunas contra la covid. Lo anecdótico es que este país privado de salida al mar -igual que Bolivia[1]que en los últimos años ha crecido a un nada despreciable 11% está pagando los platos rotos de la temeraria dictadura de Alfredo Stroesnner (1954-1989) que pasó 34 años consecutivos en el poder… En plena pandemia Paraguay que tiene siete millones de habitantes ha sido sacudida por un hecho de la historia nacional. Su papel en las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China.

La alianza de 63 años entre Paraguay y Taiwán, forjada en tiempos en que ambos países estaban dirigidos por líderes autoritarios, ha derivado en una especie de “saldo de cuentas” privando al Gobierno paraguayo de comprar directamente a los fabricantes de vacunas chinas. Sus funcionarios gubernamentales aseguran incluso haber sido contactados para cambiar su apoyo a Pekín con la finalidad de obtener las tan cotizadas dosis.

La crisis de las vacunas en Paraguay ha llegado a tal punto que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, habría telefoneado al presidente Mario Abdo Benítez para mostrar una postura más rígida ante la posibilidad de tal cambio.

Lo que provocó que el canciller, Euclides Acevedo, hablara con franqueza a Washington y Taipei. “El señor Blinken ha sido muy firme diciéndole a Abdo: ‘mira, tu aliado es Taiwán y nosotros'”. Y agregó: “pero a estos aliados estratégicos tenemos que pedirles también una prueba de amor. Antes de tomarnos la mano, tienen que por lo menos llevarnos al cine”.

Todos estos cuestionamientos producto de la dependencia latinoamericana han puesto a derramar lágrimas a muchos presidentes de la región. Los casos siguen así el mismo ejemplo en Perú con las Vacunagate, lo propio en Chile y Ecuador donde se denunció que se realizó una vacunación ilegal en lujosos centros médicos para algunos privilegiados. En la Argentina, un caso especial protagonizado por la periodista, escritora, socióloga y crítica literaria Beatriz Sarlo que develó que cuando la invitaron a recibir la dosis abrió la puerta para decir “prefiero morir ahogada a vacunarme en esas condiciones viscosamente secretas”.

Ejemplos como este no se repiten fácilmente en una hipérbole de crisis que parece ganar vuelo en medio del caos financiero regional y de tensión nerviosa que les toca a todos casi al mismo tiempo.

 

Covid: Chile hizo todo bien y el resultado es todo mal

Cómo se explica que Chile el país que se ha ubicado entre los cinco primeros del mundo en suministrar dosis de vacunación a sus ciudadanos y haber achatado la curva de contagios como en los países del primer mundo, se encuentra actualmente entre los más endebles y menos protegidos por el avance de la segunda ola del covid.

Expertos coinciden en que las causas detrás del nuevo aumento son variadas y obedecen a motivos que van desde las políticas implementadas para contener el virus desde los inicios de la pandemia hasta el cansancio por las medidas un año después. Si bien el país desarrolló una capacidad “muy significativa” para realizar exámenes de covid, no fue muy efectivo en localizar los contactos de las personas contagiadas, lo que hizo que el virus continuara circulando. A esto se debe sumar la fatiga respecto a la pandemia y, si al comienzo la población fue muy adherente a las medidas y restricciones, la fragilidad económica y social del país y la elevada tasa de empleo informal, especialmente en las comunas más pobres, han hecho que las personas tengan que salir a trabajar a pesar de las restricciones a la movilidad.

La llegada de las vacunas

A diferencia de varios países de América Latina, Chile negoció con varias farmacéuticas la compra de vacunas casi desde los primeros meses de la pandemia, lo que le facilitó un acceso prioritario a varias marcas desde que fueron autorizadas. Esto, unido a un efectivo sistema de vacunación a nivel primario desarrollado a lo largo de los años, le permitió colocarse en la delantera no solo a nivel regional, sino entre los países del mundo que mayor porcentaje de su población ha vacunado hasta la fecha.

Según datos del Ministerio de Salud, hasta la primera semana de abril se habían vacunado más de 4 millones de personas. Sin embargo, el propio éxito de la campaña de vacunación puede ser una de las causas detrás del actual rebrote, dado que muchas personas se confiaron por el inicio de las inmunizaciones. El caso chileno sirve de ejemplo.

Se pensó que con la vacuna se había acabado el problema y se relajaron de forma significativa las medidas de autocuidado. Los expertos señalan que las vacunas son efectivas, pero no “mágicas” para reducir los contagios de un día para el otro.