La iniquidad capitalista: en el mundo que vivimos

Por Carlos Rodriguez San Martín
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Foto: Musuk Nolte

La pandemia del nuevo coronavirus ha pasado a segundo plano. El calentamiento global, gravitante para las economías desarrolladas, las que más contribuyen a la emisión de gases tóxicos, ha salido de agenda. El debate mundial es si la invasión de Rusia a Ucrania se definirá en una Tercera Guerra Mundial. Chernobil, la planta nuclear obsoleta es noticia de primer orden. Ni Biden, ni Macron ni Trudeau dicen algo del hongo invernadero. Un despistado embajador europeo afirma que su país acoge con los brazos abiertos a los expulsados por la guerra, no incluye a negros, rusos, sirios ni afganos. Putin es comparado con Hitler. Si Putin fuera Hitler, Rusia no sería Putin como Alemania no era Hitler. ¿Si Putin fuera derrotado militarmente como Hitler, se comportaría Rusia como Alemania tras ser vencido Hitler?

Biden confunde Finlandia con Berlín. El precio de la gasolina se dispara en Europa. Las sanciones económicas a Rusia exponen la iniquidad capitalista (no funcionan Visa ni Mastercard). Zelenski se queja de que sus amigos de la OTAN lo abandonaron. Pide aviones supersónicos a EEUU para defender Ucrania. El desubicado Boris Johnson dice que Putin se ha metido en un callejón sin salida. La guerra lo salva de su destitución por sus excesos durante la pandemia. El mundo ha volcado su atención a la guerra. Los panaderos bolivianos dicen que hay que subir el precio de la marraqueta. Los rusos se preparan para alimentarse con agua y pan. No sería la primera vez. Biden lleva la guerra lejos de su territorio. Los norteamericanos no podrían vivir un día sin hamburguesa.

La multinacional del petróleo Repsol aprovecha este suculento escenario y acelera un acuerdo para pagar una insólita indemnización de 800 dólares a 5.000 afectados por el derrame de 11.900 barriles de crudo en el litoral peruano. La noticia se registra cuando el petróleo ha superado los 100 dólares, el más alto de los últimos siete años. De producirse el hecho Castillo pasará de ignorante a venal para negociar con la compañía petrolera. El derrame de petróleo ocurrió cuando un buque desplazaba el combustible por una tubería submarina a una de las plantas de la compañía. El accidente afectó 2.000 hectáreas de la reserva natural San Fernando y la de los Islotes de Pescadores. El experto Deyvis Huamán le contó a dat0s por teléfono que “el petróleo cubrió el ecosistema”.

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El mismo Huamán narró que desde el día del derrame sus oficinas rescataban aves que “las lavaban con detergentes y quita grasas especiales. Luego recibían tratamiento veterinario. Después las colocaban en espacios herméticos para prevenir episodios de hipotermia. De las especies rescatadas no sobrevivió ni el 40% por la sobreexposición al petróleo. El costo de la rehabilitación por ave cuesta 2.000 soles (unos 570 dólares)”, relató Huamán. El mismo experto dijo que el proceso de restauración del medio ambiente dañado, “demorará de 10 a 20 años”.

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Cortesía: Soleingh Campos

Entre tantas iniquidades, la parlamentaria peruana Margot Palacios se pregunta: “¿Cómo establecen un número determinado si no hay padrones ni de la empresa ni de las municipalidades?”. Palacios es sensata. Ella preside las sesiones en las que ha escuchado las exposiciones de la empresa, la autoridad portuaria, los gremios de pescadores y las cabezas de las varias entidades involucradas en la respuesta al desastre ambiental. Palacios cree que hay algo mal contado en la historia.  Como algo mal contado en todo lo que escuchaos estos días.