El panorama general

Por PS con edición dat0s
0
192
zuckerberg, bezos, pichai, musk, negocios trump
Foto: AFP

Si había alguna duda de que la segunda presidencia de Donald Trump provocaría un giro hacia la oligarquía en Estados Unidos, la primera fila de su toma de posesión –integrada por un auténtico quién es quién de los titanes de Silicon Valley y otras élites empresariales– las disipó. Los nombramientos de Trump para el gabinete, los nombramientos en la Casa Blanca y las purgas en las agencias del poder ejecutivo dejan en claro a quién pretende servir su administración.

Los votantes de Trump –incluso aquellos que adhirieron a su mensaje populista– no tienen ningún problema con esto, porque, como expliva el premio Nobel Daron Acemoglu, los multimillonarios a los que el presidente está recurriendo son “vistos como genios emprendedores que exhiben niveles únicos de creatividad, audacia, visión de futuro y experiencia en una amplia gama de temas”. Pero “debería ser obvio que la riqueza es un indicador deficiente de la sabiduría”.

Elon Musk, el patrocinador más rico de Trump, es el ejemplo perfecto. Como observa J. Bradford DeLong, de la Universidad de California en Berkeley, Musk demostró su falta de sabiduría incluso antes de la toma de posesión, cuando ayudó a “sabotear un proyecto de ley rutinario destinado a mantener en funcionamiento al gobierno estadounidense”. Un episodio que “prefigura la gobernanza disfuncional” que implica el amiguismo de Trump.

El premio Nobel Joseph E. Stiglitz teme un resultado aún peor, porque muchos en la órbita de Trump rechazan los “valores de la Ilustración” que han impulsado mejoras en la expectativa de vida, la salud y los estándares de vida desde fines del siglo XVIII. Estados Unidos ha “liderado durante mucho tiempo al mundo” en el avance de la ciencia y la tecnología básicas, pero ¿realmente podemos esperar que la “oligarquía ascendente” estadounidense –que está “motivada exclusivamente por la búsqueda de la riqueza”– “supervise avances sostenidos y ampliamente compartidos”?

Al “entregar todo el gobierno a los empresarios”, concluye Katharina Pistor, de la Facultad de Derecho de Columbia, la administración Trump está llevando el Consenso de Washington –que supone que la industria privada se gestiona de forma más eficiente que las empresas estatales– al siguiente nivel. Pero los votantes de clase trabajadora de Trump deberían tener cuidado: según la “lógica de los negocios”, el único propósito de la gente es “ayudar a maximizar el valor para los accionistas”. A menos que seas “uno de los pocos que están en la cima”, encontrarás “poco espacio para la libertad”.

 

A partir de mañana el análisis completo de Acemoglu, DeLong, Stiglitz y Pistor


Moderno, Independiente

Si quieres apoyar nuestro periodismo aporta voluntariamente.

 



Qr dat0s