La caída del Muro de Berlín (I)

Por Jaime Duran Barba | Perfil
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Muro de Berlin, caida
Foto: ABC

En el trabajo de los intelectuales del siglo XX corto, especialmente los de izquierda, se incubó la crisis del modelo comunista que se derrumbó junto con los bloques de la capital alemana.

En la entrada del Grupo Perfil, Buenos Aires, Argentina, se encuentra un pedazo del Muro de Berlín, símbolo del final del siglo corto que se inició con la Revolución de Octubre, según Hobsbawm. En 1773, James Watt perfeccionó la máquina de vapor, base de la revolución industrial que produjo la cantidad de bienes, servicios y conocimientos más grande de la historia. Se acabó la extrema pobreza en que vivía el 90% de la población, se formaron polos industriales, nacieron barrios obreros, aparecieron enormes problemas sociales, tuvo lugar la mayor emigración de la historia de la humanidad. En medio de ese torbellino, Karl Marx creyó que la historia culminaría con un enfrentamiento entre propietarios y trabajadores que se empobrecerían tanto que no tendrían más que su prole (proletarios) y construirían la sociedad comunista.

El siglo XIX fue el de la agitación social, el surgimiento de sindicatos, partidos y teorías políticas hijas de la Revolución Industrial. Todo eso culminó con la revolución bolchevique.

Revolución

En 1917 llegó la revolución a un país en el que, según Marx, nunca se debió producir. Nació el que sería el eje de la política del mundo en el siglo corto: el enfrentamiento entre sociedades democráticas con economía de mercado, y países gobernados por la dictadura del proletariado con economías centralmente planificadas. Sus líderes no fueron muy proletarios. Como lo anota Juan José Sebreli, la revolución bolchevique fue dirigida por un grupo de intelectuales burgueses en el que solo había un trabajador que resultó ser espía de la policía. Ideológicamente era así: obreros en contra de capitalistas. El ímpetu revolucionario inicial tomó otro camino con Stalin: la construcción del socialismo en un solo país, la rígida planificación económica de los planes quinquenales y la colectivización forzosa de la tierra, que pretendían el desarrollo de la industria pesada. A pesar de la dimensión del país, la economía funcionó mal, los planes quinquenales produjeron más muertos que la Segunda Guerra Mundial. Se consolidó un proyecto imperialista ruso con la máscara de lucha en contra del “imperialismo”.

En 1944, la Internacional fue reemplazada por un himno de un país, la URSS, que colonizó Europa oriental, los Estados bálticos y quiso expandirse sobre Finlandia. Una política de limpieza étnica sacó a los alemanes de Koenigsberg, antigua capital de Prusia que, repoblada con rusos, pasó a llamarse Kaliningrado. Para algunos pensadores libres esto no lo producía la ideología de izquierda sino el interés ruso. Se enfrentaron sociedades democráticas con economía de mercado, con países con dictadura del proletariado y economía centralizada.

En 1936 se iniciaron los Procesos de Moscú, en los que los principales colaboradores de Lenin fueron acusados de conspirar con Occidente para asesinar a Stalin, desintegrar la Unión Soviética y restaurar el capitalismo en Rusia. Sometidos a torturas salvajes, confesaron que eran culpables y se desató la Gran Purga en la que los estalinistas ejecutaron a cerca de 800 mil opositores, enviaron a campos de concentración a 1.500.000 y al exilio a 290 mil. Todo esto fue justificado o negado por los intelectuales militantes. Maurice Merleau-Ponty defendió los procesos en Humanismo y terror, afirmando que la verdad histórica no tiene que ver tanto con los hechos y las intenciones de los sujetos, sino con el interés de la Revolución. Le salió al paso Arthur Koestler, ex comunista, combatiente republicano en la Guerra Civil Española, que después de visitar la URSS denunció a Stalin y al autoritarismo.

En el texto El cero y el infinito dice que en la concepción comunista del socialismo no hay nada entre el cero y el infinito: se está con el partido o se está en contra de él. Cualquier observación, cualquier minucia, el PC la cataloga como una traición contrarrevolucionaria. En la jerga de la época, PC significaba Partido Comunista y no personal computer, como en la actualidad.

Cuba

Desde 1960, Cuba jugó un importante papel en la política internacional soviética. Muchos latinoamericanos estuvieron orgullosos del desarrollo militar cubano cuando intervino en Argelia, Siria, el Congo, Eritrea y Etiopía. Solo en la Operación Carlota de Angola sirvieron cerca de 450 mil cubanos y perecieron 2.655. En casi toda América Latina Cuba estimuló la aparición de focos guerrilleros que intentaban hacer realidad la consigna del Che Guevara de convertir la Cordillera de los Andes en una gran Sierra Maestra. Todo esto no estuvo sustentado por el desarrollo económico de Cuba, como creíamos, sino pagado por la Unión Soviética. En ese entonces había países grandes que creían en la revolución y la financiaban, cosa que desapareció cuando colapsó la economía soviética y todos los países importantes se hicieron capitalistas.

En la década de 1960, los dos grandes certificadores de la verdad occidental, la Iglesia Católica y el PCUS, entraron en crisis. En el XXIII congreso del PCUS, no asistieron China y Albania e indicaron sus propias citas hacia el comunismo. El Mayo Francés de 1968 y la Primavera de Praga provocaron otra crisis con la salida de muchos intelectuales que no querían seguir como cómplices de la URSS. Los problemas del período de Brezhnev culminaron con la reforma de Gorbachov, la disolución de la Unión Soviética, la independencia de los países ocupados y la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989.

La producción intelectual de todo tipo se dio en los países democráticos, mientras la URSS se hundía en el gris realismo socialista.

Las ciencias en el siglo corto

La producción intelectual, tanto de izquierda como de otros tipos, tuvo lugar en los países democráticos, mientras la URSS se hundía en el gris realismo socialista. La creación se produce cuando hay libertad de pensamiento, de prensa, cuando no existen verdades únicas e inmutables. Algunos intelectuales apoyaron inicialmente a la revolución, y después fueron críticos de su autoritarismo, como George Orwell, militante de izquierda, que denunció la injusticia en Londres y París, se opuso a los totalitarismos nazi y estalinista y combatió en la Guerra Civil Española. Escribió dos novelas críticas de la sociedad autoritaria, Rebelión en la granja y 1984, en la que nació el concepto de “gran hermano”. Max Weber fue un sociólogo de fines del siglo XIX, momento en que el marxismo había cobrado vida. En 1905 publicó su obra más importante, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, en la revista Archiv für Sozialwissenschaft und Sozialpolitik. Es anterior a la Revolución Soviética, pero su obra ejerció influencia hasta mediados del siglo pasado. Antonio Gramsci fue su contracara de izquierda, cubrió como periodista la Revolución de Octubre, fue uno de los fundadores del desaparecido Partido Comunista Italiano, pero mantiene influencia en grupos arcaicos como Podemos, de España. Algunas ciencias nacieron en las primeras décadas del siglo XX y se desarrollan exponencialmente con la Revolución del Conocimiento. En 1913, J.B. Watson publicó Psychology as the Behaviorist Views It, que defiende una psicología basada en las ciencias naturales, la experimentación y el estudio concreto y cuantificable del comportamiento humano externo, que dio poca importancia a los métodos introspectivos como técnica de estudio. Fue la raíz del influyente conductismo contemporáneo. Con Margaret Mead nació la antropología, que dio un grave golpe al eurocentrismo, al machismo y a las visiones estáticas de la vida con su libro Sex and Temperament in Three Primitive Societies, de 1935.

La antropología se convirtió en uno de los pilares de la cultura de Occidente propia de nuestros años. La lingüística nació con Ferdinand de Saussure, muerto en 1913. En esa línea de pensamiento, Roland Barthes desarrolló la semiótica, una teoría sobre la imagen y sobre cómo la lee el espectador. Barthes, con sus conceptos de denotación y connotación, fue precursor de las teorías contemporáneas acerca de la comunicación, basadas en la fuerza de la imagen.

Filosofía

Bertrand Russell, filósofo, ensayista, teórico de la política, matemático y Premio Nobel de Literatura en 1950, publicó a su vuelta de la URSS The Practice and Theory of Bolshevism. Ecologista, contrario al desarrollo nuclear, pacifista, luchó en contra de la invasión a Vietnam y por los derechos de las mujeres. Estuvo preso tres años por oponerse a la guerra. Su Principia Mathematica es punto de referencia de la lógica y la filosofía matemática contemporáneas. Russell y el joven Sartre de Saint Genet, comediante y mártir son la base de todo lo que trabajé en mi vida. En el trabajo de los intelectuales del siglo corto, especialmente de izquierda, se incubó la crisis del modelo comunista que culminó con la caída del Muro de Berlín, a la que me referiré con detalle en La Caída del Muro de Berlín (II).